La cuchara de Kate cae al suelo cuando termino de contarle sobre cómo acabaron los condones en el basurero. Sus mejillas nunca las había visto tan rojas, ni siquiera en los recuerdos de esa noche y vaya que ella hizo muchas cosas locas esa noche. Me acomodo con tranquilidad en mi silla mientras la veo. Moscú se esconde debajo de mi escritorio cuando ella se pone de pie y Elvis continúa dormido en mis brazos, creo que pocas cosas podrían despertarlo, por ejemplo cuando quiere ser inoportuno y vaya que yo sé sobre su mala sincronía.
Kate se disculpa con el gato y eso me hace sonreír. Son pequeñas acciones como esas las que hacen que ella destaque ante mis ojos.
Vuelve a ponerse de pie y me mira, esta vez me señala con la cuchara que recogió del suelo.
—No hice eso, me estás molestando nuevamente.
—Lo hiciste, créeme yo estaba igual de sorprendido.
Se cubre el rostro avergonzada y vuelve a tomar asiento. Pasan un par de segundos antes de que me asalte con más preguntas al respecto.
—Cómo podría detenerte, estaba sorprendido por tu sugerencia y mira que no me escandalizo con facilidad Kate.
—Pude haber vivido sin recordar eso. De todo lo que pasamos en esas horas, tenías que empezar con esto.
—Por supuesto, sexualmente hablando nunca había recibido esa propuesta. Desde que hicimos nuestro trato estaba deseando contarte este momento.
—No lo digas así, lo haces sonar sucio.
—Se me ocurren un par de cosas más sucias que pudieron pasar esa noche—le guiño un ojo y ella rueda los ojos.
—Tú debes dejar de coquetear cuando estamos a solas.
Soy bueno y le doy un respiro, después de todo ya disfruté bastante contándole lo que sucedió en la habitación.
—No puedo creer que haya hecho eso, bueno sí, pero eso no lo hace sonar bien.
Observo a Kate en silencio mientras discute con ella misma sobre lo que acabo de contarle, me parece graciosa la forma en que se regaña por las cosas que dijo, pero a la vez hay una sonrisa en su rostro la cual solo indica lo mucho que se divierte con esta situación. Continúo viendo a Kate mientras ella sigue hablando en voz alta. Luego de unos minutos su atención vuelve a mí.
Se acomoda el cabello detrás de la oreja y toda su postura cambia a una seria, lo cual me parece algo muy atractivo.
—Ya hemos hablado y te has burlado de mí un rato—sonrío—. ¿Vas a decirme cuál es el misterioso plan que tienes para hoy?
—Mi familia tiene una tradición navideña y mi mamá prácticamente ha dejado en claro que debes ser parte este año.
—¿Solo tu mamá?
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Una Lección de Amor
ChickLitKate Morgan acaba de cumplir veinticuatro años y su vida está por dar un gran giro. Siendo un alma libre ha encontrado un pequeño problema frente a ella, un problema que pensó había dejado en el pasado. Pero ese no es el único problema, sus padres h...