Capítulo 37.

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Kate.

Tengo muchas preguntas, pero decido dejar mi departamento luego de ver que mi tía no va a responder mis preguntas. Primero, llegó a las cinco de la mañana con la ropa desarreglada y con los zapatos en la mano, en cuanto abrí la puerta me empujo dentro del departamento y me hizo una señal para hacer silencio. Los segundos fueron transcurriendo hasta que ella revisó por la mirilla y como si su actitud fuera normal se adentró en mi departamento y se fue a mi cama donde retiró su abrigo dándome un vistazo de lo que generó muchas preguntas y es que cuando lo hizo la ropa interior de un hombre cayó a los pies de mi cama.

Luego de ese incómodo momento en donde ambas observamos la prenda por largos segundos ella solo bromeó sobre cómo se trajo un rehén. Aquello no era normal, ella siempre fue al menos en lo que a mí respecta la más responsable y un encuentro casual no era algo que pudiera esperar de ella.

Darle tiempo sería lo mejor.

Observo la hora en mi reloj y mi primera clase del día comienza en media hora por lo que debo apresurarme. En mi primera semana tuve que adaptarme a los horarios, ahora es algo rutinario, paso por mi café a la cafetería frente a la universidad y luego voy directamente al salón donde ya hay algunos estudiantes. El profesor ingresa unos minutos después y la clase comienza poco después.

Mis primeras clases terminan antes de que lo note y es que fue difícil concentrarme en mi última clase ya que hablaron sobre los invitados para el próximo conversatorio y el nombre de Jackson fue uno de los mencionados algo que no me sorprende porque parte de su agenda está llena con estos eventos, para él alentar a otros es su forma de pagar la amabilidad por los consejos que recibió en el pasado.

Pero no fue la mención de Jackson lo que me distrajo, fue la mención del apellido Walker como uno de los invitados confirmados lo que se robó mis pensamientos. A diferencia del primero, eso no es algo que Decker haga a menudo. Ni siquiera entiendo que podría interesarle para hacer eso cuando odia hablar en público. Trato de desechar ese pensamiento, lo cual se vuelve todavía más difícil porque al salir de la universidad reconozco la camioneta Chevrolet Tahoe LT de Decker, uno de sus autos favoritos.

Camino en la dirección contraria y por suerte no llega a verme, al menos eso pienso por los siguientes cinco minutos mientras llego hasta mi auto y para mi sorpresa no es Decker, sino mi hermano quien está a un par de metros de mi auto, claramente esperando a alguien, a unos pasos de donde estoy veo como un grupo de chicas lo mira y si tan solo tuvieran la menor idea.

Decido acabar con esto lo antes posible y voy hacia mi auto. Desactivo las alarmas y eso ocasiona que Gregori se gire mirando alrededor hasta que sus ojos se posaron en mí y sonríe. No sé que quiere, pero le dejo en claro que no estoy interesada en nada que se relacione con los Morgan.

—¿Por cuánto tiempo vas a comportarte así? ¿No eres una Morgan, acaso te escuchas? Collins no es tu esposo realmente.

Sonrío y retiro los guantes de cuero de mis manos y me aseguro de alinear el par. Vuelvo mi atención a Grigori y acaricio el peluche que rodea el borde de ambos guantes con calma.

Una Lección de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora