Don't blame it on me | HYUNIN

VEINTIDÓS

Los días estaban pasando muy lento, las horas eran unas flojas y lo minutos sus cómplices. El clima helado de la época hacía que los recuerdos de sus inicios trajeran amargura a su desayuno, apagando notoriamente su sonrisa cuando tenía que verle la cara en el otro turno ¿pero podía culparlo? Jeongin antes tenía una actitud horrible y era algo distinto a lo que hoy es, las mañas que aprendes a veces no desaparecen, solo se esconden en el fondo de tu interior bajo llave y mil cadenas. Es lo que pensaba él al ver a ese chico observarle con tanto odio mientras envolvía un pedido, se arrepentía demasiado haberle golpeado, aunque lo merecía.

— ¿Por qué no me respondes, bastardo? — decidió solo ignorarlo y seguir limpiando las lunas del mostrador — oye imbécil, te estoy hablando.

— ¿Puedes dejar de molestarme?

— Respóndeme, ¿por qué hiciste eso cuando estábamos en el almacén? ¿Acaso tú...?

No tenía por qué explicarle lo que había sucedido, sin embargo, tampoco tuvo que tener la maldita suerte de que Seungmin estuviera ahí ese día en que su ignorancia cegó sus sentidos. Hablar del motivo que lo llevaba a siempre salir con chicas para ocultar su confusión con respecto a su orientación sexual era ridículo, pero así era, más no tenía ni la menor idea de que una de las tantas chicas con las que conversaba tanto iba a ser la hermana de ese sujeto tan matón.

— No te quiero cerca de ella ¿oíste?

— De acuerdo.

— ¿Y ya? — preguntó furioso, arremetiendo su camisa y llevándolo a la esquina de esa habitación para arremeterlo con la misma — ¿Crees que ella es un maldito juego?

— Ella y yo no tenemos nada, sólo salimos a pasear y a beber, prácticamente no somos nada del otro como para ponerme a llorar ¿Cuál es tu maldito problema?

— Jeongin, ya cállate — pidió Seungmin harto de ver esa escenita.

— Claro, hazle caso a tu amigo, porque lo único que sale de tu boca son asquerosidades — acercó su boca al oído izquierdo de Jeongin y lanzó todo su veneno — maldito gay.

Se merecía ese golpe que le dio, poca importancia tenía ya el que le despidieran del primer trabajo que tuvo. Aunque el mundo realmente a veces suele ser pequeño, porque ahora ese sujeto estaba en la tienda comprando con una chica muy bien parecida ¿no es eso irónico? La chica se parece tanto a él, no cabe duda que consiguió a su otra mitad.

Y eso es exactamente que la mayoría desconocía de él, que el "adorable" y "aburrido" Jeongin solía meterse en problemas tanto como podía comer arroz. Por ello fue que se hizo amigo de Seungmin, ambos hace unos años atrás eran un desastre para socializar — incluso hasta ahora, pero al menos ya se tenían el uno al otro —, además, las costumbre de estar siempre a la defensiva fue desapareciendo gracias al cariño que les brindó Jisoo el día que los conoció y pues, también cuando decidió marcarlos como sus "empleados favoritos" luego de que Jeongin le dijera que era muy amable, linda y talentosa. Era demasiado fácil ganarse su confianza y su cariño, la mayor desde un inicio era un amor de persona con todo el mundo.

Aunque en ocasiones daba algo de miedo cuando se enojaba.

Sus días se basaban exactamente en eso, ver a su noona hacer llamadas mientras para con un cuadernillo en la mano, los clientes en busca de opiniones y respuestas rápidas, Seungmin que no deja de ser una molestia, pero a la vez el mejor amigo del mundo y finalmente Hyunjin, quién ahora se convirtió en el causante de que estuviera pendiente al celular. Las mañanas se volvieron deseadas cuando tenía los "buenos días Jeonginnie" o los "qué tengas un buen día hoy, suerte~" de parte del mayor, era agradable tener una razón para llegar feliz al trabajo y estar con mejor humor en el pesado horario laboral, aunque no podía quejarse de prácticamente no hacer casi nada relevante ¿no es así? No es tan difícil lidiar con las personas si ellas te dan la facilidad de poder tratarlas con respeto, calmada y ánimos. Todo depende del cliente, su actitud se basaba en ellos.