Don't blame it on me | HYUNIN

VEINTINUEVE

— ¿Jeongin?

Preguntó al no hallarlo a su lado en la cama, había despertado muy tarde y probablemente Jeongin lo mate ni bien lo vea, pues habían quedado en salir a las 8 de la mañana a realizar las últimas compras para la cena y ya eran las 10. Despertar solo en un lugar que no acostumbraba le provocaba temor, no podía imaginarse tener que tomar algo sin tener que pedir permiso primero, su familia tenía esas costumbres de siempre solicitar algo antes de tomarlo o si no, tendrías consecuencias luego. Las memorias de su abuelo dándole su primer jalón de orejas cuando cogió una galleta de la mesa en la casa de su tío, sus tías gritándole porque no se podía jugar fuera sin que los adultos lo permitan primero, respetar la mesa y no hablar, no poner los amigos sobre los deberes y entre otras cosas más. No iba a negarlo por mucho tiempo, los parientes adultos por parte su madre no construyó hijos que sean éxitos, sino títeres esclavos del trabajo, una familia ausente para sus hijos, temerosos de lo desconocido y conservadores.

Razón por la que su tío y él eran vistos como las ovejas negras en las cenas familiares. La decisión de alejarse de ese círculo tedioso fue lo mejor, enhorabuena optó por explorar más sus relaciones sociales.

El sonido de la puerta abriéndose lo despertó de su sueño a ojos abiertos, los cuales se fijaron en el rostro sonriente de su bonito Jeongin. Tal vez esa sea una señal del cielo para indicar que no habría problemas como lo esperaba, el menor no se veía enojado, traía el rostro sonrojado y reluciente ¿Cómo le hace para brillar tanto estando a su lado? Vaya, el amor hace magia con las personas.

— Cariño~ 

— Nada de "cariño", ni nada — le dio un golpecito en la frente — eres una piedra durmiente.

— Es porque dormir en casa ajena me cansa más.

— ¿Eso tiene lógica siquiera?

— Pero es cierto — Yang negó acercándose más a él — lo siento, ya se nos hizo tarde ¿no es así? — sus manos abrazaron la cintura de Jeongin, él hundiéndose en su pecho.

— Pues sí, pero para tu suerte ya hice las compras, acabo de volver — ahora las manos de más bajo se sostuvieron de los hombros contrarios, dejándose besar por los tibios labios de novio — no merecías eso.

— Tal vez tengas razón.

— No me toques el trasero.

— Es que es muy blandito.

Rodó los ojos al oír decir eso, él definitivamente tenía una ligera obsesión por tocarle el trasero y eso ¿le molestaba? ¿Gustaba? Ni idea, pero se ponía tímido a su simple toque.

No, no era momento para pensar en eso.

Alejándose de Hwang, siguió con su camino a la cocina para empezar a ordenar las compras mientras que su pareja arreglaba la habitación. Hoy habría suficiente comida, muchas bebidas y algunos postres — comprados en una tienda, claro. El chef principal del día era nada más y nada menos que Hyunjin, Jeongin por su parte le tocó ser el barman, ya que era un experto en hacer y comprar tragos para cada ocasión en específica, conocía las buenas marcas de licores tanto como conocía el sabor exacto de cada botella de vidrio del estante del Bar Cham. En el almuerzo comieron algo ligero, el mayor cortaba la carne recién salida del horno y le daba pequeños pedazos al impaciente de su pareja, no se tomaron las molestias de ponerlos en un plato y comer en la mesa, solo picaron de la misma olla y comieron en la cocina toda desordenada. Realmente era bueno que al menos uno de ellos sea el que limpiaba a cada minuto, ya que, si no, ese lugar sería un desastre ¡mil gracias por eso, Jeongin!

Pusieron algo de música mientras volvían a cocinar, Yang ya había dejado lista la sala con algunas decoraciones, mantas, adornos en la mesa para la cena, también tenían una lista de películas que querían ver luego, todo estaba totalmente acomodado.