Don't blame it on me | HYUNIN

TREINTA

2 meses, pasó exactamente 2 meses desde la noche de navidad.

Hasta ahora todo ha sido calmado, una relación como cualquiera, con charlas irrelevantes, detalles absurdos y también algunos pensamientos fuera de lo común. El deseo hacia tu pareja es normal, es parte de la atracción que se siente al enamorarte de esa persona, el amarla y desearla es una combinación exquisita en todos los sentidos que el amor pueda experimentar. Para ello, Jeongin quería asegurarse de ser el primero en sugerir un paso tan grande como el "hacer el amor", él no tenía mucha experiencia y solo se defendía con escenarios ficticios creados en su cabeza, lo cual no bastaba para confesar que desde hace un tiempo lo ha pensado demasiado, siendo siempre cuidadoso y respetuoso en hacerlo notar. Y es que Hyunjin tiene algo precioso que su cabeza solo grita "Dios, que hombre tan hermoso y sensual tengo a mi lado", cada pensamiento afirmaba una vez más que haber comprado ese objeto fue una buena idea ¿por qué no pensó en eso cuando tenía 19?

Probar productos sobre tu cuerpo le hacían sentir extraño, más aún tener que acudir a algo como eso para lograr hacer sentir cómodo a su hyung. Leyó muchos artículos sobre la limpieza que debía hacer parar lograr tener intimida de manera adecuada y segura, cumplió con cada requisito que decían y eso ¿era bueno? Ahora estaba incómodo y avergonzado, pero limpio.

La primera vez que tuvo algo sexual con alguien fue a los 19, cuando apenas descubrió su orientación sexual y estaba saliendo con una chica de la universidad en ese entonces, temas vergonzosos que nadie quiere recordar, pero que fueron una buena enseñanza de vida. La chica era un ángel de pies a cabeza, era muy amable, resistente al alcohol y divertida, ellos eran la dupla perfecta en el bar que solían ir, llegando incluso a presumir que permanecerían juntos para siempre y que cuando sean más mayores se casarían en el extranjero, como deseaba ella. Más las cosas se salieron de control cuando Jeongin conoció a otras personas, empezó a odiarse por pensar en que veía atractivo a muchos chicos que hablaban con él, su en ese entonces novia le apoyaba diciendo que tal vez debería pensarlo con calma, jamás le juzgó sobre ello, siempre le apoyó en todo con tal de verlo feliz... Y es un favor que jamás podría devolvérselo.

A veces el amor duele, decepciona, te aterra y se equivoca.

Por eso cuando ambos decidieron mantener intimidad para "curar" esa confusión que tenía en ese entonces, fue algo que tal vez no debieron haber hecho, ya que un vacío nació en ellos ese día y fue el fin de su relación que, por mutuo acuerdo, quedó en buenas condiciones. Promesas lanzadas en el aire, como un bivaque de mariposas emigrando en otoño, todo tenía que seguir el rumbo de ciclo a pesar del proceso tedioso.

Bebió su última lata de cerveza y guardó sus pertenencias en su maleta, debía de tener todo listo para la tarde en la que, por fin, regresaría a Seúl.

Seguía bien, su abuela seguía mejorando, los aparatos le ayudan demasiado y al parecer los chequeos médicos demostraron que no tenía nada malo — obviando el regaño que recibió de la doctora por su consumo de alcohol. Los días con su madre en la ciudad de su abuela eran tan refrescantes en esas épocas heladas, Jeongin andaba siempre en suéter y pantalones holgados a pesar de que su madre le gritaba de que debía abrigarse más, él amaba el invierno ya que era su estación preferida para sus vestimentas. Ahora llevaba unos cuantos recuerdos para sus amigos, gracias al viaje que hizo pudo visitar a unos viejos amigos que hizo hace años y de paso comprar obsequios. Para Jisoo noona una linda cartera de lana de lirios, para Seungmin una bufanda de colores otoñales y para Hyunjin, dulces tradicionales del lugar.

— ¿Hola? ¿Hyunjin?

— No me llamaste anoche ¿pasó algo? — sonreír era un deber más que una opción, se oía tan tierno — me preocupé.