VIENTITRÉS

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Estaba demasiado cansado como para intentar abrir los ojos ante ese rayo de sol dando en su rostro, sabía que debía de cambiar de cortinas a unas más oscuras, pero ¿por qué sale sol en época de invierno? A veces el clima era extraño y era curioso cómo es que seguía mintiéndose al decir que compraría una cortina nueva, cuando en realidad tiene como 4 guardadas en cajas en el cuarto de visita que nunca usa. La alarma sonó 4 veces y a la quinta fue que tuvo suerte de levantarse para asearse, revisó unos 3 minutos su celular y prosiguió con sus deberes del día, dejando el más importante e irritante para el final como de costumbre desde hace alrededor de 2 años.

Visitar a sus padres como todos los meses en que habían acordado, y sí, no deseaba verlos ni en pintura.

Era tonto no sentir una pizca de amor por ellos, los quería demasiado en realidad, pero simplemente no deseaba que lo conviertan en alguien que no quiera ser. Luego de tantos años lo mejor que pudo haber hecho es decidir vivir solo, en un departamento cómodo y con buena vista a la ciudad, a esa edad probablemente estaría trabajando para conseguir dinero y así independizarse por completo, más no era su caso, en realidad el departamento era y sigue siendo de sus padres, se lo ofrecieron cuando les dijo que se marcharía de casa sea como sea un día después de gran discusión sobre su carrera. Gracias a la ayuda de su tío logró pagarse las clases en la académica y también con ese dinero compra sus propios víveres para la casa, más otros elementos indispensables. Él recibe el dinero cada 3 meses y luego lo paga con trabajo de entrega en el negocio de su tío, justo pero fastidioso. A pesar de que sus padres seguían enviándole dinero, él no lo usaba más que para emergencias, todo el dinero que tiene juntado por los constantes envíos de cada mes en su cuenta bancaria es tirado en fajos en un cajón escondido bajo llave en el ropero grande de su habitación ¿muy extraño? Para nada, tiene sus motivos para no tocar el dinero.

¿El primordial? La manipulación.




— Hyunjin ¿Vas a ir al parque a jugar con los demás después de clase?

— ¿Después de clase? — al ver que su amigo asintió, automáticamente su rostro se giró a ver a su madre que estaba detrás de él esperándolo. Ella negando con la cabeza discretamente, algo que él entendió perfectamente — no, no creo que pueda ir hoy, tal vez ¿será otro día?

— ¿Otro día cuándo? Ya sólo queda una semana para salir de clases — su amigo alzó los hombros y procedió a irse — además siempre paras estudiando.




Al ver que su mejor amigo se fue, su madre se acercó a él para abrazarlo y arreglarle el cabello, mostrando una bella sonrisa en los labios y diciendo un "vamos por algo que quieras, podrás comer lo que quieras luego de tus clases con el profesor Jung". Intentó decírselo, cambiar de conversación para que no sonara muy malo el pedir permiso para ir a jugar con sus amigos del colegio, pero ella se veía muy feliz... Y Hyunjin haría lo que sea por mantener a su mamá contenta y orgullosa.

Al paso de los días, los meses llegaron y al ser pronto nuevo ingreso a la secundaria, Hyunjin recibió una invitación al cumpleaños de su mejor amigo y estaba demasiado contento por ir, había estado juntando las propinas de su recreo para darle un obsequio, escondió el regalo en su mochila una vez logró comprarle un juguete de robot nuevo que había salido en ese entonces. Todo estaba bien, perfecto, a decir verdad, pero mamá dijo "no" y fue esa la primera vez que sintió que ella estaba siendo muy injusta, pero no podía hacer más que ponerse a llorar en su habitación.




— Hyunjin, hijo, ¿Qué haces aquí?

— ¿Papá? — su padre ingresó a su habitación y tomó asiento a su lado en la cama, viéndole preocupado — buenas tardes.

Don't blame it on me | HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora