VEINTIOCHO

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Trabajar un día antes de navidad era lo peor, clientes como moscas en verano y dinero gastado como un ludópata en un casino en Las Vegas. Siendo un jueves por la tarde, no había descanso para los empleados en la tienda, si no era una señorita quejándose para que la atiendan exclusivamente a ella, eran otras personas reclamando ser atendidas con prisa ¡los de caja hacen lo que pueden! Lo más agobiante de esas épocas no era la muchedumbre por los centros comerciales, sino el tráfico que ligeramente se daba en algunas calles — especialmente en la que vivía Jeongin. Sin embargo, el pago es más y eso recompensaba todo lo malo, aparte de que tenía un descuento en ropa y accesorios en la tienda, lo que aprovechaba para apartar los obsequios a su madre y su padre. Mil gracias Jisoo noona, por ser una luz en mi oscuro camino a la pobreza.

La clientela empezó a bajar a partir de las 5 de la tarde, Seungmin estaba quejándose con querer irse y es que tampoco es que faltara demasiado, la salida por ese día era a las 5:30 y solo quedaban 10 minutos para que esa hora llegase.

— ¿Qué harás llegando a casa?

— ¿Qué? — preguntó saliendo de sus pensamientos — Oh, no, no iré a mi departamento saliendo — contestó Yang mientras se acomodaba su chompa — quedé en verme con Hyunjin para hacer las compras de mañana, haremos una cena tranquila, o eso es lo que pensamos.

— En serio, no puedo creer que últimamente ustedes dos parecen una pareja de recién casados, no se despegan de sus tontos departamentos.

— No es cierto, nosotros sólo nos vemos en su departamento o en el mío una vez a la semana, en ocasiones ni nos vemos.

— Pensé que querían ir lento ¿Qué pasó con eso?

— Pues, creo que Hyunjin hyung está aceptándolo por el momento.

— Ajá, claro.

¿Debería decirle algo? Puede que Seungmin tenga razón y ellos estén viéndose demasiado a solas, pero eso no era precisamente para algo malo como tal vez ese tonto de su amigo esté pensando, en realidad ellos se la pasan durmiendo y viendo televisión. Aún tenía vergüenza de la reacción de Hyunjin al recibir el presente que le había comprado, había pasado días planeándolo y al fin pudo decidirse en el obsequio perfecto para su hyung, si su sorpresa no salía bien, se declararía en guerra con el universo.

Al salir del trabajo esperó cerca de las escaleras eléctricas del gran centro comercial en el que habían quedado, llegó unos minutos temprano por sus ansias, solo quedaba esperar a que su hyung apareciera.

Sus ojos se fijaron en ese local de ropa, había hermosas prendas de tonos pasteles en la vitrina que llamaban su atención, amaba con toda su alma los suéteres de esos pintorescos colores y los miles de combinaciones que podría hacerle con su ropa del armario, quería ese atuendo para él. Caminó dos pasos hacia adelante para acercarse a preguntar el precio, pero de pronto su cuerpo fue golpeado por el de otro.

— Disculpe, con permiso.

— Oh, lo siento, es-... — un montón de personas estaban pasando por su lado, lo cual provocó que empezara retroceder a ciegas — esperen, po-por favor, no empujen, permiso — odió el momento exacto en que su espalda chocó con algo sólido y se percató de que había sido arrinconado en un ascensor, con un montón de personas a su lado — n-no... — claramente superaban el límite de foro que estaba establecido para ese espacio, pero al parecer las ofertas de época eran más importantes y no perdonan nada — no, paren por favor, quiero bajar.

— Apresúrense y cierren ya, no queda espacio.

— ¡Cierren la puerta de una vez!

— Por favor, esperen, quiero bajarme — con las manos temblorosas se hizo espacio entre las personas, muchas de ellas quejándose — Qui-quiero bajar...

Don't blame it on me | HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora