Capítulo 13

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Christopher

Voy caminando por la solitaria calle la cual aún está empapada de la lluvia que había caído. Salí de la casa de Agatha con la misma discreción con la que entré, aunque la despedida fue algo tensa de su parte, más bien incómoda.

No sé si fue el momento justo para decir eso. Ni yo entendía por qué lo había dicho.
¿La amaba?
Esas palabras simplemente salieron solas de mi boca en el momento justo que sus azules ojos se convirtieron en mi cielo. Con razón era un ángel, lo era.

Tras una caminata de unos veinte minutos llego finalmente a mi casa. Silencioso, entro a mi humilde casa intentando hacer el menor ruido posible para no despertar ni a mis padres ni mi hermana.

Subo a mi habitación manteniendo el silencio y me retiro toda la ropa mojada que traía puesta dejándola a un lado. Me tumbo finalmente en mi casa con la mirada hacia el techo.

Freddy, mi gato, se sube para acostarse a mi lado.

- Hola pequeño. ¿No puedes dormir? -le acaricio suavemente su lomo.

Me devuelvo a mis pensamientos

Agatha era un chica encantadora. Cada segundo con ella era un motivo de vida, un motivo que quería tener siempre.

Aunque, el para siempre es muy extenso, me gusta pensar en hacer las cosas para ahora, en este momento, en lo que estoy viviendo.

¿Confesarle que la amaba había sido un error? Por un momento lo pensé así, hasta que mi mente trajo la razón por la cuál lo había hecho. Sí la amaba, si quería amarla, pero, no quería que ella lo hiciera, no podía, dejarla que me ame abriría quizás un hueco luego difícil de cerrar. Se que así sería, de hecho, por una parte me alegro de que no me haya respondido lo mismo y todo haya quedado en su fugaz beso.

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El fuerte sol de la costa me estaba quemando. Estaba en la espera de Agatha. Hoy navergariamos en un pequeño yate que alquilé. Se que le gustará el paseo.

Finalmente a lo lejos veo venir a la chica. Trae la gorra que antes fue mía, unos tenis cerrados, shorts y una camisa blanca de botones, con lo más simple del mucho se veía hermosa ésta chica.

- Hola. Lamento llegar algo tarde es que...-la interrumpo.

- Tranquila ángel -río- Llegas a tiempo, el día está perfecto para navegar.

La chica busca un poco en el muelle.

- ¿Y cuál es el nuestro? -pregunta refiriéndose al pequeño yate en el que navegaremos.

- Aquel con la bandera de unicornio -las señalo la pequeña embarcación.

- ¿Unicornio?

- Sí bueno, invité a alguien que le gustan los unicornios -le digo a Agatha y ella alza una ceja.

En ese momento mi hermana me llama desde el pequeño barco.

- ¡Chito vámonos, quiero ver a los delfines!

Miro a la chica de ojos azules de vuelta.

- Es mi Valeria, mi hermana -le digo.

- ¿Chito? -pregunta con una sonrisa.

- Pues sí, así me llama, ven vámonos.

- Vámonos Chito -dice burlona.

Subimos al barco, mi hermana mira a la chica un poco curiosida, se pone de puntillas para decirme algo al oído, yo me agacho para llegar a su pequeño tamaño.

Para Siempre © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora