Agatha
- ¿Que hacen todos aquí? -pregunto al ver a Chris, mi madre y Bea nadando en el lago.
- Tenemos calor, ven entra -Bea me hace una seña para que me meta al agua.
Me comienzo a desvestir, primero los zapatos y terminando con el vestido blanco, cuando ya me encuentro en ropa interior doy un gran salto hacia el agua.
- Ven cariño, te enseñaré a nadar -mi madre me estrecha sus manos.
- Mamá ya sé nadar.
- Tu madre solo quiere cuidarte -añade Chris.
- Agatha veamos quién aguanta más la respiración bajo del agua -Bea nada hacia mí- Cuando diga "ya" todos se sumergen, no hagan trampa.
- ¿Lista para perder ángel?
- Lista para ganar.
- Si claro como en las motos de agua.
Le hago una mueca al chico.
- ¡Ya! - grita Bea.
Todos nos sumergimos y la cuenta empieza. Tengo mi nariz tapada con mis dedos y los ojos cerrados. Desde pequeña he sido buena aguantando la respiración, incluso le ganaba a mi padre en eso.
Había pasado casi un minuto, sentía como mis pulmones se volvían más pequeños. No quise arriesgarme más, así que tomé la decisión de salir del agua y tomar aire. Así lo hice.
Para mí sorpresa, ni mi madre, ni Chris ni Bea habían salido aún. No puedo creer que aún se encuentren ahí debajo. Lo primero que se me ocurre es volverme a sumergir y darles señal de que ya pueden salir, había pasado minuto y medio.
Me adentro en el agua nuevamente con los ojos cerrados, justo al abrirlos no hay ni rastros de ellos. No lo entiendo, ¿dónde están? No estábamos en un lugar con tanta profundidad y no pudieron moverse, ni siquiera había corriente.
Salgo del agua desesperada mirando alrededor en busca de esas tres personas.
- ¡Mamá!¡Chris!¡Bea! -grito agitada.
- Se han ido -una voz ronca me habla desde la orilla.
- ¿Papá? -mis ojos se dirigen al hombre alto de cabello oscuro y unos ojos azules como los míos.
- No van a volver, pero tranquila tesoro, yo estoy aquí -me estrecha la mano para que le dé la mía y salir del agua.
Nado un poco hacia donde él se encuentra, también estrecho la mía, a pocos centímetros de tomarla una gran fuerza me lleva hacia la profundidad.
Veo como desde abajo me alejo de la mano de mi padre quien seguía quieto.
- ¡No! -grito mientras más me sumerge esa fuerza.
Comienzo a forcejear y cada vez con más fuerza, pero era engaño, todo estaba negro, todos se habían ido.
Lo último que escucho son mis gritos aterradores.
Despierto, mi respiración es agitada, estaba sudando, otra pesadilla maldita sea. Me encuentro jadeante en mi habitación, algunas lágrimas corren por mi mejilla al despertar de ese mal sueño. No lo entiendo, había pasado tiempo sin tener una pesadilla, lo peor es que estaba sola en casa, mi madre se quedó a dormir en casa de Antonio.
Tomo mi celular y hago una llamada, da un par de timbres hasta que contestan.
- Por favor te necesito -mi voz suena quebrada y mis manos tiemblan.
Pensé no volverme a sentir así otra vez.
Christopher
El camino a casa ya no se me hacía tan eterno. Mucho menos cuando era media noche y tenía toda la calle solo para mí.
Acababa de salir del cementerio a estas horas, a cualquier persona que se lo dijera me vería con cara de loco, tal vez si lo estaba, pero por alguna razón me sentía bien sentado en ese césped seco mientras toco mi guitarra, aparte de Agatha me gusta que Tobías me escuche, y ahora que lo pienso mejor, sí, estoy jodidamente loco.
Mis pensamientos son interrumpidos por el tono de mi móvil recibiendo una llamada, le pongo pausa a la música de mis auriculares y contesto.
- ¿Hola?
- Por favor te necesito -me habla una voz agitada.
- ¡¿Agatha que sucede estás bien?!
Unas respiraciones aceleradas se escuchan desde del otro lado del teléfono.
- Yo... -su voz quebrada le impide articular palabras.
- Tranquila no hables, voy para tu casa ahora mismo, espérame ahí.
Cuelgo la llamada de la chica. Salgo corriendo en sentido contrario a mi casa. Nunca había corrido tan rápido en mi vida, de camino a casa de la chica solo podía pensar en lo que pudo estar sucediendo.
Finalmente llego, toco la puertas varias veces seguidas hasta que finalmente me abre la chica en pijama.
Su iris azul resaltaba entre lo rojo que se encontraban sus ojos. Al verme ahí de pie ante ella salta a mis brazos con tanta fuerza que mi reacción es cubrirla con mis brazos para hacerle saber que todo estará bien.
- Vamos adentro, hace mucho frío te puedes enfermar -ella asiente llorosa y me deja pasar.
Durante varios minutos de silencio Agatha ya se encuentra más calmada, ella está acostada sobre mi pecho y mi mano la está acariciando delicadamente. No he tenido el valor para preguntar qué había sucedido.
- Tuve una pesadilla Chris -la chica parece leer mi mente.
- Esas cosas no son reales -le contesto mientras la acaricio.
- Parecía tan real -levanta su cabeza para mirarme directamente- Soñé que perdía a las personas más importantes en mi vida Chris.
- No debes contarme, ya estoy aquí, intenta dormir.
La acomodo mejor y la cubro con la sábana. Continúo pasando mi mano por su brazo dándole caricias.
- ¿Prometes no irte? -me dice bajo.
- No me iré hasta que te duermas.
- No. Digo, de mi vida -la miro con dulzura mientras poco a poco cierro los ojos.
- Te lo prometo, nunca me iré -la beso en la frente y puedo notar que finalmente está completamente tranquila.
Su respiración vuelve a la normalidad. Es tan hermosa hasta durmiendo, que pena que mientras duerme no pueda ver esos bellos ojos azules.
Por un momento dejo de acariciarla y mueve su brazo en señal de que no me detenga. Es que es demasiado tierna joder. Vuelvo a hacerle esas caricias hasta que finalmente cae en un sueño profundo, la verdad yo también estaba muy cansado, mis ojos les dan una última mirada a la joven que duerme en mi pecho para luego cerrarse por completo.
Es bueno saber que ella me tiene presente en sus ratos malos, no me molesta para nada venir de dónde esté solo para abrazarla y decirle que todo estará bien, a decir verdad, me importaba más ella que yo mismo.
Ella era tanto y yo a la vez tan poco.
Ella era mi ángel.
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Para Siempre © [Completa]
Teen FictionLa vida de Agatha da un giro al conocer a Christopher, un chico que estaba a punto de atentar contra su vida. Agatha se convierte en el ángel del chico, como él mismo lo dice. La vida de ambos se vuelve en aventuras para celebrar la vida que es el...