Agatha
Dolor.
La semana más dolorosa de mi vida, la más eterna también. El frío no solo se encuentra fuera, también en mi cuerpo que es cubierto con la helada agua que cae de la ducha. Estoy sentada con mis brazos sujetando mis piernas. Quiero estar en la incomodidad del suelo mojado, ahí es más difícil llorarlo, ya que en una cama cómoda no sabría cómo levantarme luego.
No soy consiente de cuántos minutos han pasado desde que abrí la llave para que el agua comenzara a caer, mamá ha tocado dos veces la puerta del baño, y las dos veces mi respuesta fue un "déjame sola mamá". Ella no tenía la culpa por supuesto, pero en estos momentos quería que fuera la soledad quien me acompañara. Mi cabello mojado roza mis mejillas y mis lágrimas se camuflan con el agua que resbala por mi rostro. Sabía que al salir de aquí todo seguiría igual, en parte no quería ver a mi madre preparando todo para mí cumpleaños al día siguiente, no sé cómo ella aún cree que voy a celebrarlo.
Inclino la cabeza hacia atrás para recostarme a la pared, quería quedarme dormida en ese momento, para luego despertar y que todo haya sido una pesadilla de las que suelo tener.
Varios minutos pasaron hasta que mi cuerpo decide salir del baño cubierto con una toalla, me estaba muriendo de frío. Al llegar a mi habitación me visto y me coloco rápidamente un enorme abrigo para sentir algo de calor. Caigo de espaldas a la cama y meto las manos en los bolsillos del abrigo para calentarlas, una de ellas siente algo, lo saco y miro fijamente el papel estrujado.
La lista.
Esa lista que me hizo vivir tantas aventuras junto a aquel joven que escribió esto siendo un niño. Habíamos cumplido todo lo que estaba ahí, o casi todo. Reviso la pequeña hoja hasta el final para darme cuenta que faltaba una cosa por hacer.
Me coloco rápidamente mis botas negras, tomo mi móvil y antes de salir de mi habitación lo enciendo para ver en la pantalla varias llamadas de mis amigos, incluso del odioso de Austin, estuve desconectada todos estos días y ellos sabían la razón.
Bajo las escaleras y veo a mamá hablando por teléfono, decía algo de preparar la mudanza, no estaba para discutir con ella ese famoso tema así que simplemente pretendo no escuchar nada.
- Mamá iré a un lugar. Regreso luego.
Ella deja el teléfono un segundo.
- Vale cariño no regreses tan tarde. Te quiero.
Vuelve a tomar el teléfono para seguir hablando, le doy una última mirada antes de cerrar la puerta y comenzar a caminar hacia la playa.
Sí, la playa, lo único que faltaba por cumplir era el deseo de Chris de lanzar una botella al mar con un mensaje dentro. Algo muy de películas, pero para su mente de niño eso le parecía genial en el pasado. Quería cumplirle ese último deseo, tal vez cuando lo hiciera podía dar por cerrado el ciclo, pero la herida seguiría ahí.
Tomo un taxi para llegar más rápido al lugar. En un puesto cercano compro una botella de alcohol, camino con ella por la playa, el aire estaba muy frío. Mientras doy pasos sobre la arena voy bebiendo de la botella, no creo estar borracha tan rápido, pero creo que comienzo a alucinar al verme a mí y a Chris haciendo aquella carrera en las motos de agua. Creo que mientras más bebo los recuerdos se van haciendo más reales.
Me siento sobre la arena dejando que mis pies toquen el agua, mis botas las dejo a un lado y me tomo hasta el fondo la última gota de alcohol dentro de la botella. Hago una mueca quejándome de que se ha acabado, creo que quiero más.
Con la botella ya vacía saco de mi bolsillo la carta escrita por el chico, esa carta que me hizo llorar hasta las tantas horas de la madrugada de tan solo recordar cada palabra en ella, creo que lo que más me hizo llorar fue el hecho de imaginarme a Chris escribiendo su despedida para mí.
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Para Siempre © [Completa]
Teen FictionLa vida de Agatha da un giro al conocer a Christopher, un chico que estaba a punto de atentar contra su vida. Agatha se convierte en el ángel del chico, como él mismo lo dice. La vida de ambos se vuelve en aventuras para celebrar la vida que es el...