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Alemania se despertó con dolor de cabeza y sequedad en la boca. Los golpes en la cabeza lo hicieron sentir naúseas y extremadamente malhumorado.

Lentamente abrió los ojos y agradeció el ver la luz. De lo contraeio, seguramente habría vaciado el contenido de su estómago en el piso de concreto. El dolor de cabeza empeoró y respiró con cuidado.

Espera, ¿piso de concreto?

Parpadeó para aclarar su visión. Sí, piso de concreto. Y muros de hormigón.

Levantó la cabeza, se arrepintió de inmediato por los golpes y miró a su alrededor. La habitación era pequeña y claustrofóbica y, aparte de una puerta cerrada, una ventana justo debajo del techo, y una manta estaba tirada en el suelo. Cualquier mueble habría dificultado que su cuerpo encajara en el espacio reducido.

¿Después de todo murió y ese lugar era el infierno? O lucifer tenía mal gusto o necesitaba echar a la calle a su actual diseñador de interiores .

Había rejas frente a la ventana y supuso que estaba en un sótano porque la hierba estaba creciendo directamente frente al cristal. Podía llegar a la ventana si se estiraba, pero obviamente no era posible escapar de esa manera y, además, su dolor de cabeza empeoraba cuanto más mieaba la luz. Así que bajó la cabeza hacia atrás sobre la manta e inspeccionó la puerta.

No era nada lujoso, solo una puerta simple con una manija y un ojo de cerradura. Por supuesto, estaba tan gris como el resto de la habitación. Afortunadamente, la manta era verde, por lo que tenía una prueba de que no se había vuelto daltónico.

Se separó la lengua del paladar e hizo una mueca ante el sabor asqueroso. Maldita sea, ¿qué comió?

Aturdido, rodó sobre su estomago y revisó sus patas. Eran cuatro y era anormalmente difícil colocarlos en el lugar correcto debajo de él. Aunque nunca antes había estado borracho en su vida, se imaginaba que se sentiría exactamente así.

Pero volviendo al tema, todavía necesitaba salir se ese infierno gria y algo para deshacerse del horrible sabor.

Tal vez la puerta no estaba cerrada porque pensaban que era solo un puma que no podía hacer cosas más complicadas que lamer su propio trasero. Probablemente esa era su única y mejor oportunidad.

Con cautela se levantó de su cama improvisada y se tambaleó hacia la puerta. Su cabeza lo estaba matando seriamente. Se estiró y tiró se la manija hacia abajo, peeo la puerta no se abrió y resopló decepcionado. Estúpida puerta.

Cansado regresó a la manta y se dejó caer sobre ella. No había nad que pudiera hacer en ese momento. Aparentemente, no podía escapar de la habitación sin pensarlo y necesitaba esperar una mejor oportunidad. Pero podía esperar.

Alemania bostezó y apoyó la cabeza en sus patas delanteras.

No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, pero estaba cada vez más inquieto y un mal presentimiento se había asentado en su pecho. Los recuerdos eram confusoa, pero recordaba a la osa y a los humanos. El conocimiento fue suficiente para ponerlo increiblemente nervioso y se preguntó por qué seguía vivo.

Finalmente, la puerta se abrió desde el exterior y Alemanía retrocedió hasta que sintió el frío hormigón contra su espalda.

Era la mujer de la pistola. Él le siseó y ella se detuvo en la puerta.

De cerca ella era bastante hermosa. La mitad de su rostro llevaba unos tatuajes de lineas rojas que combinaban con su cabello pelirrojo que tenía rizos blancos y verdes. Él siseó de nuevo, dejando aún lado sus pensamientos y advirtiendole que no se acercará ni un centímetro.

𝐌𝐈 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora