❛❛¿Qué pasa cuando el viejo profesor de historia decide que es tiempo de jubilarse?
Fácil: ¡le damos la bienvenida a un excelente, atento y excesivamente guapo profesor de intercambio!
No, ese no debería ser el orden de las cosas, por lo menos, no...
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Capítulo 2: ❛❛Sucesos inoportunos❜❜.
[ ¡No dar su brazo a torcer!]
"Omitir las verdades no es otra cosa que una variedad refinada de la mentira".
—Almudena Grandes.
Para alguien en quien su vida se basaba constantemente en seguir las órdenes de otros, no era fácil, mínimamente aceptar algo mal hecho o del tipo erróneo. JeongIn odiaba cuando algo no salía cómo lo esperaba, lo ponía de mal humor y con una sensación poco agradable en su cuerpo.
Esa, sin duda alguna, debería ser la quinta vez que observaba los números impregnados en la hoja blanca de papel, no obstante, y después de haberlos visto durante un largo rango de tiempo, la situación no terminaba de encajar.
¡Aquello no estaba para nada bien!
—Espera —se apresuró en detener la muchacha que, no hace menos de un minuto, le había entregado los resultados del primer examen de historia —así mismo como lo hacía con sus demás compañeros—, por petición de su maestro.
Era casi un mes de la llegada del hombre, y sorpresivamente, Yang no podía evitar seguirlo detestando, siendo tan aburrido, era imposible no hacerlo.
Lo miraba tres días a la semana, cada uno con un ciclo de dos horas, que sí no era completamente suficiente, también se lo encontraba muchas veces durante las juntas estudiantiles, formaciones y descansos.
¿Acaso podría ser peor?
Pues sí; hace unos días, al director Choi se le había ocurrido la grandísima (¡grandísima!) idea —que no iba directamente por su cuenta, pero sí teniendo mucho que ver en el proceso—, de nombrarlo el nuevo director de grupo de su aula, todo esto ''para mejorar su estadía''. Y JeongIn, tratándose del presidente estudiantil, representante de la clase y la mano derecha del director, ahora tendría que verlo durante muchísimo más tiempo de lo esperado, por lo menos, toda la semana.
Vaya suerte.
El destino lo odiaba.
Y su director también.
El pelirrojo no podía sentirse más desdichado.
—¿Sucede algo, JeongIn Oppa? —la nombrada, notando la mirada inquietante sobre su persona, detuvo sus pasos para acercarse, de manera tímida de nuevo al bonito pelirrojo.
En realidad el chico lucía muy intimidante.
Abrió la boca para volver a hablar, debido a su momentáneo silencio, pero sus palabras fueron bruscamente interrumpidas por la misma hoja del examen golpeando su cara. Yang JeongIn se hallaba terriblemente molesto.
