❛❛¿Qué pasa cuando el viejo profesor de historia decide que es tiempo de jubilarse?
Fácil: ¡le damos la bienvenida a un excelente, atento y excesivamente guapo profesor de intercambio!
No, ese no debería ser el orden de las cosas, por lo menos, no...
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Capítulo 21: ❛❛Empezar de cero❜❜.
“Cuando se ama a una persona se ama tal como es, aunque no sea como uno quisiera que fuese”.
—Anna Karénina. León Tolstói.
Amor.
Cuatro letras, dos sílabas.
Una palabra realmente sencilla de pronunciar, de escribir, pero no de sentir. El único con el poder de transformar, como también el único con el poder de destruir, de purificar o de matar.
Se dice que cuando amas a alguien con la fuerza e intensidad que es requerida, mueres continuamente por esa persona, o por ese algo que ames.
El amor es exclusivo, exclusivo en su dimensión y en su especie, inigualable en su manera de demostrarse, e intensivo en su forma de describirse; conocemos el amor como un sentimiento apasionado, sin igual y de una magnitud idéntica a la del mismo odio, por lo cual, el amor también debe ser considerado como un sentimiento explosivo, atrayente y candente, con millones de relaciones y significados. Aquél que ama tiene la capacidad de perdonar, de apoyar e inclusive de morir si es necesario.
Pero... ¿Realmente somos capaces de morir por algo?
JeongIn no conocía nada acerca del amor, nunca lo había recibido ni dado de todos modos. Para él, solo era eso: algo insignificante y sin importancia.
¿Morir por alguien?
Habría que ser un estúpido para hacer eso, en su humilde opinión, si se lo preguntaban. JeongIn no era un estúpido ni mucho menos, su intelecto iba más allá de lo imaginado, a pesar de que su inocencia lo opacara. Y en un principio, también fue lo que llamo la atención de su docente; el hombre se había enamorado de eso, de la inocencia que aguardaba en su interior y la ternura que a su vez reflejaba.
Fue algo realmente extraño, un amor que surgió de imprevisto —por así decirlo—.
Algo simplemente irónico, puesto que, después de todo, el reconocido cliché de amor-odio comenzaba a tener cierto sentido, y por supuesto, JeongIn también lo pensaba.
¿Quién iba a pensar que sus clases de historia hubieran tenido algo que ver en todo esto, siendo las responsables de absolutamente todo? Francamente era más que descabellado, o bueno, eso es lo que consideraba JeongIn ciegamente.
HyunJin se había convertido en su centro de odio y antipatía por un buen tiempo, lo aborreció por su manera de dictar sus clases y también por su forma de comportarse ante su presencia, pero luego... Pero luego todo fue tan diferente.
En realidad JeongIn no creía tener la capacidad de comprender como las cosas habían cambiado tanto, ni siquiera con todas sus cualidades y razonamiento, no era un simple cambio radical de la noche a la mañana.
