❛❛¿Qué pasa cuando el viejo profesor de historia decide que es tiempo de jubilarse?
Fácil: ¡le damos la bienvenida a un excelente, atento y excesivamente guapo profesor de intercambio!
No, ese no debería ser el orden de las cosas, por lo menos, no...
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Capítulo 12: ❛❛Enfrentamientos❜❜.
''En el amor no hay posturas ridículas ni cursis ni obscenas. En el amor todo es ridículo y cursi y obsceno".
—Mario Benedetti.
Para JeongIn, la hermosa sonrisa y maravillosa armonía que transmitía su Nana, siempre resultó ser un excelente tranquilizante, ya fuera en sus momentos de angustia, temor o simple agonía, aquella mujer que conoció cuando todavía se caracterizaba por ser una intrépida chiquilla, se fue convirtiendo muy lentamente en su lugar seguro. Shin RyuJin llegó a la vida de JeongIn cuando el chico apenas y acababa de cumplir sus tres años de edad; era rebelde, un niño que hacía muchos berrinches y también era muy llorón. Pero RyuJin, con todo y sus conocimientos aprendió a entenderlo y controlarlo, bastaba con solo mirarlo a los ojos para saber que el bonito niño solo añoraba un poco de amor.
RyuJin se convirtió en la madre que JeongIn nunca tuvo. Su mejor amiga. La persona que tapaba todas sus travesuras. Su confidente.
JeongIn adoraba y agradecía más que nadie poder tener una persona como Shin RyuJin en su vida. Era la única que conocía su verdadero yo, después de todo y, por ende, la única con la cual lograba comunicarse sin tapujos ni momentos incómodos de por medio.
—Ryu Noona, recuerdo que hace un tiempo me contaste que ibas a tener una cita con una persona que te gustaba mucho. No volviste a hablar de eso —pese a la poca experiencia de ese entonces, y la corta edad de la chica, RyuJin, a diferencia de sus otras niñeras, había sido la que más había durado luego de diez largos años sirviendo para la familia Yang; ahora mostrándose como toda una mujer adulta, servicial y responsable. JeongIn la estimaba, y confiaba en ella, como con ningún otro miembro de la familia.
La conversación, de hace pocos años atrás, se había desarrollado en el umbral de la cocina, mientras el adolescente observaba a su mayor secar los platos y ordenarlos adecuadamente dentro de la alacena. JeongIn terminaba de llegar de sus clases, por lo que aún portaba el uniforme de su escuela; con sus ojos curiosos y manos inquietas jugaba y comida del tazón de fresas sobre la mesa.
Ante lo dicho, la mujer lo miró, sonriendo de soslayo, —No pensé que fuera algo que te interesará.
JeongIn frunció el ceño, dejando las frutas de lado. Eso no era justo.
—Que no muestre intereses por mis propios asuntos sentimentales, no quiere decir que no me interesen los suyos, Noona.
Bien, el chico muchas veces era contradictorio con sus palabras. RyuJin se burló, asintiendo mientras simultáneamente se acercaba al contrario, cuando estuvieron lo suficiente cerca, JeongIn pudo sentir como un pequeño golpe era depositado en su cabeza. Se quedó asombrado.
