❛❛¿Qué pasa cuando el viejo profesor de historia decide que es tiempo de jubilarse?
Fácil: ¡le damos la bienvenida a un excelente, atento y excesivamente guapo profesor de intercambio!
No, ese no debería ser el orden de las cosas, por lo menos, no...
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Capítulo 18: Sueño lucido (2/2).
"La edad, por sí sola, no hace a nadie mejor ni más sabio, solo acentúa lo que cada uno ha sido siempre".
—Isabel Allende.
La infancia.
Para todos y cada uno de nosotros simboliza un antes y un después inigualable en cada una de nuestras vidas. A lo mejor también el porqué de muchas particularidades: carácter, personalidad, desempeño, simple razón de ser, o quizás, ¿por qué no?, el inicio de muchos traumas y rebeldía.
HyunJin recordaba entre lapsos borrosos los pequeños momentos vividos durante su niñez, el tiempo que paso junto a su madre, definitivamente se caracterizaba por ser uno de los mejores.
Ejemplar, recto y sobresaliente.
Incluso desde muy niño aprendió a ser reconocido y respetado. Creció saludablemente, como cualquier otro, sin llegar a parecer común o ordinario, y no es como si en algún punto de su vida lo hubiese sido, no después de ser declarado como el hijo menor y segundo sucesor al mando de uno de los entes más importantes y reconocidos en todo Daejeon.
Tuvo la oportunidad de conocer la felicidad, por supuesto, hasta cierto punto: privilegios, gustos y comodidades, pero aquello también conllevó a alejarse de muchas otras cosas; la vida entera de HyunJin cambio de un día para otro, y el doloroso inicio de todo fue el haber sido separado cruelmente de su madre, algo bastante traumático si lo situamos desde la perspectiva de un pequeño niño tan solo ocho años.
«—De ahora en adelante reconoceras éste como tu nuevo hogar, aquí encontrás todo lo que necesites, tendrás tu cuarto, tus cosas, tu familia, tu vida entera. Es la imagen que debemos vender al público, ¿comprendes?»
Así que, YungSoo, siendo el tipo frío e imponente que siempre reflejó ser, jamás pensó en detenerse, ofrecer compasión, o un mínimo de empatía por su persona. Y eso fue algo que HyunJin aprendió, directo y sin tapujos, además de, terriblemente rápido.
«—¡No quiero, no quiero regresar a ese lugar! Mamá, por favor, no dejes que me lleven ahí de nuevo. Te... te prometo que de ahora en adelante haré caso en todo lo que me digas, no seré perezoso ni olvidaré mis deberes, pero, por favor, no me dejes regresar de nuevo con ellos, no me gusta, ¡no quiero, no quiero!»
HyunJin también había intentado huir de muchas formas. Suplicó, lloró y rogó múltiples veces, lo imposible. Porque aunque aquello era algo que JiHyo deseaba más que nada en el mundo, no tenía caso pelear por la potestad —actualmente— nula, de su hijo. YungSoo se encargó de dañar su reputación completamente, difamando tanto con HyunJin, cómo públicamente la dignidad y el valor que conservaba cómo persona.
La madre de HyunJin perdió la autoridad sobre todo y no había nada que hacer al respecto. Por lo menos, no en el momento.
De cualquier modo, HyunJin nunca la llegó a odiar, ni mucho menos pudo juzgar por sus malas acciones. JiHyo continuaba siendo su madre y la adoraba por sobre todo. Si era plenamente sincero, ni siquiera pudo aclarar sus dudas sino hasta después de cinco años, tiempo en el cual ya se había convertido en todo un discípulo del imperio Hwang.