❛❛¿Qué pasa cuando el viejo profesor de historia decide que es tiempo de jubilarse?
Fácil: ¡le damos la bienvenida a un excelente, atento y excesivamente guapo profesor de intercambio!
No, ese no debería ser el orden de las cosas, por lo menos, no...
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Capítulo 9: ❛❛Pequeños pasos❜❜.
[¡A un solo ritmo!]
''No hay pasado ni futuro, todo fluye en un eterno presente''
—James Joyce.
Aclarar la mente.
Sonaba como una tarea bastante fácil: fuera de tu vista, fuera de tu vida. Despejar, soltar y dejar ir.
En lo que JeongIn tenía de memoria, siempre fue excelente trabajando en su autocontrol, alguien muy neutro y centrado en sus cosas, con la mente en un objetivo fijo y claro; propio de un Yang, una persona con carácter. Justamente como lo que pedía su madre. Las reglas eran sencillas, y se limitaban en una única cosa: se dice, se piensa, se hace. Y a decir verdad, nunca tuvo problemas con esto.
Tampoco mostró resistencia.
Hasta que apareció.
El dueño de absolutamente todos sus actuales malos ratos. Hwang HyunJin era, en definitiva, sinónimo de desastre. El único capaz de descolocar, alterar y derrumbar todos sus esfuerzos personales.
Su trabajo para mantener la calma.
Su actitud idealizadora.
Todo podía irse muy al fondo de la basura.
Tal como lo estaba haciendo el agua del lavamanos que utilizaba para luego perderse a través de las tuberías directamente al desagüe. JeongIn lo comprendía, en cierto modo, el haber propagado un sentimiento tan intenso como lo es el odio, lo estaba convirtiendo, en un tema dependiente. Para ser más específicos, de una u otra forma, se estaba volviendo dependiente a su profesor de historia, por lo tanto, algo tan insignificante como no verlo, podía causar tantas incertidumbres en su consciencia.
Su propia mente lo estaba matando, metafóricamente.
Suspiró, observando su propio reflejo en el espejo. Una cara pálida, unos ojos azabaches y su cabello rojo algo mojado. Algunas gotas de agua se deslizaban por sus mejillas y cuello, hasta encontrarse en las esquinas de su vestimenta.
Nuevamente quiso meter las manos al agua, está vez con la intención de lavarlas. Giró la llave, la presión se escuchó, sin embargo...
—A lo mejor deberías tener más cuidado, o vas a salpicarte —de repente, alguien hablo.
La voz de un segundo lo sobresaltó de inmediato, su cuerpo tuvo una reacción biológica y su corazón dió salto dentro de su pecho. JeongIn se giró en dirección a la puerta casi al instante, más que asombrado, llevando una mano a la altura de su pecho.
—Lo lamento —el estudiante se disculpo, bastante apenado. La verdad es que no había sido su intención generar miedo en el contrario. A pasos rápidos se acercó, cerrando la llave antes expuesta y sacando un pequeño pañuelo para entregárselo—. No era mi intención asustarte, simplemente quería evitar que algo como esto sucediera.
