Capítulo 45. Y tú lo estas.

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¡Buenas mis pequeños unicornios!
Siento no haber escrito en tanto tiempo... hace nada que llegué de viaje y esto de ponerse al día con las clases tan rápido no es fácil (y menos si tengo que faltar cada dos por tres por motivos médicos y demás -_-")
Bueno, sólo eso, ya os contaré detalles de mi viaje... ahora... ¡A disfrutar!

-¿Seguro que no quieres venir? -pregunté mientras trataba inútilmente de atarme la corbata.-

-Seguro. -respondió Bruno acudiendo en mi ayuda y haciendo el nudo por mí.-

-¿Y por qué no te vas con tu familia?

-¿Por qué debería hacerlo?

-Porque el fin de año es para pasarlo con tu familia.

-Están un poco lejos así que...

Yo lo miré dudoso mientras él se sentaba en el sofá y encendía su habitual cigarrillo.

-Da igual, estaré bien. -aseguró tras soltar una bocanada de humo.-

-¿Seguro?

-Qué sí...

-Es qu...

-¡Vete ya, pesado! -Me interrumpió.- Al final llegas tarde y luego tu madre me echa la bronca a mí. Encima que viene sólo para que ceneis en familia...

-Vale, me voy. ¡Pero por lo menos vístete! Como yo llegue de vuelta y sigas en pijama...

-¿Para qué quieres que me vista si no voy a salir?

-¡Tú hazlo! -grité para luego salir de la casa de Bruno y encaminarme a la de mi madre.-

Efectivamente señores, ya es año nuevo. ¡Por fin! Bruno y yo, (ambos graduados) estamos pensando en los planes de futuro como; de qué vamos a trabajar y dónde vamos a vivir, bueno, donde voy a vivir yo, porque Bruno me imagino que se quedará donde está. Reconozco que habían veces en las que pensaba en seguir viviendo con él, pero ya somos mayores. Yo con 19 años y él con 23, ambos tenemos una vida entera por delante, pero por separado. Y sé que será difícil despedirme de él, ya que, aunque no lo parezca, le he cogido algo cariño, pero... la vida es así. ¿Os imagináis que pasaría si me quedara permanentemente en casa de Bruno? (0_0") Acabaría por tirarlo por el balcón. Bueno, no puedo decir más, ya que no sé qué nos deparará el futuro... (Yo sí. Atentamente: La autora. XD)

Llegué a casa de mi madre rápidamente en MI COCHE NUEVO. (Sí, tengo coche, mi fantástica mamá me lo compró cuando me gradué :3) Aparqué y me bajé tranquilamente, mientras terminaba de acomodar la chaqueta de mi traje. Una vez en la puerta, llamé al timbre y esperé. Rápidamente alguien acudió a abrirme; mi hermana, desanimada y con una cara muy larga. Le dí un gentil beso en la mejilla y entré. En dos pasos llegué a la sala de estar donde, al rededor de una enorme mesa de madera, toda mi familia materna charlaban con júbilo. Yo saludé a mis (millones) de tías y me situé en la silla que había en frente de mí madre, a la que saludé con un abrazo por la espalda antes de sentarme. Eran las nueve y cuarto de la noche y todo el salón rebosaba alegría. Todos comenzamos a comer el delicioso pollo al horno de mi abuela en cuanto la misma lo sirvió. "Come niño, que estas en los huesos" me dijo para luego llenarme el plato hasta arriba de papas y pollo. La noche fue transcurriendo con felicidad para todos, para todos menos para Amanda, que no había ni tocado la cena y seguía con mala cara. En varias ocasiones traté de preguntarle qué le ocurría, pero ni me contestaba, por lo que desistí, seguro que no ha superado lo de Javier, pensé. Entre charlas con completos desconocidos que afirman ser mis parientes y riñas entre las mujeres de la mesa por quién cocina mejor, las horas se me pasaron volando. Cuando quise darme cuenta eran las 11 y media y todos comenzaron a preparar las uvas para partir el año. En ese momento en el que me dejaron solo en la mesa, aproveché para llamar a Bruno.

¡No te dejes llevar!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora