Capítulo 5. Él se rió.

1.8K 138 10
                                    

Me quedé acostado en la cama, de cara a la pared. Mi cabeza iba a estallar. En ese momento me habría gustado tener mis cascos para evadirme del mundo, sobre todo en ese mismo momento. Ahora sí que estaba solo y me sentí fatal. Estaba dolorido, preocupado, avergonzado y decepcionado conmigo mismo, por no haber evitado lo que pasó (si es que pasó)

Entonces, la puerta de la habitación se abrió y por ella entró Bruno con una bandeja en las manos. Ya no estaba desnudo, ahora llevaba un pantalón largo de pijama y una camisa blanca desabrochada. Se acercó a la cama y colocó la bandeja en la mesita de noche. Yo ni le miré, seguí de cara a la pared, esperando que se fuera.

-Te traje el desayuno. -Me dijo alegre.-

Yo le ignoré. Me miró extrañado.

-¿Qué te pasa? ¿no tienes hambre?

Continué en silencio y sin moverme apenas.

-¿Te ocurre algo? Eric.

Cuando mencionó mi nombre, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y su voz se quedó haciendo eco en mi mente. Realmente me molestó. Mosqueado traté de levantarme, pero un dolor terrible recorrió todo mi cuerpo. Me quejé entre dientes.

-Eric, ¿te encuentras bien? -preguntó preocupado. -

Ni lo miré, mordiéndome el labio y soportando el dolor, conseguí ponerme en pie. Bruno me miraba fijamente. Yo, en un acto reflejo, me apoyé en la cama para no perder el equilibrio y luego, rápidamente, enrollé mi cuerpo en la sábana de la cama y corrí hasta el baño. Me encerré con llave y me dejé caer hasta el suelo lentamente, con la espalda apoyada en la puerta.

-¡Eric! ¡Eric! ¿Qué pasa? -dijo Bruno aporreando la puerta. -

Yo me encogí, metiendo la cabeza entre mis rodillas y abrazando mis piernas.

-¡Eric, por favor, abre la puerta!

Los golpes en la puerta seguían. Y la voz de Bruno hacía eco en el baño. Yo quería llorar, pero no lo hice. Si nunca he llorado hasta el momento ¿por qué he de llorar ahora? He pasado por cosas muchísimo peores y no he dejado que me afecten, ¿por qué ahora es diferente? ¿Por qué me afecta tanto imaginarme que a lo mejor anoche sí pasó algo? No, me niego. No quiero, no quiero pensar que esta persona fue la primera. Siempre pensé me mi primera vez sería con una chica, algo bonito y delicado, algo especial con alguien especial. Con sentimientos de por medio, no en una noche de borrachera, con un chico que conozco de apenas una semana. Pero y si así hubiese sido, ya no se puede hacer nada ¿verdad?

-¡NO! -grité en voz alta, lleno de ira. -

Me niego, tienes que haber una explicación, tiene que haberla.

*La noche anterior. *

Bruno me ayudó a llegar hasta su habitación. Allí, me sentó en su cama delicadamente. De repente, se acercó mucho a mí, yo me puse rojo.

-Hueles mucho a alcohol, seguramente será por la camarera aquella que te tiró la copa encima. -dijo, después de alejarse. -En fin, no puedes dormir así o me dejarás la cama apestando, será mejor que te des un baño.

-¿Tu me ves a mí con ganas de bañarme a las dos de la mañana, borracho, en una casa ajena y contigo cerca?

-¿Por qué lo dices? Además, si no puedes solo, podemos bañarnos juntos. -dijo acercándose a mi cara. -

-Por eso mismo lo digo, pervertido. -respondí mientras puse mi mano en su cara y de un empujón la alejé de la mía. -

El se rió. Yo me quedé mirando esa sonrisa tan bonita que tiene, pero enseguida aparté la mirada.

-Bueno, pero al menos cambiate de ropa.

Eso no me pareció tan mala idea, así que asentí. El sonriente se dio la vuelta y comenzó a buscar en su armario algo para prestarme. Tras varios minutos de búsqueda, sacó una camiseta gris y un chándal rojo, para luego entregármelo. Yo estaba muerto de sueño, así que me quité la ropa, me puse la que él me prestó y me acosté en la cama. Bruno no salía de su asombro. Estaba completamente rojo. Yo me dormí en seguida y el se sentó a mi lado. Contemplándome y acariciándome el pelo. Yo me encogí al sentirlo, lo que provocó que él se pusiera aún más rojo.

Bruno, pasó su dedo pulgar por mi labio inferior, abriendo ligeramente mi boca. Sin poder soportarlo más, lentamente se agachó, acercando su cara a la mía y tras humedecer sus labios con su lengua, me besó.

*En la mañana. *

Los golpes en la puerta y los gritos de preocupación de Bruno no cesaban. Yo continuaba en la misma posición, pero esta vez apretaba mis manos fuertemente contra mis oídos. Por mucho que pensé y pensé, no conseguí recordar nada de la noche anterior. Sentía que mi cabeza estaba apunto de estallar. ¡Ya no puedo más! Tengo que saber que pasó, tengo que preguntarle. Traté de reunir valor para preguntar y para prepararme para la respuesta, fuese cual fuese. Sin pensarlo más, me puse en pié con la ayuda del lavamanos, me cubrí bien con la sábana, para que no se me cayera por accidente, y tragué saliva. Agarré el pomo y abrí la puerta. Bruno, al verme retrocedió completamente en silencio y con los ojos abiertos como platos.

Tragué saliva de nuevo y apretando la sábana por la parte que cubría mi pecho, dije:

-¿Qué fue lo que pasó anoche?

Konbanwa, mis pequeños unicornios.♡

¿Cómo están? Espero que hayan disfrutado de este capítulo y que sigan atentos porque pronto subiré el siguiente revelando TODO lo que pasó esa noche. Onegai, comenten qué les está pareciendo la novela.
Y quería agradecerle a _Drawing Lover_ sus ánimos y mandarle un super besazo con mucha saliva.

¡Oyasumi! ☆

¡No te dejes llevar!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora