Capítulo 33. Y no lo haré.

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Estaba en una habitación blanca y completamente vacía. Solo. Y en silencio. Me levanté de un salto del suelo y comencé a mirar a mi alrededor, confuso. Ni puertas ni ventanas por las que salir, parecía la habitación de un manicomio. Cuando estaba comenzando a alterarme, escuché un ruido a mis espaldas. Me giré y ví al gato. Sí, ese gato negro de ojos amarillos que a cogido como hobbie entrar en mis sueños.

-Hola, Eric. -dijo una voz femenina.-

Miré al gato, sorprendido. ¿Habló él? O en este caso, ¿ella?

-¿Qué pasa? ¿Nunca has visto a un gato hablar?

Definitivamente, estaba soñando. Pero era extraño, normalmente, cuando sueñas no puedes controlar tus acciones, simplemente ves y sientes lo que hace el "yo" de tus sueños, pero esta vez era distinto, podía moverme como quisiera, decir lo que quisiera y pensar lo que quisiera. Parecía que estuviera en la vida real (excepto por el gato que habla.)

-Eric, esto no es un sueño, es una premonición, trato de revelarte sutilmente tu futuro acarreando las consecuencias de tus malos actos.

El gato vió mi cara en forma de interrogación gigante y suspiró.

-Digamos que soy tu conciencia, te advierto de las cosas que no debes hacer, mostrándote las consecuencias.

-Aaaah. ¿Y eso por qué? Osea, ¿esto le pasa pasa a todo el mundo o sólo a mí?

-No lo sé, no soy tu ángel de la guarda ni nada, hago esto por motivos personales.

-¿Qué motivos son esos?

-No te incumben, esto son cosas mías y...de Bruno.

-¿D-de Bruno? -pregunté sorprendido.-

La gatita asintió.

-Simplemente te estoy poniendo a prueba, pero no creo que aguantes. Al fin y al cabo eres débil e inútil. No tienes fuerza de voluntad para soportar todas las cosas que te depara el futuro, por eso te digo que te vayas de esta ciudad lo antes posible.

-¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué?!

-Sí eres inteligente y me haces caso, tendrás una vida plena y llena de felicidad, pero si por el contrario, me ignoras, llenarás tu vida de caos. Te harás mucho daño, y no sólo a tí, si no a los que te rodean y te quieren también. Incluyendo a personas como, tu madre, tu hermana, Nuria, Daniel...Bruno. Sé un buen chico y desaparece, ¿si? -ésta última frase la dijo con una gran sonrisa.-

-Si hago eso, ¿no volveré a verlos? -pregunté cabizbajo.-

-No, pero tendrán vidas felices y gozarán buena salud. ¿Y bien, qué eliges? ¿Marcharte y dejarles vivir felices o sumir sus vidas y la tuya en el caos y la desolación?

-Y-yo no quiero alejarme de ellos.

-No seas egoísta. Ellos necesitan rehubicar sus vidas, tu te interpones en sus planes.

-Pero...yo no quiero estar solo.

-Egoísta. ¡Piensa en ellos! Les irá mejor sin tí, pero como eres un caprichoso, quieres que todos tengan tu mala suerte ¿no?

-Es que...

-Vas a condenarlos. Además, piénsalo así, cada uno hará su vida y pronto se olvidarán de tu existencia. Eso es que no les importas.

-Eso no en se cierto... -dije después de un largo periodo de silencio.-

-¡Claro que lo es! No le importas a nadie. Asumelo y vete.

Entonces, recordé aquellas palabras que me dijo Bruno cuando se me declaró en la fábrica:

"...lo que trato de decirte es que sí me importas, aunque no lo sepas, para mí lo eres todo. Sin tí no tengo nada, sin tí estoy solo."

¡No te dejes llevar!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora