Capítulo 23. ¿Promesa?

1.4K 109 4
                                    

Me levanté primero que Bruno. Qué extraño. Hoy tenía ganas de salir de casa. Quise desayunar, pero soy un desastre y no sé ni freír un huevo sin quemarlo todo, por lo que me propuse darme un baño hasta que Bruno se despertara. Entré en el cuarto de baño, abrí el agua caliente, me quité la ropa, me metí y me puse los cascos con cuidado de no mojarlos. ¡Adoro bañarme con música! Me relajé y traté de no pensar, pero como siempre, mi cerebro ignora mis deseos. Comencé a darle vueltas a mi cabeza. ¿Por qué Bruno me besó? ¿Acaso no tuvo suficiente con hacerlo mientras yo dormía? ¿Y por qué en ese momento? No habrá sido por lo que le dije ¿no? A lo mejor fue eso, como le dije no me importaba que él hubiera sido el primero...pero si...¡Ay, no lo sé! Todo es tan confuso cuando se trata de Bruno. No entiendo nada ¿por qué me ruborizo sólo estando con él? La primera respuesta que me viene a la mente es "porque me gusta" pero afortunadamente no es el caso...¿por qué será, entonces?

Al final el baño no me sirvió de nada. Terminé más estresado y confuso que antes de entrar.

Salí al pasillo, con la toalla enrollada a la cintura y entré en la habitación en busca de algo de ropa, rezando porque Bruno siguiera durmiendo. Y efectivamente, estaba como un tronco, lo que me tranquilizó bastante. ¿Os imagináis el problema que habría supuesto que él estuviera despierto? No quería ni pensarlo (>~<)

Como yo apenas tenía ropa, me aventuré a comprobar si en el armario de Bruno había más como la que me prestó la última vez. Pero no, no tuve suerte, así que cogí algo de ropa suya. Un pantalón negro de chándal y una camiseta de manga larga, de unas cuantas tayas de más. Con eso y con mi querida mochila, me fui al salón, donde saqué mi portátil y lo encendí para conectarme a Skype. Acababa de recordar que Nuria tenía algo importante que decirme. No fueron ni dos segundos los que tardé en ver la cara de Nuria en la pantalla.

-¡Eric! ¡Por fin!

-Hola -saludé tímidamente.-

-¿Por qué has tardado tanto? ¿Ya has olvidado lo que me prometiste?

-No es eso, me habría gustado conectarme más frecuentemente, como siempre, pero me han pasado muchas cosas este último mes.

-¿Qué cosas? Si se puede saber...

-Digamos que me estoy quedando a vivir en casa de un amigo.

-Wow, no sé cómo te aguanta. -dijo sonriente.-

-Pues como lo hacías tú hace unos años, cuando éramos vecinos.

-No te lo había dicho, pero por eso me fui, no te soportaba. -bromeó.-

Los dos comenzamos a reír. Ella antes no era capaz de bromear así, y menos con el tema de su mudanza. Hace años, tratábamos de evitar hablar de ello, pero ahora parece haberlo superado.

-Me alegra verte tan feliz. ¿Te ha pasado algo alegre? -pregunté.-

-Sí. -respondió aún más sonriente.-

Me encantaba la sonrisa de Nuria, era una cosa tan exclusiva, pocas personas llegaban a verla. Siempre está seria, con una mirada triste, siempre, menos cuando ambos estamos a solas. En ese momento saca ese lado tan tierno que tiene. Esta chica es un tesoro.

-¿Recuerdas que te dije que tenía una noticia urgente?

-Sí claro, por eso me he conectado.

-¿Sólo por eso? -preguntó desafiante. -

Sentí como su mirada atravesaba la pantalla y se clavaba en mis ojos.

-¡Era broma, mujer! Me conecté porque tenía ganas de verte. Si en realidad lo de la noticia me da igual. -mentí, la curiosidad me estaba matando.-

-Ah, eso está mejor...bueno, como te decía.

Nuria hizo una pausa. Se quedó mirando al vacío, con una leve sonrisa, pensando en algo.

-¿Y bien? -pregunté curioso.-

-Pues, hace ya más de 3 años que no me dan ataques y a lo mejor, si sigo así y no me altero, no tengo que volver a ese lugar.

-¡Vaya, que alegría oír eso! Estoy muy orgulloso de ti, Nuria.

Me gustaría celebrarlo con ella, pero además de que está lejos, no puede sufrir emociones fuertes. Sus ataques son algo muy peligroso, no para ella, si no para los que la rodean.

-Gracias, mis tíos dijeron lo mismo, es por eso que me llevarán de vuelta una temporada.

-¿De vuelta? ¿A dónde?

-Eric, no lo entiendes. Estoy diciendo que voy a volver. Vamos a poder vernos en persona.

Entonces, mi cerebro se detuvo analizando esa última frase. "Vamos a poder vernos en persona." De repente, una repentina alegría recorrió todo mi cuerpo y una deslumbrante sonrisa iluminó mi cara.

-¡No me lo puedo creer! -grité eufórico.- ¡¿Sabes cuando fue la última vez que nos vimos?!

-Hace 10 años. Cuando me llevaron yo tenía 5 años y tú acababas de cumplir 7.

-Wow, me sorprende que te acuerdes.

-El tiempo que pasamos juntos forma parte de los pocos recuerdos bonitos que me quedan de aquella época.

Yo guardé silencio. Me sentía apenado por ella, porque sabía que lo que decía era cierto.

-Aunque, también recuerdo detalles como que; no sabías pronunciar bien la "r", lloraste mucho cuando tu juguete favorito se rompió, odiabas las verduras y el color rosa, que una vez, mientras jugábamos en el parque de siempre, unos chicos se estaban metiendo con una niña pequeña y tú fuiste a defenderla y cuando llegaste a casa lleno de moratones y heridas, le respondiste a tú madre que te habías caído con la bicicleta. ¡Ah! Y te encantaba que me yo me escondiera, para poder pasarte el día buscándome, imaginándote que eras un caballero o un super héroe y yo la dama en apuros. -dijo riendo.-

-Siempre has tenido muy buena memoria.

-Y lo más importante, aún recuerdo la promesa.

-¿Promesa?

-Sí, aquella que hicimos debajo del tobogán del parque que estaba al lado de casa, justo el día en el que vinieron a buscarme.

No podía recordar esa promesa y conociéndola, si le digo que no me acuerdo, se molestará y jamás me la dirá. Entonces escuché el sonido de una puerta. Bruno salió de la habitación y se quedó apoyado en el umbral. Me incomodé y decidí dejar la conversación, era algo demasiado personal como para dejar que este escuchara algo.

-Nuria, tengo que irme, hablemos otro día.

-Está bien. Dentro de poco nos veremos y podré abrazarte con todas mis fuerzas. 

-Me muero por que llegue ese día.

Cerré el portátil con una sonrisa y me levanté del sofá.

-Buenos días. -dijo Bruno.-

-Buenos días.

-¿Quién es ella?

-Nuria.

-¿Y quién es Nu...?

El fuerte rugido de mi estómago impidió a Bruno terminar la pregunta.

-Perdón, es que no he comido. -dije avergonzado.- 

-¿Y por qué?

-Es que no sé cocinar. Soy un desastre.

Agaché la cabeza con vergüenza. ¡Que penoso soy! Parezco un niño pequeño, no se hacer nada.

-No te preocupes -dijo riendo.- Ya me encargo yo.

Y tras sacudir mi cabello con cariño con su gran mano, Bruno entró en la cocina.

¡Konbanwaaaaaaaa, mis adorados unicornios!
Siento mucho mi retraso (el de la novela, también)
Veréis, mi hermanito está muy enfermo y está ingresado en el hospital, por lo que no he podido escribir, pero me pondré las pilas para ponerme al día pronto.
Un beso con mucha saliva♡
Oyasumi nasaaaaaaaaai☆

¡No te dejes llevar!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora