La Unión De Los Reinos

Capítulo 2: ¿Que tan importante es la magia?

Cuando el primer rayo de sol rozó el rostro de Light, el pequeño ya se había despertado. Somnoliento por acostarse tarde y levantarse temprano le pegaba mucho.

Lo primero que hizo fue darle un pequeño repaso al libro de magia que Susan le había regalado. Aún no quería leerlo profundamente, solo quería darse motivación para el día.

Light bajó las escaleras con cuidado y se sentó en la mesa. Susan ya estaba allí y Ailyn estaba preparando el desayuno. Cuando ella vió que su pequeño había bajado sólo del segundo piso, se había molestado.

—¡Albert! —gritó fuertemente Ailyn.
un sonido parecido a un golpe se había escuchado desde el segundo piso.

Albert por el grito se había caído de la cama y rápidamente bajó las escaleras. Con un rostro de preocupación se asomó.

—¿S-si, cariño? —preguntó de forma titubeante.

—¿Que te hé dicho de que no dejes que el niño baje sólo? —regañó Ailyn a su marido mientras se cruzaba de brazos.

Albert miró la mesa y vió a su hijo sentado mientras se reía por la escena de padre y madre. Albert resignado solo agachó la cabeza y pidió perdón.
Después de que todo se organizara, los cuatro se encontraban sentados en la mesa y como siempre, daban las gracias.

Light comió tranquilamente y cuando terminó de comer, le preguntó a su padre.

—Padre, ¿a que hora empezaremos a entrenar?

—Wow, más despacio, velocista —Albert solo se rió al ver el entusiasmo que mostraba su hijo—. Primero reposemos la comida, y después practicamos.

—Hijo, ¿te enteraste de que hay otro niño inteligente como tú? —Ailyn trajo el tema de la noche anterior.

—¿A que te refieres, madre? —preguntó el niño un poco confundido.

Susan se tomó la molestia de responderle al niño, puesto que Ailyn se puso a recoger los platos y Albert se ofreció para lavarlos.

—Verás, mañana es el cumpleaños del hijo de Zirion, el líder de la guardia que esta encargada de proteger al pueblo. Su hijo al parecer también es un buen talento como tu, y me pidió que lo entrenará.

—Mmm, ya veo —dijo Light sin la menor expresión de asombro en su rostro—. ¿Y eso que tiene que ver conmigo?

Susan solo soltó una risa irónica.

—Significa, hijo mío, para que no te quedes atrás, tu querida Abuela Susan te invita a qué entrenes con ellos —respondió Albert.

Susan asintió ante las palabras de su yerno. Ella quería que Light practicara con ella y el otro niño para que aprendiera mucho mejor, así Light no se sentiría menos y conocería a más personas.

Esa era una gran idea y tanto Albert como Ailyn lo aprobaron, solo faltaba que el pequeño Light dijera que si. Pero eso no pasó.

—Por el momento no estoy interesado —dijo rápidamente—. quiero mantener mi rutina como la tengo en mi mente y después le pediré a la abuela Susan que me evalúe y enseñe.

La respuesta del niño dejo un poco desconcertados a todos, puesto que ya tenía una rutina y sus planes eran diferentes.

Que un niño de 3 años piense y se organice de tal manera, bueno... Era algo sorprendente para ellos.

Ninguno trato de refutar las palabras del niño y solo aceptaron su petición. Así el reposo termino y la charla entre familia también.

Albert llevó al niño al patio y le dió la espada de madera.