Capítulo 5

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LeeTeuk fue hasta la sala de enfermería para comentarles que se iba a ir con HeeChul en Jeep para la casa y los buscó para llevarlos. Por eso, en ese momento, DongHae va sentado con HyukJae en la parte trasera del vehículo. Los demás han estado hablando, pero no ha prestado mucha atención. Se ha distraído mirando por la ventana el pueblo que es Akela; un pueblo de casas de madera, iluminado con luz eléctrica, de fachadas elegantes, avenidas de asfalto y antejardines decorados, muy diferente a su manada que luce más como una aldea al contar con cabaña de madera rústica y caminos destapados.

Sin embargo, dejó de prestar atención al exterior, meditando cómo se escaparía. Sería complicado, teniendo en cuenta que estaba en el territorio del mayor y él podía capturarlo una vez más con facilidad.

—Hemos llegado. —Le dice HyukJae al tocar su hombro; estaba tan perdido en sus pensamientos que no se dio cuenta que estacionaron frente a una casa.

Desde el automóvil, mira con asombro la vivienda de dos pisos, un ático y garaje, de fachada blanca, ventanas grandes y antejardín amplio, que tiene flores marchitas por la temporada. Baja, pero se sostiene del Jeep, porque su pie está inflamado y no puede apoyarlo, aunque sea un poco. Mientras atendió a los heridos, la adrenalina del momento le ayudó a olvidarse de su malestar, pero en ese instante la incomodidad era dolorosa.

Se le aprieta el estómago, cuando HyukJae le sonríe y lo levanta entre sus brazos para llevarlo cargado hasta el interior de la casa, mientras le rodea el cuello con sus brazos. El alto es demasiado considerado y compasivo; es una gran persona y desea salvarla de la tragedia que es él. Por eso, comprende que escapar no es la solución, que lo más conveniente es partirle el corazón al rechazarlo y contarle la verdad.

Ingresan a la casa, HeeChul enciende la luz y dejan los zapatos en el recibidor. Al atravesar el pequeño pasillo, se encuentran con una sala conectada en el mismo espacio con la cocina y un comedor de seis puestos. HyukJae lo sienta en el sofá largo, frente a la cocina, que a un costado tiene ubicada las escaleras hacia el segundo piso.

—Deben estar hambrientos. Prepararé algo de ramen —dice LeeTeuk y camina hasta la cocina que tiene una isla en medio, que la separa del comedor. HeeChul se le une para ser su asistente en la preparación.

— ¿Te duele mucho el pie? Has estado muy callado desde que salimos del hospital —afirma HyukJae, que se sienta a su lado y toca algunas hebras de su cabello para llevarlas detrás de su oreja.

—Dejame seguir mi viaje hasta Raksha.

Se miran a los ojos y HyukJae guarda silencio, sin desviar su mirada; lo está analizando.

—Puedes quedarte conmigo. Te protegeré. —Repite lo que le prometió, tomándolo de las manos de forma cariñosa, pero rechaza el toque al romper el contacto.

—No quiero quedarme contigo. No quiero acoplarme a ti.

— ¿Qué? —El semblante del mayor cambia de uno sereno a uno de completo desconcierto.

Cambio que le encoje el corazón a DongHae.

—Ya tuve un Alfa y no quiero reemplazarlo —confiesa, abriéndose y bajando la camisa para dejar visible la Marca Tribal—. YunHo era mi Alfa y no deseo traicionarlo.

HyukJae lo mira con los ojos abiertos por completo y la respiración entrecortada. Toca la curvatura de su piel, sobre la marca gris, con dedos temblorosos y se levanta, gruñendo; uno más animal que humano. Camina de un lado para otro por la sala, como animal enjaulado, mientras se alborota el cabello. DongHae vuelve a colocarse la camisa, pero ya no abotonada hasta el cuello.

— ¿Tienes cachorros? —pregunta y se vuelven a mirar a los ojos; los colores miel están más oscuros de lo normal.

—Sí.

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