Capítulo 4

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La cafetería en un parpadeo se quedó sin médicos y enfermeras, y los pacientes que estaban allí, se llenaron de incertidumbre e inquietud. DongHae se pone de pie junto a HyukJae que se acerca a su subordinado.

— ¿Quién nos ataca? —pregunta el mayor.

—Son lobos de Bhakku que tratan de ingresar luchando contra el Escuadrón de KangIn, Líder.

El corazón de DongHae se paraliza por un instante; lo último que desea es causar problemas. HyukJae lo sujeta de un brazo para que lo use como apoyo, mientras caminan hacia la recepción del primer piso, que es usado como sala de emergencia. Los pisos superiores son consultorios y habitaciones hospitalarias.

La escena le hiela la sangre al menor, porque varios hombres lobo están siendo ingresados con heridas profundas de desgarro por colmillos filosos o de mordeduras profundas que rompieron hasta los huesos.

— ¡Oh, mierda! —exclama HyukJae y lo conduce hacia una de las sillas plásticas en la sala de espera—. Quédate aquí, vendré por ti, después de encargarme de esto, ¿sí?

DongHae asiente, el mayor besa su frente y se marcha con su soldado.

Sentado, mira la salida del hospital abierta por completo, entre tanto ingresan más heridos. Esta es su oportunidad de escapar, no desea traerle más problemas a HyukJae. Es un buen momento, porque en medio del alboroto nadie se dará cuenta de su ausencia; puede regresar al bosque, encontrarse con su hermano y las personitas y seguir con su plan de ir hacia Raksha.

Sin embargo, al mirar a su alrededor, los médicos y las enfermeras corren de un lugar para otro, tratando de atender a sus camaradas. El personal no es suficiente, ya que es poco, debido a que un número reducido de hombres lobo aprenden medicina al dejarse llevar por los prejuicios contra los vampiros, que son los expertos en está ciencia y solo de ellos se puede aprender con exactitud.

No puede quedarse de manos cruzadas, por eso se levanta y se aproxima a una camilla en donde está acostando un hombre inconsciente con una perforación en el hombro y desgarro en la pierna. Palmea las zonas lesionadas y habla a la enfermera que se encargaba del paciente.

—No tiene fractura, pero debemos limpiar y suturar los músculos para que sanen de forma correcta. Trae el equipo —solicita y ella lo mira confundida—. Sé medicina, trae los implementos. ¡Ahora! —ordena con la mandíbula tensa; es indispensable actuar con rapidez, porque, debido a la pronta regeneración de los hombres lobo, las lesiones profundas pueden sanar mal si los tejidos no están bien situados o hay algún objeto extraño entre ellos.

Ella se exalta, mas obedece. DongHae no solo trata a este hombre lobo sino a varios. Con cada caso, ruega a su diosa para que HyukJae no llegue al hospital con heridas de consideración, suplicando que no le pase nada grave. Atendiendo a los lesionados, aquellos que necesitan una intervención más especializada, porque es necesaria una cirugía que incluya órganos internos, los remite con HeeChul, ya que en eso le falta experiencia.

Aprendió lo básico en medicina desde los quince años, cuando se comprometió con YunHo. El Alfa le permitió vivir en el Clan Ragnar para aprender de los vampiros hasta que cumplió los dieciocho, bajo la condición de darle cachorros con su primer celo. Momento en que se acoplaron. DongHae aceptó la oferta, porque deseaba aprender medicina; era joven e inexperto y no pensó en las consecuencias reales de aceptar semejante trato.

Cuando todo termina en el hospital y los heridos dejan de llegar, la noche ha caído sobre el Valle Plateado y las instalaciones son iluminadas con luz eléctrica de una represa hidroeléctrica que la manada construyó hace más de cincuenta años.

DongHae hace una ronda en compañía de otra enfermera, revisando a los pacientes, ubicados en las habitaciones y pasillos del primer piso. Los últimos están siendo trasladados a cuartos en los niveles superiores. Cojea, mientras camina, sintiendo una punzada de dolor en su pie; los analgésicos perdieron efecto y hasta ahora siente la incomodidad, cuando el alboroto se calmó.

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