Capítulo 9

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HyukJae deja de llorar, entre los brazos de su amado Mate, cuando esconde la nariz contra su cuello, se concentra en embriagarse con su dulce aroma y sincroniza sus latidos y la respiración con DongHae.

No esperaba que la manada le diera la espalda, aunque si era sincero, en el fondo de su corazón, presentía este final.

Sentía tanta decepción, mezclada con rabia, pues si escogió a su pequeño lobo blanco es porque lo ama, y el amor no debe ser juzgado, ni puesto en posiciones difíciles entre la espada y la pared. Lobo y humano lo aman desde el primer momento en que lo conocieron frente al acantilado, y lo convirtieron en su prioridad, debido a que DongHae solo lo tiene a él como su apoyo.

Sin embargo, le dolía que la manada no comprendiera que HyukJae solo la tenía a ella.

—Ahora, los cachorros y tú son mi manada —dice, se frota el rostro con las manos para borrar las lágrimas y se distancia un poco—. Es pequeñita, pero sé que no me abandonará.

DongHae le sonríe; una triste, pero al mismo tiempo cargada de ilusión.

—Nunca —pacta, besándolo—. Moriremos de viejos, veremos crecer a nuestros cachorros y tendremos más.

Eleva una ceja y sonríe sincero.

— ¿Más? ¿Cuántos más? —Picotea sus labios finos y apetecibles.

—Un par de niñas no estaría mal, ¿no crees? —Se vuelven a besar, uno suave que rompe al sonreír grande, mostrando sus encías; sí, tener niñas sería hermoso—. Un par que tengan tus ojos y sonrisa —dice, besando sus párpados y punta de la nariz.

DongHae rodea su cuello y se funden en un beso largo, profundo y tierno, donde ambos intentan consolarse. Sabe que el menor se siente culpable, mas hablar de un futuro juntos, los anima e infunde valor y aliento. No obstante, se separan asustados, cuando alguien golpea la puerta principal de la casa y grita el nombre de LeeTeuk y el suyo.

Corre a abrir la puerta, junto a DongHae, hallando a SiWon, desnudo y exaltado; con seguridad, estaba en su forma animal antes de llegar a la vivienda. LeeTeuk y HeeChul bajan con rapidez, ubicándose detrás de ellos.

—Tenemos problemas —jadea SiWon—. La noticia de tu expulsión corrió por el pueblo y un grupo de lobos jóvenes se reunió frente al ayuntamiento a protestar. Van a iniciar un motín.

— ¡Mierda! —maldice—. Quédense aquí y no salgan —habla a su Omega y vampiro.

Sale a la calle y corre detrás de SiWon que cambia de forma. Se quita la camiseta y se transforma, rompiendo los pantalones, y

observa al lobo de pelaje caramelo, que es su hermano, correr a su costado. A sus laterales, desaparecen edificios y sus zarpas rozan el asfalto, mientras corre con todas sus fuerzas por el pueblo, que es iluminado por una radiante luna creciente.

La situación es una locura cuando llegan, porque un grupo de lobos jóvenes en su apariencia animal pelean a muerte con un par de escuadrones, entre tanto, jovencitos en su forma humana, destruyen las fachadas de los comercios y las bancas del parque cerca del ayuntamiento. Los escuadrones tratan de detenerlos y controlarlos, pero eso parece enfurecer más a la muchedumbre.

HyukJae inhala hondo y gruñe, uno gutural y estridente que paraliza a todos.

¡¿Qué creen que están haciendo?! —Llama la atención de los jóvenes por telepatía, tanto de los que están en forma animal como humana—. ¡¿Creen que esta es la forma de solucionar las cosas?¡ —Se les acerca con el hocico en alto, los mira a los ojos y les gruñe. Los jóvenes tienen la cabeza caliente, se muestran desafiantes al principio, pero cuando eriza el pelaje de su lomo con la intención de atacarlos sino lo obedecen, se tranquilizan y agachan la cabeza, chillando en sumisión—. ¡Fui yo quien convocó a la Asamblea y acepté el resultado!

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