Capítulo 24

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HyukJae continúa con las noches de vigilancia en el último cordón, hasta que pasa la semana más fría del invierno. Después lo hace cada tercer día al unirse a un escuadrón y seguir sus horarios de trabajo. También sigue con sus deberes ante la manada como es supervisar los invernaderos, establos y la Academia de entrenamiento. No obstante, respeta el horario que se autoimpuso para pasar tiempo con su familia, por ese motivo, está sentado en el comedor, almorzando con DongHae y los pequeños. Al finalizar, mientras los niños comen el postre y ellos bebén té, el Omega le cede un comprimido redondo de color verde oscuro, del tamaño de una semilla de durazno.

—YeSung me los dio —explica—. Dijo que los debemos comer todos los días, a la misma hora desde hoy para evitar que ovule en mi época de celo —indica.

HyukJae lo acepta y se lo lleva a la boca, masticando; tiene un sabor amargo. Conoce la receta, porque cuando estaba en celo, los usaba junto con HwaSa para evitar que ella saliera en embarazo, pues impide que el Alfa influya en el ciclo reproductivo de los Omegas o Betas. Mucho más si están enlazados.

DongHae también lo come y le causa gracia su expresión de disgusto, debido al sabor desagradable.

— ¡Son horribles!

Carcajea, porque es cierto, pero no hay más alternativa.

Los días transcurren y se acerca la última semana de la estación invernal del tercer mes. Semana en la que HyukJae decide quedarse en la casa hasta que sobrepasen la época de celo del menor. Deja la manada en manos de ChangMin, solicitando que se comunique con él si es por algo extremadamente urgente, de lo contrario sabe que su segundo al mando se hará cargo sin problemas; desea enfocarse en su pareja.

Para celebrar que se tomará un descanso, hornea galletas con DongHae y los niños. Preparan las favoritas de los pequeños sobre la mesa del comedor: galletas con chips de chocolate.

—Come ete, Apati —dice JongIn, llevando varios chips a su boca con los dedos untados de masa.

HyukJae las ingiere y recibe otras de BaekHyun y TaeMin.

—Me están volviendo cómplice, ¿verdad? —comenta, mirando las comisuras de los trillizos, manchadas de chocolate.

Los trillizos ríen divertidos detrás de sus manitos, porque eso es lo mejor de preparar este postre, aunque se supone que no deben comerse el relleno. HyukJae estira la masa con un rodillo para que los niños, ayudados por DongHae, usen moldes de diferentes figuras geométricas para formar las galletas y pasarlas a varias bandejas.

—No, mis amores, no se coman la masa. Les puede doler el estómago —habla DongHae a SuHo y Onew, que cedieron a la curiosidad de probar y llevaban varios bocados desde que comenzaron a armarlas.

— ¡¿Puede darnos diarrea?! —pregunta SuHo, preocupado.

—No si comen poca cantidad. Es mejor que esperen a que estén horneadas. —Les explica HyukJae, introduciendo las bandejas al horno eléctrico precalentado, ubicado a un lado de la estufa,.

El mayor se encarga de lavar las manos y caritas de los trillizos en el lavaplatos, mientras DongHae limpia a YiXing y los dos mayorcitos lo hacen en el baño del primer piso, debajo de las escaleras.

Hace unas semanas atrás, HyukJae había despejado la sala al arrinconar los muebles para darles espacio a los chiquitos, ya que les hacía falta hacer deporte. Entonces, a la espera de las galletas, juegan con aros y saltan lazo. Se divierten tanto que los niños terminaron sudados y sedientos. DongHae les prepara jugo de fresa que toman, sentados sobre el piso alfombrado, que colocaron para que no sientan frío y puedan estar descalzos. También prepara la leche del bebé y HyukJae se la da, mientras lo arrulla junto a la ventana. YiXing lo observa con sus grandes ojos platino, chupando con ahínco; es bastante comilón.

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