Capítulo 18

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HyukJae despierta con DongHae contra su cuerpo, quien apoya la cabeza sobre su brazo al usarlo como almohada, mientras le abraza el pecho. Observa a su alrededor, notando que por las aberturas de las cortinas entra un haz de luz. Mira el reloj, donde sobrepasa las once de la mañana y le extraña que DongHae no se haya despertado. A los cachorros los entiende, porque entre más avance el invierno hacía su época más fría, se levantarán cada vez más tarde.

Detalla la respiración calmada del menor y sonríe. Su pequeño lobo blanco no había dormido bien desde que lo hacían por separado, ahora, lo hacía con la misma tranquilidad que uno de sus bebés, detrás de ellos.

Suspira, porque quiere acariciarlo, pero no puede por la férula. Maldice mentalmente y chasquea la lengua contra el paladar, pero respira hondo, llenándose de paciencia. No se puede quejar o mostrarse irritado por la situación, pues sabe que haría sentir más culpable a su Alma gemela.

Así que tomó el consejo de LeeTeuk y se ha comportado por el chiquillo que descansa a su costado, con tanta paz reflejada en su rostro que le permite llenarse de fuerza y serenidad para afrontar lo que se viene, pues haberse convertido en el Alfa Líder de Bhakku lo inquieta. Su condición será una desventaja, ya que sabe que se encontrará con rechazo y negación cuando llegue a la manada.

Han sido enemigos por tanto tiempo, que la rivalidad y desconfianza no desaparecerán de la noche a la mañana.

Pasada media hora, DongHae se remueve hasta que despierta por completo, pero no abre los ojos, ni tiene la más mínima intención de levantarse.

—Hola. —Le habla el Omega y deposita besos en su mejilla, enredando una pierna con la suya al acomodar la cabeza sobre su hombro—. ¿Qué hora es?

—Hola —responde y besa los labios delgados del menor; uno casto y fugaz—. Las once.

DongHae se siente apresurado y abre por completo los ojos. Se gira para ver a los cachorros y suspira al hallarlos aún dormidos.

— ¿Hace mucho despertaste? —Lo observa, restregándose los párpados, mientras bosteza.

HyukJae niega con la cabeza y retiene por el brazo al menor que tenía la intención de salir de la cama.

—Tardarán en levantarse, quédate conmigo.

Lo jala sin brusquedad para que se ubique sobre su pecho y se besan con suavidad por un tiempo prolongado, que termina tiñendo los labios finos y deliciosos de DongHae de un bonito color cereza, mientras se sienta a horcajadas sobre su pelvis.

Cuando los besos se vuelven intensos y demandantes, el Omega mueve un par de veces las caderas, rozando la entrepierna con la de HyukJae, gimiendo por lo bajo.

—Es mejor que nos detengamos. —DongHae rompe el beso, jadeante, y endereza la espalda—. Si continuamos, despertarás algo... —Mira su pelvis—. De lo que no quiero encargarme solo. —Sonríe con picardía.

El Alfa gruñe en desacuerdo, ahogando la protesta en la garganta para no despertar a los niños, pero lo acepta, porque no podrían encerrarse en el baño y no harían nada en el mismo espacio que sus cachorros.

—Está bien —cede, lo toma del mentón y lo acerca a su rostro para que lo bese y picotee los labios; DongHae lo hace sin borrar la bonita sonrisa de pómulos marcados—. Pero deseo que me prometas algo.

— ¿Qué? —pregunta, besando la punta de su nariz, pegando el pecho contra su cuerpo.

—Prométeme que no volverás a bloquear nuestro vínculo. —DongHae vuelve a colocar la espalda recta, aunque está vez cuadra los hombros, mientras se muerde el labio y la culpa brilla en sus ojos celestes, desviando la mirada a la marca de emparejamiento sobre del hombro del opuesto—. Yo confío en ti, sé que tienes la valentía y fuerza necesarias para sobrellevar todo lo que afecta nuestra relación. Sé que puedo apoyarme en ti, porque no te das por vencido con facilidad. ¿No crees que puedo hacer lo mismo?

War of HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora