花 𝓽𝓱𝓲𝓻𝓽𝔂𝓯𝓸𝓾𝓻 ☕

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'Pétalos'

Nuevamente allí...

Caminaba por los largos pasillos que en algún momento parecían ser infinitos. Todo estaba oscuro con una tenue iluminación que provenía detrás de una puerta, a lo lejos. Cada habitacion que pasaba parecía tener una historia profunda. Aquella, la del fondo, la cual era diferente al resto, su picaporte era dorado, con un pequeño llavero decorado con un animal indescifrable.

Al voltear, se dio cuenta que ya estaba en el final del eterno pasillo. Frente a la última puerta que tanto quería abrir. Estaba cansado de que cada vez que se acostaba y lograba caer en un sueño profundo, entrara en ese lugar. Todo era igual. El pasillo, la luz, la puerta, la decoración. Exactamente igual. Solo que cada vez avanzaba un poco más. ¿Qué quería decir?

Con cuidado y el deseo de no despertar, acercó su áspera mano hacia la manija, con la esperanza de que ésta no necesitara una llave. Se sorprendió cuando este sueño continuó, pues siempre despertaba antes de tocar el picaporte. Lentamente abrió la puerta y el miedo hizo presencia. Miedo a ver algo que no le correspondía.

Una gran luz incandiló sus ojos, dejándolo casi ciego. Una melodía se podía oír. La había escuchado antes, pero, ¿en dónde? Restregó sus ojos con dificultad para poder adaptarse al escenario de iluminación. Pero por más que trató  no pudo ver nada a lo lejos, era todo de un color blanco y radiante. Miró hacia lo que se suponía que era el suelo y allí descubrió algo...

Pétalos de rosa...

Todo se volvió borroso, luego negro y luego despertó. Nuevamente despertaba agitado, como si hubiese tenido una pesadilla. Parecía tan real, todo era tan específico, sentía que podía sentir el dolor. No entendía el porqué de esos sueños tan vividos, ya era la cuarta vez que le pasaba lo mismo.

- Hola, cariño... - Una mujer entró a la habitación con una bandeja cuyo contenido era su desayuno. - Te traje un café con tres cucharadas de azúcar y unas galletas con frutos secos. - Sonrió suavemente. Era su madre.

- Buenos días, ma. - Se desperezó para luego sentarse en la cama, así le sería más fácil ingerir todo. - Gracias. - La mujer dejó la bandeja con mucho cuidado y acarició el pelo color menta de su hijo.

- Me ha llamado el señor Jung... - Sabía que ese tema le molestaba a Yoongi. No quería saber absolutamente nada de ese hospital, pero era tanta la insistencia por parte del enfermero, que tuvo que decirle al pálido.

- ¿Qué es lo que quiere ahora? - Preguntó con un gran desinterés y molestia. Llevó la taza de café a su boca para poder despejarse un poco.

- Es sobre un tal Jimin... - Al mencionar ese nombre, Yoongi no pudo evitar ahogarse con el líquido y toser.

- ¿Qué pasó con él? - Dio un par de palmas en su pecho a la espera de la respuesta de su madre.

- ¿Lo conoces? - Yoongi asintió. - Dijo que lo han tenido que internar de urgencias porque no ha comido por tres semanas. Lo único que había en su estómago era la cantidad de medicamentos y agua. También dijo que te necesita allí, porque desde que te fuiste, el niño no para de lastimarse. - La cara de preocupación de la madre era notoria. Si bien no tenía conocimiento de ese tal Jimin, parecía ser muy grave. Aunque no entendía que tenía que ver su hijo con ese problema.

Ꮺ ! 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗹𝘦𝘭𝘰 ☔( 𝘺Ծ𝘰𝘯𝘮𝘪𝘯 ) .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora