El tiempo en el hospital fue un martirio para las chicas. Comer gelatinas sin azúcar y tener a media planilla de doctores encima de ellas revisándolas era odioso. Después de la noche del bosque todo se convirtió en un caos.
Las chicas habían sido llevadas al hospital por el grupo de hombres que habían intentado atrapar al culpable. Después los padres de las chicas habían entrado a la sala de espera del hospital gritando como locos, generando una histeria colectiva. La mamá de Alex se la pasaba culpándose de lo sucedido, ya que ella era la que había dado la idea de ir a acampar. Los demás intentaron tranquilizarla diciendo que nadie pudo haberse imaginado lo que pasaría.
Pero la peor parte fue cuando las niñas despertaron y dejaron pasar a los padres. Miles de preguntas se escucharon por todo el cuarto. Desde el típico "¿Estás bien?" hasta el temido "¿Qué fue lo que pasó?". La verdad era que las chicas habían dicho lo mismo: un animal que no lograron distinguir las atacó. Ninguna de las tres se había puesto de acuerdo con las otras para decir la misma mentira, pero una mirada entre ellas bastó para saber lo que pensaban. No podían decir la verdad.
Una de esas noches en donde la estadía dentro del hospital parecía eterna para unas más que para otras (Sí, sabemos que es Betz), los ruidos en los pasillos de enfermeras o enfermeros pasando cesó. Entonces una sombra frente a la puerta de las chicas se asomó, la única en verlo fue Alex, quien pasó saliva armándose de valor. En eso uno de los hombres que había visto cuando las rescataron se acercó a su cama y la tomó del brazo.
--Debes venir conmigo, necesitamos hablar de un asunto -- mencionó.
Por arte de magia parecía que Alex se sentía mucho mejor. En cuanto se levantó tomó sus pantuflas y siguió al hombre. Atravesaron un par de pasillos, bajaron pisos hasta el sótano y entonces Alex lo vio: en una silla e inconsciente estaba un hombre, su rostro estaba transformado, unas largas orejas y colmillos salían de su boca.
--Esto las atacó, es un hombre lobo, las atacó a las tres-- Mencionó un hombre detrás de Alex. Otro hombre le pasó algo. Una flecha, parecía tener chispas y algo amarillo en la punta.
--Hazlo, lastimó a tus amigas. Te lastimó a ti y no se detendrá- Susurró otro más.
Ellos sabían lo que pasaría si la chica mataba al Alfa y sabían que ella era menor de edad, ninguno rompería el código. Pero al fin y al cabo era el último Alfa de aquella manada que seguían por meses, ella sanaría si lo mataba con sus propias manos y los lobos en esta ciudad de Londres estarían extintos por fin. (Bueno, casi)
La chica tenía miedo de lo que sus ojos veían, sus manos temblaban y dio un paso hacia atrás, alguien la empujó hacia adelante de nuevo.
--Hazlo, es ese monstruo o tus amigas. Estarán seguras si él muere, pero debes matarlo tú, debes asegurar su vida, tu vida-- Le dijo uno más.
Alex cerró sus ojos y fue guiada hasta el costado del abdomen del chico, este no gruñó o grito. Un humo amarillo salio de él y Alex retrocedió saliendo de aquella habitación. Su camino hacia su habitación de nuevo estaba lleno de confusión y temor, se detuvo en el baño a lavarse la cara pensando que aquello era nada más y nada menos que una pesadilla. El agua fría caló en su rostro y cuando se miró en el espejo sus ojos brillaban, brillaban de un tono rojizo, el rojo carmesí parecía ser una ilusión, algo ficticio, un color tan irreal que reflejaba la sangre de la persona que había matado hace unos instantes.
Ella aún no lo entendía en esos momentos, pero después lo haría. La verdad era que ahora ella era una niña obligada a ser la nueva Alfa.
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Luna de Tres
Teen FictionEn Londres nadie se esperaría encontrar hombres lobo. Ni mucho menos ser atacado por uno. Alex, Joss y Betz son tres adolescentes normales que en una noche se convierten en una especie de trío sobrenatural. Después de lidiar con su nueva vida llena...