Pasaron días y noches en donde el aire alrededor de las tres jóvenes las asfixiaba, un entorno pesado abrumaba los pensamientos de todas y la culpa se encargaba de invadir la inocencia de Alex, a quien le extrañaba no tener las cicatrices que tenían sus amigas y que empezaba a presentar irritación ante sonidos muy ligeros, como sacarle punta a un lápiz o el sonido de las llaves del conserje aunque él esté afuera de la escuela.
--Alex, ¿te encuentras bien?-- preguntó Betz algo preocupada al ver que su amiga miraba desconcertada a su alrededor.
Sin embargo, Betz noto que Alex estaba entrando en un ataque de ansiedad, pero al ver sus manos para agarrarlas y apoyarla se percató de que estas empezaron a deformarse a tal punto de rasgar profundamente la banca de madera
Aquel sonido había resonado en aquella aula, la mirada de todos los asistentes había sido dirigida hacia Alex y Betz, quienes eran las últimas en esa clase. Betz tomó a Alex del brazo y la sacó de ahí en seguida, buscó su celular en sus bolsillos y cuando vio el contacto de Joss llamó a este en seguida.
--Algo le pasa a Alex, algo muy malo, necesito que vengas a los salones de cocina, creo que debemos refrescarla, está ardiendo-- La chica colgó la llamada apenas obtuvo una respuesta afirmativa de su amiga.
Justo como Betz había pensado, aquel salón estaba vacío, y en un pequeño cuarto había una regadera que era usada en caso de incendios o de que alguien sufriera una quemadura. La puerta se abrió minutos después cuando Joss entró al lugar y ayudó a Betz a llevar a Alex debajo del agua.
--¡ALÉJENSE! -- gruñó su amiga quien por un momento parecía cambiar. Sus ojos rojos eran lo que tenía hipnotizadas a sus amigas al frente, ambas chicas dieron un paso atrás y en cuanto todo se calmó la llave fue cerrada y Betz le prestó algo de ropa a Alex para que se cambiara.
Una vez fuera y calmadas se miraron entre sí.
--¿Alguna de ustedes ha sentido algún cambio?¿Sentidos super buenos o dolores de cabeza?-- preguntó Alex a las chicas.
Una de ellas negó, la otra lo dudo un poco pero entonces hizo lo mismo negando también. Alex sentía un dolor que desaparecía de sus manos y hombros, mientras el agua recorría su cara.
--Bueno debemos ir a clases, tenemos examen la siguiente hora-- Tomó de las manos a las chicas y salieron juntas después de que Alex se secara el cabello--
--Yo estoy bien, me siento enferma pero es todo, sabemos que siempre me enfermo-- Sonrió Betz mientras cerraba su casillero.
--Eso es cierto, señorita Dolores, deberías tomar vitaminas o algo así -- Rió Joss mientras le daba la última vuelta a su candado en el casillero.
--Chicas, les debo una disculpa por lo distante que estoy estos últimos días, si les soy honesta, esta semana no me siento muy bien y tengo algo de miedo-- Comentó Alex bastante preocupada-- Chicas...cada que me veo en el espejo veo los ojos de la bestia que nos atacó-- Las miro con ojos vidriosos y sin saber lo que tenía que hacer para protegerse y proteger a sus amigas.
Joss y Betz abrazaron a su amiga hasta que la campana anunció el inicio de la siguiente clase. Sin embargo, ambas jóvenes se pusieron a pensar en cómo podían ayudar a su amiga y descubrir lo que estaba pasando. Betz recordó que en unos días se acercaría la siguiente luna llena y que había visto a los cazadores que las rescataron vigilar la escuela o a ellas por lo que había sucedido.
-Se que esto no suena como una buena idea, pero tenemos que hablar con los cazadores- Les dijo Betz a sus amigas mientras caminaban por el pasillo.
- Si bueno, no son de mi agrado después de lo que le hicieron a Alex, pero creo que Betz tiene razón. Son nuestra única fuente de información relacionada con todo este asunto sobrenatural- Contestó Joss levantando los hombros.
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Luna de Tres
Teen FictionEn Londres nadie se esperaría encontrar hombres lobo. Ni mucho menos ser atacado por uno. Alex, Joss y Betz son tres adolescentes normales que en una noche se convierten en una especie de trío sobrenatural. Después de lidiar con su nueva vida llena...