Capítulo 8. El

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Llegué con unas cuantas copas de mas, Otabek veía una película en la televisión la llamada de Anna para planear una fiesta sorpresa a Gabriel nos saca de nuestras ocupaciones, tengo un poco de dinero ahorrado, pensando en el regalo que podría darle, no tengo recuerdos de mis padres, pero siempre que lo veo, se que así debería ser un padre, el me mira con cariño, aun sin siquiera llevar la misma sangre, me ha demostrado que un padre es un apoyo, un bastón que te sostendrá cuando pienses que tus pies no pueden moverse, el será lo que detenga tu caída, el me ha brindado amor a sobre manera, ir por mi a la escuela, cuando debía descansar, ese viejo como le dicen, es la imagen clara de un padre.

Muchas veces he pensado qué hice para merecer encontrar a Anna y a Gabriel en mi vida?, gente amable que jamás me han hecho sentír un extraño en su vida, me han amado, cuidado, y me siento mil veces bendecido por eso.

Caminé al día siguiente por las calles de la ciudad, y llegué a un puesto, con discos viejos de colección, Leo Dan, José José, Camilo Sesto la música que le gusta cantar, me siento como un niño descubriendo un tesoro, son de colección y se que el va a amarlos, caminé unos pasos más encontrando discos de Mocedades, La Rondalla de Saltillo, recordando la niñez que compartí a su lado, me siento nuevamente dichoso de haber salido de las calles.

Otabek le compró por su parte, un reloj de colección, y ropa, ropa que Gabriel decía era para hombres elegantes, para justificar que el no podía comprarselas, por cubrir nuestras necesidades abordamos el vuelo, llegando en la madrugada, nos hospedamos en la casa de Chris, para la fiesta sorpresa.

Cerca de las 4 de la tarde, llegamos a casa, mi madre preparaba la comida, mientras Mila llegaba con el pastel, apagamos la luz de la casa cerca de las 7, Gabriel entró suspirando, nadie lo había felicitado con un claro propósito, todos gritamos un sorpresa, mientras lo hacíamos. saltar de muerte, todos nos acercamos a abrazarlo, Otabek se acercó y lo abrazo dándole. unas palmadas en la espalda, después de todos seguí yo, me acerqué a su lado y también lo abracé le di un beso en su mejilla - Felicidades Papá - le dije, el se apeno ante mis palabras y aclaró su garganta para no llorar.

La comida estaba deliciosa, reíamos. por las bromas de Chris, Gabriel sacó un tocadiscos antiguo para estrenar mi regalo, varios amigos de el llegaron a la celebración, el estaba a unos meses de jubilarse y era muy querido y apreciado por todos.

Las canciones de José José comenzaron a sonar, Almohada sonaba, Gabriel se levantó para bailar con Anna mientras le daba un tierno beso en la frente, ellos me hacían añorar y pensar que él amor verdadero existe, miraba de reojo a Otabek, el los miraba, sin expresión alguna como siempre, Jean llegó durante el baile, tenía muchos meses sin verlo, el entró a lado de Isabela, la actitud de ambos era muy sospechosa, el me miró y me sonrió, caminó para abrazarme y correspondí al abrazo.

-Tanto tiempo sin verte como estas? - le dije, el agachaba su mirada, sin decir nada, sentí la mirada del azabache en nosotros, salí afuera, para evitar malos entendidos, la noche estaba fresca, el seguía en silencio - No me piensas decir nada?.

-Yuri, tiene tanto que no te veo, pensé que cuando este momento llegara yo sería fuerte, pero veo que no, todavía siento que te quiero.

-Jean, nunca mereci tu amor, lo sabes, tu necesitabas a alguien que pudiera amarte más que yo, fui muy cruel contigo, nunca pude ser lo que tu necesitabas

- Tenía mis ojos en ti, pero siempre veías hacia otro lado, cierto?.

- Qué quieres decir?.

- Yuri, no soy idiota tu estas enamorado de... - no lo dejé terminar, tapé su boca con mi mano - No lo digas, por favor - mi voz era temblorosa y queria huir, no dejaba de ser tan jodidamente obvio.

Mi Único AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora