"Toqué la puerta con el puño, avisando mi llegada, antes de entrar en la habitación de mi padre. Su escritorio estaba lleno de papeles, su rostro se veía preocupado, no estaba tan arreglado como solía lucir, algo estaba pasando, debe ser la razón por la que me ha llamado. Caminé hacia él, pero sus siguientes palabras me dejaron estático.
—Estamos quebrados. —¿Quebrados? ¿De qué diablos estaba hablando? Fruncí el ceño, no entendiendo la situación.
—¿De qué hablas, padre? – pregunté confundido.
— ¿Qué no entiendes? Hemos caído en la quie...
—¡Por supuesto que sé qué es estar quebrados! ¿Pero cómo diablos pasó eso? – le interrumpí, alzando la voz. Todo parecía estar en su lugar, nunca me había comentado nada. Él bajó la mirada, quedándose en silencio. Me pasé las manos por el cabello mientras soltaba un pesado suspiro, tratándome de calmarme. — ¿No crees que merezco una explicación al menos?
—Me metí en algunos... asuntos... —parecía como si estuviera buscando las palabras correctas para que el golpe fuera menos duro, pero no lo fue. De pronto, mi mente se iluminó.
—Fueron las apuestas, ¿No? – pregunté mirando a mi padre con seriedad. Sin embargo, él no podía ni levantar el rostro. Mi padre tenía varios años siendo un fiel apostador en las peleas que se daban en el pueblo, nunca me preocupó porque la suerte parecía estar siempre de su lado, o tal vez eso me hacía creer. — ¿Tuviste que llegar hasta este punto para darte cuenta de que ya era suficiente?
—No entiendes, Derek. Me estaba yendo muy bien, y en los últimos enfrentamientos me emocioné pensando que podría recuperar aún más, pero...
—Pero perdiste. – terminé su oración, cruzándome de brazos. Aunque intentaba actuar con aparente serenidad, por dentro estaba explotando de enojo y preocupación.
—Sí, Derek, estamos metidos en el problema, ya no puedo cambiar el pasado. – dijo, levantándose de su asiento mientras apoyaba las manos en el escritorio y me miraba con dureza, como si fuera un pecado enojarme por su gran metida de pata. Pero era cierto, reclamarle no iba a cambiar nada, debíamos buscar soluciones.
—Podemos utilizar mi dinero y pagar algunas deudas, también podemos reinvertir en el negocio familiar, no lo sé...
—Hijo... no sé cómo decirte esto. – volvió a bajar la mirada, como avergonzado. ¿Había más? Ni siquiera tenía el valor para decirme las cosas a la cara, jamás había visto a mi padre de esa manera, no desde la muerte de Susan. Titubeó algunos segundos antes de decirlo, pero finalmente lo confesó. – Queda muy poco de tu dinero, lo suficiente para mantener la mansión y a los trabajadores por algunos 4 meses, por 5 como mucho. – Aquella noticia me cayó como un golpe en el mismo estómago, no teníamos... no tenía nada asegurado para mi futuro. Apreté mis sienes con la yema de mis dedos, cerrando los ojos, intentando no faltarle el respeto a mi padre, pero en ese momento quería matarlo. – pero tengo una idea, una muy buena idea. – Lo miré sorprendido y solté una fuerte carcajada burlona.
—¿Cómo piensas resolver esto? – pregunté sarcásticamente, fastidiado por toda la situación. No se trataba de algo que debía tomarse a la ligera, ¿Qué dirán todos cuando sepan nuestra situación?
—La señorita Basurto – dijo, levantando unos papeles del escritorio y extendiéndomelos. Me acerqué, frunciendo el ceño, confundido ante la situación. ¿Qué tenía Liana que ver con todo este asunto? Cuando finalmente agarré dichos documentos, mi padre continuó con su explicación. – Sus padres le heredaron una gran fortuna a su nombre, todo lo que tenían: propiedades, la casa donde creció, y muchísimo dinero. – Liana era la única hija del señor y la señora Basurto, con dinero suficiente como para alimentar a todo el pueblo. Con todo eso, la teníamos aquí como sirvienta, ¿Cómo?
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TAN SOLO TRES MESES | COMPLETA
RomanceLiana era la única hija del señor y la señora Basurto, con dinero suficiente como para alimentar a todo el pueblo. Con todo eso, la teníamos aquí como sirvienta, ¿Cómo? "Ella no lo sabe, ¿Verdad?" Mi padre negó con su cabeza, mientras una pequeña so...