(Capítulo extra para celebrar los primeros 10 capítulos de esta novela. 🎉 Escuchen las primeras dos canciones del video mientras lo leen para dar un efecto nostálgico.)
Recuerdos
—¿Derek...? –asomé mi cabeza por la puerta de la biblioteca para ver si estaba allí, le había buscado por todas partes.
—¡Aquí estoy! –entré de inmediato con una sonrisa triunfante cuando escuché su voz. Llevaba en mis manos un manual de matemáticas y una libreta en la cual resolvía los problemas que me ponía la institutriz. – ¿Pasa algo, Liana? –preguntó él cuando me vio acercándome. Estaba sentado en uno de los escritorios haciendo tareas también.
—Sí... —murmuré colocando ambas cosas sobre la mesa y abriendo el libro en la página que correspondía. – ¿Podrías explicarme este tema? No entiendo nada.
—A ver...–dijo mientras revisaba por algunos segundos la página y seguido a esto asintió, sonriéndome. – Por supuesto, siéntate aquí. – accedió mientras daba unas palmadas sobre la silla que estaba a su lado. Asentí rápidamente y procedí a tomar asiento junto a él.
Aunque se me daba muy bien el inglés, las matemáticas no eran lo mío. Pero Derek, al contrario, era bueno en todo, su capacidad mental era muy avanzada para tener tan solo 17 años. Siempre que podía me ayudaba con mis asignaciones. Ambos recibíamos clases particulares, aunque por la diferencia de edades, nuestros contenidos eran muy distintos y teníamos maestros diferentes.
Derek era un muchacho dulce, alegre y cortés, en ese entonces yo apenas tenía un año viviendo en la mansión y él me hacía sentir como que pertenecía a allí. No se confundan, éramos niños, nuestro cariño para con el otro era puro y meramente amistoso. Recuerdo cuando accedía a jugar muñecas conmigo para que no me sintiera sola cuando la señora Amelia estaba muy ocupada para pasar el rato conmigo, o cuando me invitaba a escribir con él, "puedes escribir lo quieras, lo que sea que pase por tu mente" me decía.
La biblioteca empezó a ser mi lugar favorito gracias a él, pues siempre que lo necesitaba, podía encontrarle allí. Empecé leyendo cuentos para niños, pero me intrigaba saber qué leía él, entonces me introdujo a la literatura inglesa, Shakespeare y Dickens, por ejemplo.
También solíamos jugar a la princesa, él era mi príncipe, como podrán suponer. Había traído conmigo un hermoso vestido de mi madre, el cual usaba para sentirme como toda una princesa. Derek también hacía bien su papel, solo para alegrarme el momento. Si mal no recuerdo, hasta llegó a confeccionar una corona de flores para mí. Le admiraba tanto, no entendía cómo podía ser tan amable teniendo un padre tan callado y frío.
A pesar de todo eso, Derek tenía sus propios problemas también, había perdido a su madre desde muy pequeño, pero nunca me dejaba saber que él también la estaba pasando mal. Hasta un día...
—¡Derek! ¿Podemos jugar a la princesa? –le pregunté animada, mientras caminaba hacia él en el patio. Estaba sentado en la grama, de espaldas hacia mí y cabizbajo. Cuando escuchó mi voz, se limpió algo del rostro que no llegué a ver y solo asintió. Cuando estuve a su lado, fruncí ligeramente el ceño y me arrodillé frente a él. – ¿Derek, está todo bien? –pregunté, él no me miraba a la cara.
—Sí, todo está bien. –contestó, forzando una pequeña sonrisa y sorbiéndose la nariz. – solo me siento un poco enfermo.
—Estás mintiendo. –dije, sentándome frente a él. Acomodé el largo vestido color melocotón que traía puesto, el de mi madre. – ¿Qué te pasa? ¿Estuviste llorando? –él me miró en silencio por algunos segundos y luego asintió. – ¿Estás enojado conmigo? –pregunté inocentemente.
—No, claro que no, Liana. –dijo, dejando escapar una suave carcajada. –solo estaba pensando y me sentí triste. –explicó.
—¿En qué pensabas? –pregunté con curiosidad. Noté como Derek debatió en decirme.
—En mi madre. –solo dijo, esbozando una sonrisa nostálgica. – la extraño. – Derek nunca me había hablado de su madre, evitaba cualquier tema que tuviera que ver con su vida personal, así que me sorprendí mucho cuando confesó aquello.
—Ya veo... –susurré sin dejar de mirarle. – ¿Sabes? Cuando pienso en mis padres también me siento triste.
—¿Ah, sí? –preguntó él, cruzando sus brazos sobre sus rodillas y apoyando su barbilla sobre ellos, mirándome con atención. Asentí.
—Sí, y también siento ganas de llorar. –le dije bajando la mirada por algunos segundos. – Está bien llorar, no debes sentir vergüenza. Podemos llorar juntos si quieres. –Derek empezó a reírse cuando dije lo último, fruncí el ceño y me crucé de brazos. – ¿Qué es tan divertido?
—Nada, nada... —Él negó con su cabeza manteniendo una sonrisa divertida y desalborotó ligeramente mi cabello con una de sus manos. – Eso es muy amable de tu parte. –dijo mientras yo arrugaba la nariz ante su pasada acción.
—¿Sabes? Los abrazos de mi madre siempre me ayudaban cuando me sentía triste. –le dije, abriendo mis brazos hacia él. – ¿Puedo abrazarte? –Derek alzó sus cejas con sorpresa y rió un poco antes de asentir ante mi pedido. Sonreí y me acerqué a él, rodeando su cuello con mis brazos, él también me abrazó colocando su frente en el hueco entre mi cuello y mi hombro. Y así permanecimos por varios segundos, oí cómo Derek dejó escapar un pequeño sollozo que me conmovió mucho, pero no quise llorar, ese momento se trataba de él. Acaricié su cabello, tratando de que sintiera mi apoyo y cariño.
De repente escuchamos la voz del señor Leblanc llamar a Derek, así que rápidamente nos separamos. Él limpió sus lágrimas mirando hacia atrás para ver si su padre estaba allí, pero no era así.
—¡Derek! –volvimos a escuchar desde adentro de la mansión. Derek me miró y me sonrió apenado.
—Lo siento, Liana, tengo que ir. –se disculpó, yo negué rápidamente.
—No te preocupes, podemos jugar después. –le dije, sonriéndole. Él asintió.
—Está bien, te lo compensaré luego. –prometió con intención de levantarse, pero antes de eso plantó un suave beso en mi frente, lo cual provocó que mi rostro se sonrojara. – Y gracias. –agregó, sonriéndome, antes de ponerse de pie y hacer su camino devuelta a la mansión.
—¿En qué piensa? –la voz de Phillip me sacó de mis pensamientos. Quité mi vista del camino para mirarle a él. Negué levemente y dejé escapar una suave carcajada.—Lo siento, estaba enfocada en el paisaje. –mentí. – todo es muy hermoso por aquí. –Estábamos sentados uno frente al otro en su carruaje, de camino al lugar en donde sería nuestra cita, el cual desconocía.
—Lo es. –concordó él conmigo mientras me sonreía. Asentí, volviendo mi vista al camino.
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¿Qué les pareció esto? No podía sacar esta idea de mi mente así que tuve que ponerla. Es bueno conocer un poco del pasado de los personajes. ⏳
¿Ven que Derek no siempre fue tan malo?
Dato curioso: me encantan las películas clásicas de Barbie y sus canciones. Escucho las canciones de este video para escribir. 💓
Gracias por leer y por su apoyo.
—Leslie🤍
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TAN SOLO TRES MESES | COMPLETA
RomanceLiana era la única hija del señor y la señora Basurto, con dinero suficiente como para alimentar a todo el pueblo. Con todo eso, la teníamos aquí como sirvienta, ¿Cómo? "Ella no lo sabe, ¿Verdad?" Mi padre negó con su cabeza, mientras una pequeña so...