Toqué la puerta varias veces antes de ser invitada a pasar. Era la oficina del señor Leblanc y, en efecto, ahí estaba él, sentando en su escritorio leyendo algunos papeles con unos lentes casi diminutos que tenía a la mitad de la nariz.
—¿Usted me llamó, señor? –pregunté. Él levantó la mirada y me sonrió, mientras hacía señas con una de sus manos para que me acercara.
—Así es, señorita Basurto. – asintió mientras organizaba rápidamente su escritorio. Hice como pidió y caminé hacia allí. – Gracias por venir, seguro le pareció extraño que la convocara tan de repente.
—Tiene razón, señor. – asentí, dejando escapar una pequeña risa nerviosa. – ¿Me he metido en problemas?
—En lo absoluto, Liana. Quería conversar un rato con usted, si no le molesta. – ¿Conversar conmigo? ¿Sobre qué? ¿Tendrá algo que ver con Derek? ¿Se habrá enterado de lo del beso...? Qué suerte la mía.
—Para nada, señor. Sería un placer. – dije rápidamente, ahora ansiosa por la posible razón detrás de este encuentro.
—Bien, tome asiento. –Extendió su brazo mostrándome una de las dos sillas que estaban frente al escritorio. Asentí y procedí a sentarme. – Si no me equivoco, en poco tiempo cumplirá su mayoría de edad, ¿no?
—Así es, señor. – asentí, genuinamente sorprendida de que recordara tal fecha. Nunca había celebrado con él ninguno de mis cumpleaños, solo con Amelia y los demás sirvientes.
—Eso significa que usted está ya en edad, por no decir que un poco tarde, para salir a la sociedad. – Alcé mis cejas, impactada ante tal información. Salir a la sociedad significaba estar en el "mercado del casamiento", en donde cualquier hombre que fuera aceptado por mi tutor podría tomarme como esposa. –Usted ya es una señorita totalmente educada, tiene la capacidad de atender un hogar y cuenta con una natural belleza.
—Se lo agradezco, señor. No sé qué decir... – Abrí la boca intentando agregar algo más, pero realmente no sabía qué decir. Sí, había soñado con conocer a alguien, casarme, tener una familia y un hogar, es lo que se nos enseña a las mujeres desde pequeñas, es lo que vi mientras crecía. Pero el amor, el amor debería ser un factor clave en todo esto, no podría casarme con un perfecto extraño.
—Sé que esta noticia la ha tomado por sorpresa, pero es su deber como mujer, no creo que quiera quedarse aquí toda la vida. – dijo, a lo que negué.
—En eso no se equivoca, señor, aunque no tiene nada de malo trabajar para usted. – agregué rápidamente, intentando que lo primero no sonara tan mal.
—Entiendo completamente. – dijo para mi alivio. – Todo lo que he hecho por usted en estos años fue justo para este momento, para convertirla en una mujer completa y capaz de elegir con sabiduría para su bienestar y futuro. – ¿Será verdad? – Sé que tendrá muchos pretendientes y que elegirá con conciencia.
—Y con el corazón, señor. – también dije y él dejó escapar una suave carcajada.
—Se parece mucho a su madre. – reí levemente mientras bajaba la mirada y luego asentí. Me llenó de mucha nostalgia y alegría aquel halago, si es que fue uno. Ahora mismo desearía que ella estuviera conmigo para ayudarme y orientarme en esta situación.
—Eso intento cada día, señor. – volví a mirarle.
—Lo está logrando. – dijo y luego sacudió la cabeza como si tratara de concentrarse. – Volviendo al asunto, en dos noches la familia Birdwhistle dará un baile en honor al cumpleaños de su segundo hijo, al cual estamos invitados. Como seguro sabe, los Birdwhistle son una de las familias más ricas y poderosas en el pueblo. Eso significa que muchas personas importantes asistirán a dicha celebración, ese será el evento indicado para que debute como parte de la sociedad. – asentí lentamente, tragando con pesadez.
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TAN SOLO TRES MESES | COMPLETA
RomansaLiana era la única hija del señor y la señora Basurto, con dinero suficiente como para alimentar a todo el pueblo. Con todo eso, la teníamos aquí como sirvienta, ¿Cómo? "Ella no lo sabe, ¿Verdad?" Mi padre negó con su cabeza, mientras una pequeña so...