Había una vez... En 1940 (Reescribiendo)

Bar

Al llegar al bar ambos tomaron asiento frente a la barra, Katlyn simplemente pidió un negroni para pasar el rato. Mientras que James pidió un whisky seco.

- Y bien, Katlyn... Cuéntame más acerca de tí. Cómo conseguiste entrar al ejército.

- Bueno... Ya sabes no es muy fácil a decir verdad ya que se precisan hombres fuertes allí, sin embargo no quiere decir que las mujeres no lo seamos. Y digamos... Que me hice muy amiga de alguien que está dentro del ejército, es alguien de mucho poder. Así que dimos algunas pruebas físicas, y heme aquí. Soy capitana de la 106.

- No entiendo como una mujer tan hermosa puede ser tan ruda y fuerte a la vez...

- Oh, James... No sabes lo duro que es mantener esa reputación, pero muchas gracias.

- Katlyn, si no es mucho pedir... Preferiría que me llamaras Bucky, ya sabes para más confianza.

- Está bien, Bucky. - la rubia sonrió dándole un sorbo a su bebida.

Pasaron algunas horas con ambos compartiendo anécdotas de su niñez, al igual que los tragos se iban acabando y el alcohol entraba en su sistema haciendo un tanto irreprimibles las ganas de Bucky de besar a Katlyn.

A la mierda... - pensó Bucky.

En un momento de silencio Bucky se acercó lentamente hacia Katlyn, hasta que las respiraciones de ambos se mezclaban con su calor.

- ¿Puedo? - preguntó el ojiazul.

Katlyn dió un leve asentimiento, dándole permiso al castaño de besarla.

Bucky posó suavemente su mano en el cuello de la rubia para atraerla hacia a el. Tomando sus labios en un casto beso.
Ambos se separaron por falta de aire solamente para sonreír y continuar con lo suyo por algunos minutos hasta que tuvieron una interrupción.

Una mujer empezó a cantar en el bar, en honor a los soldados que estaban en la guerra. Katlyn decidió mirar el espectáculo mientras que Bucky estaba algo tenso.

- ¿Está todo bien, Bucky? - Preguntó la ojiverde.

- Sí, Katlyn, todo bien.- le regaló una sonrisa incómoda.

El espectáculo terminó y Bucky le pido a Katlyn que se fueran del lugar ya que supuestamente "era tarde".

La rubia accedió, tomó sus cosas y caminó con Bucky hacia el estacionamiento, donde fueron interceptados por la misma mujer de aquello bar.

- ¿Tan rápido te vas, Jamie?

De las sombras salió una pelirroja de ojos marrones, caderas anchas y busto prominente.

- Sí, ya debo irme. Es tarde. - el castaño tomó la mano de Katlyn.

- ¿Y no me vas a presentar a tu amiga? - cuestionó acercándose peligrosamente a Katlyn con un cigarrillo.

- No hace falta que me presente, se hacerlo. Katlyn Jones, mucho gusto.- la rubia extendió su mano.

- Veo que eres la nueva mascota sexual de Jamie... Oh, pobresilla. Aún no sabes que la única mujer en la vida mi James soy yo...
¿No es así, mi amor? - La pelirroja pasó uno de sus dedos por el pecho de Bucky.

- Carolina... No es momento de... - el castaño fue interrumpido por Katlyn, quien enfadada soltó el agarre de su mano.

- Escucha Carolina, no te permito que me faltes al respeto, ni mucho menos que me digas que soy una mascota sexual, cuando tú tienes aspecto de una jodida prostituta.
Así que si me disculpas, debo irme.

La rubia pasó al lado de Carolina.

- Adiós niñita... - la pelirroja se burló.

Katlyn empuñó el ramo de margaritas y se detuvo en seco.

- Para tí, soy la capitana Jones. Zorra genérica.

El ruido de sus tacones resonando en el suelo se hizo presente mientras la rubia caminaba con pasos rápidos y firmes. Con una mirada dominante.

Un vacío en su pecho se hizo presente al igual que la decepción y por ende la tristeza se apoderaron de sus pensamientos.

Tomó un taxi y se dirigió a su apartamento, donde Peggy le había dejado una nota al igual que su cena y sus maletas hechas.

Suspiró pesadamente antes de quitarse los tacones y el vestido, tomar una ducha, trenzar su cabello y cenar.

Aún molesta por lo pasado retiró los restos de maquillaje de su rostro para posteriormente cepillar sus dientes e intentar dormir.

Hombres... - susurró antes de acurrucarse entre las sábanas.