Capítulo XIX

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   La noche estaba cayendo y Zéphyrin comenzaba a volver para dentro del palacio. Estaba triste, pero haber estado sola todo ese tiempo le había ayudado a pensar y a darse cuenta de que a pesar de su dolor, no debería estar molesta, porque después de todo Eidrien siempre fue sincero con respecto a sus sentimientos. Eso no le consolaba, era incluso peor porque comenzaba a dudar de veras de que él pudiese en algún punto sentir algo por ella.

   Volvió a la habitación y le vio sentado frente a la consola una vez más. No dijo nada, solo tomó algo de ropa y se cambió para volver a salir, tenía mucha hambre y ya la reina le había dicho que podían ir a cenar.

   El mismo comedor de la pasada noche estaba servido y esta vez habían incluso más invitados que la anterior. Ella no dijo palabra durante toda la cena incluso si estuvo animada. Eidrien no fue y no sabía si eso le ponía feliz o triste, la verdad, ya no tenía idea de cómo sentirse con respecto a él o a su matrimonio de dos días que parecía ir en picada.

   Tenía que admitir que estar en Ahrimán era gratificante, si todo ese problema hubiera sido en Tarendiel, donde prácticamente era ignorada, ya se habría rendido del todo, pero Valeria había estado pendiente a ella toda la noche anterior y parte del día, y ahora conocía al otro primo de Eidrien, a su hijo y esposa. Eran una familia grande y rara, llena de mezclas. Eso le hizo reír, no podía creer lo coloridos que eran, nunca creyó ver tanta aceptación.  Siempre pensó que todos eran racistas, incluso ella lo había sido en su época, pero viviendo ahí, viendo como las líneas entre razas en se habían borrado, no podía decir que fuera racista, le gustaba ese colorido.

   —¿Me pasas el postre, tía de ojos bonitos? —escuchó que decían a su lado y notó la presencia de cierto individuo pelirrojo que le miraba casi con adoración.

   —Yo... ¿Qué es el postre? —preguntó perdida buscando ayuda con la mirada.

   —Ese de allá. No te excedas, Khan —le indicó Violet que estaba en frente de su hijo y miró con reproche al pequeño—. Y deja de ver a tu tía así, Eidrien se pondrá celoso.

    —¿Por qué? ¿Tía de ojos bonitos, no puedo verte? —inquirió, buscándola con la mirada y ella le dio una sonrisa mientras le pasaba el postre.

   —Todo lo que quieras, pequeño.

   —No me digas pequeño, o no voy a verte más —se quejó sirviéndose una gran porción y por primera vez en la noche Zéphyrin sonrió. Ese chiquillo estaba loco.

   —Khan, no comas de más —le advirtió su madre pero él lo ignoró—. ¿Dónde te metiste esta tarde, eh?

   —Fui a ver a mis peces —respondió como si nada—. Bi, el ojo celestial se siente muy solo. ¿Cuándo le encontraremos una pareja? —le preguntó a su bisabuelo quien rió. La verdad es que con Khan ya habían hecho la noche, siempre que estaba se robaba el show.

   —Sabes que son raros, Khan, pero estamos buscando.

   —Eh, diablillo, tu bisabuelo tiene cosas que hacer, no puedes molestarlo tanto para que te busque peces —le reprendió su padre despeinándolo y él hizo un mohín.

   —Entonces búscalo tú, papá. ¿Cómo puedes ser tan mezquino y dejar al pobre ojo celestial solo? ¡Necesita una novia!

   —Sobrevivirá, Khan —replicó Cian desde el otro lado de la mesa—. Estar soltero no es malo.

   —Lo dices porque a ti nadie te quiere —le rebatió mirándole con cierto aire de superioridad y sus padres negaron con la cabeza.

   —¿Y quién te dijo que nadie me quiere, eh?

Losing Game (Dark Angel VIII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora