Capitulo 11-Deseo(Un hogar)

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Narrador: El sol se levanto sobre la ciudad de Nuevo Asgard, la gente pasaba su día de manera ordinaria, vendían y compraban, volvían y se adentraban al mar, todos parecían alegres, excepto, un albino, quien estaba boca abajo sobre su cama, sin querer levantarse, despues de todo, ese día le traía malos recuerdos. Despues de todo, este día hace 3 años es cuando su primera aventura tuvo un final trágico, pero su segundo capitulo empezó, cuando decidió seguir a ese cuervo, pero aun así, aunque se sintiera feliz al ver lo que había conseguido, ese día no tenia derecho a presumir o a sentirse orgulloso.

Bell se movió a través de su habitación, se ducho, y se vistió de manera casual, y salio al pasillo. Bajo las escaleras y se encontró con la mitad de la familia Loki desayunando lo mas rápido que podían, ya que, se habían levantado tarde, Riveria, Finn y Gareth ya se habían ido, pero decidieron no avisarle que era hora de irse, todos tragaban su comida y lo volvieron a ver, creyendo que los regañarían, pero Bell simplemente paso de largo y agarro un plato, se sirvió y se sentó en la mesa mas alejada de los demás, donde se puso a comer tranquilamente. Haruhime se sentó a comer frente a el, pero ella sabia que era mejor no ponerlo de peor humor del que ya estaba, así que simplemente comió su platillo en silencio, simplemente haciéndole compañía al albino.

La familia Loki, quienes miraban de manera decaída al albino estaban a punto de preguntarle que había pasado. Pero como si les leyera la mente Loki respondió con un susurro.

Loki: Déjenlo en paz, no recomiendo molestarlo hoy, talvez no bromee con tirarlos al mar si hacen algo estúpido.

Narrador: La familia Loki asintió, y se hizo para un lado, Bell termino de comer tranquilo y decidio ir a la forja a completar algunos de sus encargos. Mientras estaba de camino, escucho un grito de felicidad y Hefesto salio de su forja para enseñarle un arma moldeada por ella, con acero del Valhalla.

Hefesto: Lo logre! Ahora quien es el dios de la forja!

Bell: Tu, ahora, con permiso.

Narrador: Hefesto esperaba que Bell se molestara un poco mas ya que había logrado moldear ese hierro tan extraño, decidió seguirlo, el chico entro en su habitación y saco sus herramientas, derritió el hierro y empezó a moldear, Hefesto se quedo escondida en la puerta, completamente asombrada por la técnica del albina.

Era impecable por decir lo menos, cada medida venia de su cerebro, cada técnica se la sabia de memoria, sabia las temperaturas requeridas para cada forma de forjar acero e incluso sabia derretir vidrio. Ahora entendía porque era llamado el amo de la forja. Era un apodo merecido. Aunque Hefesto, al ser la diosa de la forja también observaba como Bell expresaba sus sentimientos a través de su fragua. A través de ese infernal calor que salía de aquella estación, se podia sentir la tristeza y la melancolía del joven, cada martillazo que daba expresaba su punzante dolor. Pero su expresión no tenia ningún sentimiento. A veces, la forja era la manera de la gente de descargarse, pero, de que se descargaba?

Lo que estaba construyendo era un florero, había tomado forma, cada detalle era perfecto, las flores de cristal abundaban y decoraban todo el exterior, y la forma del florero era precisa. Apago la forja y despues uso un hechizo para enfriar el artefacto. Lo tomo y empezó a salir de la habitación, Hefesto se metió en su forja lo mas rápido que pudo. El albino no le presto atención. Fue directo a la salida, Hefesto pudo haberlo dejado solo, pero le dio curiosidad, lo siguió de la manera mas cautelosa posible.

El albino bajo a la planta de la ciudad, y se dirigio al mercado, saludo a todos con una sonrisa, melancolica, pero sabia fingir muy bien, paro en un puesto de flores, y saludo al vendedor.

Bell: Hola Ganju, que buen tiempo esta haciendo.

Ganju: Si, aquí están tus flores.

Bell: Claro serian.

Is It Wrong To Try To Pick Up Girls In A Dungeon, Hijo de OdinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora