Prólogo

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Olivia.

Mi vida cambió desde el primer momento en que la conocí. Nunca había conocido a alguien que le gustara la sencillez, las pequeñas cosas y los ukeleles.

—¿En qué piensas?— escuché la voz de Olivia, la miré y vi cómo el sol iluminaba su rostro.

Sonreí y acaricié su hermoso cabello.

—En mi madre.— mentí, no podía confesarle mis sentimientos, no a ella.

—Me hubiera gustado conocer a tú mamá.

—Ella te hubiera amado.— así cómo yo lo hago, casi le confesé.

—Tal vez.— Olivia me sonrió—. Es hora de irnos.

Nos levantamos del suelo y agarré
la cesta vacía. En cambio Olivia, recogió el regalo que le había dado. Sin darme cuenta me detuve para mirarla, aparte de mi tío, ella era lo mejor de mi vida.

—¿Olivia?— Olivia se giró y me
miró con sus hermosos ojos, llegó
el momento se lo iba a confesar.

—¿Qué pasa?— me detuve frente a ella.

Solté un suspiro y sonreí.

—Mi camisa te queda muy bien.— no pude confesarlo.— Pero claro no tan bien como me queda a mí.— le guiñé un ojo y empecé a caminar. 

—Eres una tonta.— me dijo mientras me alcanzaba. 

—Lo sé su majestad.— dije con tono burlón mientras me colocaba mis gafas de sol.

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Noche EstrelladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora