EXTRA 5: FESTÍN DE LOBO

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—Amo...¿No ha pensado en que esa chica, es la que puede romper el hechizo?

—¡Por supuesto que sí! No soy tonto.

—¡Bien! Entonces yo haré los planes para esta noche.

—¿Planes? ¿Qué planes?

—Bueno, una cena romántica a la luz de las velas...¡l'amour!

Daring había pasado la mayor parte de la noche en las cocinas, no había tenido más noticias de la chica misteriosa que había provocado una gran ilusión para todos.
Sin embargo, Daring había sentido algo...no sabía cómo explicarlo, pero ese desconocido sentir le decía que el hechizo podría romperse.
Si su suposición era cierta, tenía que hacer todo lo que sus sirvientes le recomendarán.

Tras aceptar la cena, los muebles y demás utensilios trabajaron en una elegante y sofisticada cena de bienvenida. Todo estaba listo en cuestión de minutos, incluso, él había tenido tiempo para "peinar" su blanquecino pelaje.
La pequeño reloj había sido la responsable de avisar con tiempo a la chica acerca de la invitación del "Amo" para cenar esa noche.
Sin embargo, el tiempo fue pasando y Rosabella no bajaba.

Daring caminaba con furia de un lado al otro, gruñendo y causando que algunos sirvientes se escondieran en los rincones —¿Dónde está? Ya debería estar aquí...¡¿En dónde está!?.

En ese momento que uno de los candelabros iba a hablar, Céline regresó de la habitación de Rosabella. La sonrisa de Daring esperando que ella entrará desapareció ante la evidente falta de ella —Amo...debe estar tranquilo...pero —él trago saliva y habló con terror —no vendrá.

—¡¿Qué!?

Daring no espero ni un segundo en salir corriendo de las cocinas.
Sus cuatro sirvientes leales corrieron detrás de él, gritando e implorando que se tranquilizara. De él dependía que Rosabella no escapara.
Pero su furia no fue contenida, se paró frente a la puerta de la habitación que anteriormente le había dado a la chica y con su puño, golpeó tres veces causando un gran estruendo—¡Te dije que bajarás a cenar! —dijo con gran enojó.

—¡No quiero! —detrás de la puerta, Rosabella estaba de pie, con firmeza y con una expresión inmutable ante los gritos.

—¡Bajas o...rompo la puerta!

—¡Ja!, ¡hazlo, es tú puerta, no la mía!

La respuesta que ella le había dado, había hecho que las garras de él dieran un zarpaso sobre la madera.
—¡Amo! ¡Recuerde lo que hablamos!

—¡Trate de ser amable!

Le dijeron sus sirvientes, Daring trató de contenerse, incluso apretó su mandíbula como un intento de ahogar su enojo—Pero ella es tan... DIFÍCIL.

—Sea amable y tierno —dijo Chip, un "chico tetera" a los pies de su amo. La bestia tomó aire, haciendo el intento más grande por qué su voz sonará más suave y amable.

—Sería un gran placer para mí si...me acompañaras a cenar...

—Por favor —dijeron los hermanos candelabros en un susurró

—Por favor —repitió Daring, más a fuerzas que de ganas.

—No quiero.

Con tal frialdad, Rosabella negó la invitación, los sirvientes se escondieron uno detrás del otro, como escudo de lo que estaba por suceder. Las pupilas de Daring se dilataron, dió unos pasos hacia tras y se inclinó un poco hacia delante antes de sentenciar a su "prisionera" —¡Entonces puedes morirte de hambre! —el grito de furia sacudió el corredor, se agachó a ver a sus sirvientes y ordenó: —¡Si ella no quiere cenar conmigo, no podrá comer absolutamente nada!
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Algunas horas transcurrieron, seguramente ya pasaba de media noche. Céline, la líder del servicio, una pequeño reloj, había dejado vigilando la puerta de Rosabella a los dos mellizos candelabros: Paul y Clair. Sin embargo, ambos hermanos se sustrajeron haciendo sombras entre las cortinas, ignorando que una hambrienta Rosabella había salido con éxito de su "prisión".

Siempre serás una bestia. [Darbella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora