Capítulo 3

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Punto de vista de Alejandra.

No quiero mencionar el desastre de día de ayer, pero por suerte estoy mucho mejor, sin ganas de vivir, pero mucho mejor.

Solo había sacado bueno a Marcos, que había estado todo el tiempo al pendiente de mí, aún lo sigue.

—¡Venga, Ale! —me grita Carla desde fuera de la habitación para que saliese ya. Nos íbamos con los chicos a dar una vuelta por Sevilla y yo cómo no, tenía que ser la guía porque por supuesto era la que vivía aquí.

—¡ya voy joder! —le grité de vuelta poniéndome un poco de labial rojo en los labios.

Me había puesto un top de encaje negro, casi que parecía un sujetador, pero me la sopla, me queda bien y se toma como top, llevaba una falda de cuero rojo y mi bolso que había comprado en Shein la semana pasada, porque del cementerio se sale, de comprar en Shein no.

Salí y Carla se quedó boquiabierta al verme, lo mismo digo de ella, esta chica está guapísima con todo lo que se ponga no me extraña que tenga a Eric babeando por las esquinas.

—Dios mío es que si fuera bollera te follaba. —le digo, ella se ríe y me abraza.

—Te quiero. —me da un beso en la mejilla. —Venga vamos.

Tira de mi muñeca y fuimos por el pasillo hasta los ascensores. En el living de veintitrés que eran pues había diez, los otros se quedaron resguardaditos pensando en Polonia, los que estábamos aquí les iba la marcha.

—ya estamos todos. —dijo Dani. —estáis preciosas, venga vámonos.

—¡Voy a enseñarle a las nenas de Sevilla, mis dotes de Latín lover Canario! —dijo Pedri, a su lado estaba Unai mirándole con el ceño fruncido.

—Pero qué latín lover canario ni que ostias, si hace nada que has dejado el chupete, niño. —le dijo Unai.

—a mis dieciocho años ya he tenido más vida sexual que tú a los veinticuatro. —le replicó el canario.

—Pero si no sabes ni pronunciar la CH, cómo vas a saber de vida sexual. —repitió Unai con su mano alzada indignado.

—¡Que es el acento canario, Vasco tonto! —y volvió a replicar una vez más Pedri.

—¿dejáis de discutir y nos vamos? —dijo Gerard.

Por fin habían dejado de discutir, pudimos marcharnos hacia una de las mejores discotecas de Sevilla, por lo menos en las que yo había venido siempre cuando había final de curso. Ay, que guay la vida de universitaria para luego acabar de repone botellas.

—Esta es la mejor discoteca de toda Sevilla, en invierno conocida como Antique y en verano como "Rosso Peligroso" dicen que pillas cacho fijo. —dije en la puerta.

—Pues, vamos allá. —dijo Eric.

Entramos directos al reservado, no habíamos reservado ni leches, pero íbamos rodeadas de futbolistas, si ahora mismo pedíamos a un camarero que nos besara los pies lo haría. Pero pensándolo bien da mucho asco.

Pusieron todo tipo de canciones, las más pegadizas de este verano, bueno de primavera porque en verano aún no habíamos entrado.

Iba así como por el tercer cubata y ya estaba con él en la mano gritando a viva voz con Carla.

—¡ME PERDISTE DE VISTA AHORA ES CON OTRO CON QUIÉN VACILO EN LA PISTA, HEY AY JOSÉ NO ME INSISTAS, DAS MUCHAS VUELTAS PARECES MOTOCICLISTA, NINGUNA CON ESTE PORTE, TENGO ESTE BOOTY Y SIN HACER DEPORTE!

La verdad que ese momento fue de lo más lésbico, pero ahí estaban todos los tíos mirándonos cachondos perdidos, me encantan. Porque todos nos quieren tener, pero ninguno puede, bueno salvo Álvaro que ese ya me ha comido entera.

—Vamos, Carla, baila conmigo. —le tira Eric de la mano para que baile con él, buah este se muere por echarle el polvo de su vida.

—¡Vamos, Eric! Tiratela ya. —grité.

—¿y tú? —me pregunta Pedri, me rio.

—Lo siento, no quiero ir a la cárcel. —le digo, para terminar bebiendo de mi vaso.

—Joder, Ale que tengo dieciocho. —me dijo.

—Avísame cuando tengas mínimo veintidós. —le doy un beso en la mejilla.

—Además de que, va a bailar conmigo. —apareció Marcos para rescatarme de Pedri.

—Puto Llorente este, se las lleva a todas. —se fue indignado y yo me morí de risa.

—¡oye! No te metas con mis ligues. —le dije riéndome.

—Pequeña, es demasiado joven aún. —se ríe. —Además me gusta esta canción.

—Rauw Alejandro, es mi religión. —me acerqué a él. —Bebé, no sé si habla mucho español.

—Si entiendes cuando digo mi amor.

—Comernos sin entendernos es mejor. —canté —oye, estas follable, por si no te lo han dicho.

—Sí, y tú muy borracha. —me miró riéndose. —pero sigues siendo maravillosa.

—Gracias. —él frunce el ceño. —por siempre sacarme una sonrisa. Últimamente es difícil que eso pase.

—Yo solo sé que me gusta verte sonreír, no tienes que agradecerme nada. —sonrió.

¿Y si Neymar no fuera el único chico en el mundo? ¿Y si quizá pueda sentir atracción por Marcos? A lo mejor solo estoy tratando de negar lo evidente, de que ahora mismo me muero por comerle la boca. Pero no lo haré, porque los mejores momentos con él solo estaban por llegar.

OFFSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora