Punto de vista de Marcos.
A veces los corazones mal heridos unidos a un orgullo también herido, es más dañino y peligroso que otra cualquier cosa. Eso era lo que estaba haciéndole sentir a Alejandra, quería que sintiese lo que yo sentí cuando supe que me había engañado, y si, le estaba haciendo daño y la veía mal, y me hacía más daño a mí mismo, pero la rabia y el dolor juntos son así.
—Le estás haciendo daño a Alejandra. —dijo Eric, furioso, claro.
—Ella también me lo hizo a mí. —respondí.
—No pensaba que podrías llegar a ser así de rencoroso, Marcos. —habló esta vez Carla. ¿Nadie entendía por lo que yo estaba pasando?
—Mirad, no estoy para sermones, sinceramente.
Intenté esquivar a mis dos amigos.
—Conozco a Alejandra, y te conozco a ti. —Habló Eric cuando le di la espalda. Me giré. —Y os queréis, deberíais hablar.
—No tengo nada de que hablar con Alejandra, que se vuelva a París con Neymar. —dije y les di la espalda otra vez.
—Eres un gilipollas de mierda, Marcos. —dijo Carla poniéndose frente a mí.
—no pasa nada, aunque me insultes te seguiré queriendo. —le mostré una sonrisa.
—No me sonrías. Mira, si te quieres hacer el fuerte y el que ya no siente nada por Alejandra, me parece perfecto, pero no le hagas daño, no la trates de esa forma, porque sobre todo es que no te queda. Te conozco lo suficiente como para saber que cuando ves a esa niña lo que quieres es abrazarla, pero claro, tú orgullo mal herido te prohibe algún acto de amor hacia ella, pero sabes qué, que eso no va a ser siempre porque tú sigues tan enamorado de Alejandra como el primer día, así que deja de comportarte como un gilipollas y ve a hablar con ella.
Me dirigí hacia mi cuarto, el cual compartía con Alejandra, ya era común que las únicas habitaciones escogidas en los hoteles siempre fueran las justas, y claro, Carla dormía con Eric, obviamente Alejandra podría dormir con cualquier otro, pero tampoco me hizo gracia la opción de que durmiese con otro.
Abrí la puerta y la vi tumbada en la cama hablando por teléfono, estaba relajada, excepto cuando me vio que se puso tensa, así estábamos cada vez que nos encontrábamos, tensos.
—Luego te llamo. —dijo y luego colgó el teléfono. Se reincorporó en la cama.
—No cuelgues por mí, ya sé que es Neymar. —dije, indiferente, haciendo como el que no tenía sentimientos por ella cuando en realidad me moría por desnudarla.
—Bueno, me voy, te dejo que hagas tus cosas. —dijo levantándose de la cama y recogiendo un montón de papeles con su ordenador.
—¿tanto te incomoda mi presencia?
—sinceramente sí. —bufé. —No quiero estar donde estés con tus comentarios.
—Son comentarios de una persona a la que hiciste daño.
—Lo sé, Marcos. Sé que te hice daño, pero no me merezco esos tipos de comentarios. Ni de ti, ni de nadie.
—Creía que estabas con tu familia, y resultó que estabas en Paris, con tu exnovio.
—¡Que sí, que te mentí, que estuvo mal!
—¡Joder, Alejandra! ¡Te quise más que a nada, te abrí las puertas de mi casa, de mi vida y de mi corazón! ¿Y ahora esperas que no esté herido?
—¡No he dicho que no estes herido, solo digo que deberías escucharme para saber qué pasó! —gritó furiosa, claro.
—¡No quiero saber qué pasó, entiéndelo, no quiero saber de tí, porque tú y yo ya somos sólo humo!
—¿ya no me quieres? —dijo torciendo sus labios, se la notó dolorida.
—¿Por qué no seguiste luchando por mí, Ale. Si tanto me querías?
—te mandé un maldito mensaje, diciéndote que vinieras a Atocha antes de subirme al tren, y no viniste, Marcos. Lo di todo por perdido.
—En realidad, si fui. —sus ojos se abrieron como platos. —Pero cuando llegué a la puerta de Atocha, no me bajé del coche, mi corazón me recordó que estaba herido.
Ella asintió con la cabeza incrédula.
—Si tu orgullo te besa mejor que yo, entonces tú y yo ya no tenemos nada de que hablar.
Froté mis ojos. Luego suspiré.
—Pero no has respondido a mi pregunta. —continuó ella. —¿Ya no me quieres? Es decir, has olvidado en un mes todo lo que hemos sentido y vivido.
—No, yo no he olvidado nada. Murió, porque simplemente tú lo mataste, Alejandra. —dije mirándola con la mayor frialdad del planeta. Sus ojos se llenaron de lágrimas y tragó un nudo en la garganta.
—La habitación es tuya, yo voy a dormir con Pedri. —dijo, luego sorbió su nariz y salió de la habitación.
Me sentí mal, sobre todo porque era mentira, nada había muerto, todo sigue vivo.
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OFFSIDE -Marcos Llorente
ФанфикPara Alejandra el amor siempre había estado en un constante fuera de juego, hasta que llegó él, la única persona que la hizo entrar en el campo. Una historia de Marcos Llorente y de la selección española, mezclada con amor, risas y amistad.