Capítulo 26

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Punto de vista de Marcos.

Podía ver desde lejos lo feliz que estaba Ale, no digo que en Madrid no fuera feliz, pero sí que estaba un poco más aferrada a mí por el hecho de que allí solo me conocía a mí y yo no le había presentado a mis amigos aún, son un poco tira fichas y no quiero que Alejandra se sienta incómoda, con la plantilla del equipo solo habíamos quedado con Koke y Bea, pero al estar casados y ser unos pocos años mayores que nosotros llevaban otro estilo de vida. No puedo pedirle a una persona de veintitrés años que se acaba de graduar en la universidad que se comporte como una persona de treinta. Sin embargo, en la selección era diferente, casi todos tenían nuestra edad e incluso en el caso de Pedri, tenían menos. El mayor era Azpi y ese se comportaba como Pedri. 

En el avión estaban jugando Alejandra y Eric al UNO, aprovechaban que solo estábamos nosotros porque viajábamos de forma privada. Joder, mira que gano dinero, pero no lo suficiente como para comprarme un avión.

—¡Te bloqueo! —gritó Alejandra. —toma chúpate más cuatro.

—¡TOMA CHÚPATE OCHO! —replicó Eric.

—¿Qué? Vete a la mierda hombre. —dijo levantándose indignada, me encanta. Se parece a mí jugando al fifa.

Habíamos jugado al Fifa ya varias veces juntos, ella había escogido al Sevilla y yo al Atlético pusimos una final de Champions y acabé ganándole y ella dejándome de hablar.

Cuando se quedó sola, sentada en un asiento, según ella para descansar de ''tíos sudorosos'', me senté a su lado, porque claramente yo no iba incluido en esos.

—Un enano mental, me ha ganado al UNO, no puedo volver a permitirme algo así. —le sonreí.

—Te noto estresada.

—Vivo estresada.

Le miré confundido y ella cambió sus palabras.

—Pero no por tí, créeme tú eres lo único que me desestresa. —me guiñó un ojo.

Vale esto que voy a decir ahora es producto de una de mis mayores fantasías en la vida, y que Alejandra era la chica perfecta para cumplirla.

—¿te puedo desestresar ahora? —susurré en su oído.

—Estás loco, Llorente. —dijo riéndose. —ah, que no es coña.

—Una de mis mayores fantasías sexuales es hacerlo en un baño de avión. —le guiñé un ojo. —y tú eres la persona perfecta para cumplirla.

—Marcos, si alguien se entera...

—Se morirán de envidia. —me reí.

Nos levantamos y caminamos hacia el baño, nadie extrañó nuestra ausencia, cada cual estaba en lo suyo, algunos leían, otros veían fútbol y algunos jugaban a juegos de mesa.

Cerré el seguro una vez que los dos estuvimos en ese espacio reducido, pero el suficiente.

—En verdad creo que un poco sí que era también tú fantasía. —subí mi mano por el muslo derecho de su pierna, bajo su falda. —Si no, no habría una falda que levantar.

—Bueno, puede que tal vez tuviera algo de fantasía con esto.

Podía haber sido un momento tan erótico y bonito, sino llega a ser por Pedri.

—¡No vayáis a follar en el baño, salid que me estoy meando! —gritó aporreando la puerta desde el otro lado.

—Hay tres putos cuartos de baño, ¿te tienes que venir a este? —dije con fastidio.

—En los otros dos están Álvaro y Ferran, y seguro que están cagando.

Suspiré fastidiado y Alejandra hizo una mueca para luego quitar el seguro del baño, saliendo dejando a Pedri vernos las caras.

—Gracias. Además que eso de follar en lugares públicos no se lleva ya, esperad al hotel, coño. —dijo entrando en el baño.

—No, si ahora me voy a esperar a lo que tú digas. —replicó Alejandra.

Ella se fue con Carla a hacer no sé qué, supongo que habrían publicado un capítulo de Lujuria e irían a leerlo, qué obsesión con esa novela.

Me senté al lado de Eric, yo miraba por la ventanilla.

—¿Te has intentado tirar a mi hermana en el baño? —le miré y rodé los ojos. —Por lo menos esperaros a estar casados o algo, que no respetáis ya ni lo sagrado.

—Que vivo con ella, Eric. —hablé cansado. —Además, ni siquiera tú esperaste a casarte.

—Es distinto. —me miró. —¿estáis bien no?

—Mejor que nunca, es como si viviese en una nube. Si me hubieran dicho esto hace dos meses y medio, me rio.

—Es la primera vez que veo que si Neymar llama a Ale, no va a salir corriendo. La veo feliz, la haces feliz.

—No, no la hago feliz. Es feliz conmigo, y eso me hace feliz.

Estoy seguro que si cierto Brasileño levantase el teléfono y llamase a Alejandra, ella no iría, no estoy seguro de si me quiere o si está enamorada de mí, pero sé que de esta burbuja ahora mismo no nos saca nadie.

OFFSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora