punto de vista de Marcos.
Que le pasaba a mi rubia teñida para que estuviera tan extraña, ¿será por lo que dije? ¿Debería habérmelo callado? Estaba un poco bastante rayado, estaba extraña y no sabía qué le pasaba.
Subí hasta nuestro cuarto y la vi tumbada en la cama, estaba llorando, de verdad que yo pensaba que al estar aquí con toda la selección la iba a hacer feliz, pero estaba tan equivocado.
—Amor. —me senté al lado de ella y se secó las lágrimas.
—Estoy bien, por favor déjame sola. —dijo sonriendo su nariz.
—¿es por lo que te he dicho?
—No, no tiene nada que ver con eso, Marcos.
—¿Que he hecho mal?
—Nada, vete. Por favor.
Me levanté apenado de la cama, quería quedarme ahí y decirle que no me iba a ir hasta que me contase por qué lloraba, pero entendí que si me quedaba ahí lo único que haría sería joderla aún más y lo que menos quería era eso.
Sabía que algo le sucedía, que algo le ocurría que no me contaba y pensaba llegar a descubrir qué es lo que era, pienso llegar hasta el final de esto llevándome a quien sea por delante.
Las dos personas en las que más confía de toda la selección sin contar a Eric, son Carla y Pedri, ellos sin duda alguna debían de saber qué le pasaba a Ale para que le hubiese dicho que quería pasar el resto de mi vida con ella y huyese de mí.
Salgo de la sala donde me encontraba sentado en el sillón con los codos apoyados en las rodillas pensando, pensando en si la chica que amo quería irse de mi lado, Si no era feliz conmigo por que dejó París, es que de verdad que no estoy entendiendo nada y no quiero acabar el año de esta forma.
Casi corriendo fui hasta el cuarto de Pedri y escuché tras la puerta como Carla y él hablaban sobre Alejandra y su extraño humor con todos.
— No podemos dejar que se hunda. — dijo Carla aparentemente en un tono de voz desesperado.
— ¿y qué quieres hacer? — le respondió. — Alejandra es muy cabezona y sabemos que va a meterse en su burbujita hasta que decida qué hacer.
— pero es que no es justo, Marcos a mi parecer tiene que saberlo. — fruncí el ceño ante lo que la chica había dicho, ¿qué es lo que debía de saber?
— No Carla, no vayas a ir a contárselo porque es asunto de Ale y de él.
— Pero es que sé que eso se va a cargar el año nuevo Marcale, y no se lo merecen, han estado pasándolo mal mucho tiempo por haber estado separados.
— si lo sé, pero es Ale quien decide no nosotros. — siento los pasos de Pedri acercarse hacia la puerta. — Carla, te conozco, no lo hagas. — la furia y la rabia por saber que había algo que yo debía de saber y no lo sabía me consumió de pies a cabeza y sin aguantar más abrí la puerta de madera negra dejando a las dos personas que había tras ella totalmente sorprendidos.
— Ya mismo me contáis qué es lo que debo saber que Ale no me ha contado. — señalé a Carla y Pedri, que se miran entre ellos para luego mirarme a mi. — Ya podéis hablar.
— Marcos, no nos incumbe contártelo nosotros. — dijo Pedri encogiéndose de hombros quitándose la responsabilidad de contarme. Mi enfado por segundos iba aumentando y las ganas de patear algo me estaban invadiendo.
— Carla. — miré a la chica y ella apartó su mirada de mi. — por favor, ¿la chica que amo quiere irse lejos de mi, lejos de donde yo pueda quererla y no tengo absolutamente idea de por qué? — pegué mis dos manos rogándole que me contara. — solo quiero saber el por qué actúa de esta forma tan extraña.
— Lo siento, Llorente. — me volvió a mirar y su sonrisa se vuelve en tristeza. — si fuera por mí te lo contaría, pero es que se lo prometí y no puedo fallarle. — miré a Pedri y ya sí que no pude controlarme más. Tomé a Carla de los brazos y la zarandeé.
— ¡Carla, maldita sea dímelo, dímelo! — le grité mientras la zarandeaba y ella intentaba zafarse de mis agarres.
— Déjala, Marcos. — me decía Pedri tratando de que soltara a Carla, pero no le hice caso.
— ¡déjales, Marcos! — escuché decir a Ale detrás de mi, su tono de voz era molesto y muy seco, eso hacía notorio el enojo que debía de tener al verme zarandeando a su mejor amiga.
— ¡Que sea la última vez que veo que zarandeas de esa manera a mi mujer, Marcos! — dijo Eric entrando en la habitación enfadado, él también vio lo que le hice a Carla; ni siquiera pude mirarle, mi mirada estuvo todo el rato observando a Ale que me miraba con los brazos cruzados y una cara de enfado que le podía llegar hasta los tobillos. Supe en ese momento cuanto la había fastidiado.
— Chicos, ¿podéis dejarnos a solas? — dijo Ale a las tres personas que había con nosotros, Pedri le asintió y Carla y Eric le siguieron el camino hasta la puerta.
— Carla, lo siento... — le digo a Carla y ella me niega con la cabeza diciendo que no pasaba nada. Luego desaparecieron por la puerta y Ale cerró tras que ellos habían salido, supe que estábamos solos su cabreo y yo.
Ella me miró con el ceño fruncido y sus brazos cruzados mientras se acercó lentamente a mi, sabía que estaba tratando de analizarme y averiguar qué se me pasaba por la cabeza para haber tratado así a Carla, yo nunca me había comportado así con ninguna mujer.
— ¡Se puede saber qué demonios te ocurre para que trates así a Carla! — grita notoriamente enojada.
— Lo siento, no quise tratarla así. — le respondí y ella me miró como alucinando. — Pero es que no saber por qué estás así me está matando.
— ¡sea lo que sea, es asunto mío! — se dio una palmada en el muslo a causa de haber dejado caer sus manos.
— No Ale, no me mientas porque escuché a Carla y Pedri decir que yo debía de saber algo que tienes miedo de contarme y por eso actúas de forma tan extraña.
Ella por un momento pareció quedarse sin palabras. — Oh vamos Marcos, acepta que el mundo gira en torno al sol, ¡no a ti!
— Pronunciaron mi nombre, Alejandra. — le respondí. — y Carla me dijo que si fuera por ella me lo diría, pero te prometió no decirme y no podía fallarte. — me acerqué a ella y la giré hacia mi quedando a escasos centímetros. — así que por favor, cuéntame.
— No tengo nada que contarte.
— no me mientas más Ale, maldita sea. — me separé de ella fastidiado. — Ale, estamos juntos en esto, estamos juntos a todo. Hemos pasado el mejor verano y las mejores navidades del mundo, por favor, soy tu novio cualquier problema que tengas puedes decírmelo. — volví a acercarme a ella y tomé sus mejillas en mis dos manos, su mirado viajó hasta mis labios y la mía hasta los suyos, nuestra conexión y atracción seguía intacta no entendía por qué ella se empeñaba en querer separarnos. — por favor mi amor.
— Marcos... — ella suspiró antes de hablar. —No estoy para esto, no es el día, no es el lugar, no es nada. Si no eres capaz de asumir eso, quizás no sea yo la mujer indicada con la que te quieras casar. — se intentó separar de mí pero yo solo la agarré más fuerte.
— me mientes, Ale. — susurré contra sus labios. —Tus ojos te delatan cuando mientes, y lo sabes. — miré sus ojos y ella los míos. — tú misma lo dijiste.
pone sus manos sobre mi pecho intentándonos separar pero en vano, soy mucho más fuerte que ella. — tú no sabes nada.
— sé qué si hora mismito te beso... — susurré en su oído y noté como su piel se erizó.
—Marcos, estoy embarazada, de un mes, es decir, de la Nations League. No quería soltártelo de esta forma y tampoco estoy segura de querer tenerlo. — volví a poner mi cara frente a la de ella y luego me separé cuando habló.
¿Qué?
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OFFSIDE -Marcos Llorente
FanfictionPara Alejandra el amor siempre había estado en un constante fuera de juego, hasta que llegó él, la única persona que la hizo entrar en el campo. Una historia de Marcos Llorente y de la selección española, mezclada con amor, risas y amistad.