Punto de vista de Alejandra.
Odio Rusia, odio la fiesta y odio el frío. Esto me pasa por salir de fiesta e ir completamente desabrigada, el cuello descubierto, las piernas descubiertas, todo descubierto, los chicos me lo dijeron.
"Alejandra ponte algo que te vas a costipar"Y Alejandra ni caso, porque es cabezota sí. Resumen de todo es que estoy la cama rodeada de kleenex y con una cara de muerta viviente mientras la selección entrena.
Cogí el móvil de la mesilla de noche y mandé un mensaje a Eric.
A la vuelta traete dieciocho paquetes de kleenex.
Dejé el móvil tirado por ahí por la cama y me tumbé en la cama bajo las sábanas blancas, algún que otro estornudo interrumpía mis pensamientos de la noche anterior donde por ahí estaba Marcos bailando bachata conmigo.
—venga va, Llorente. Eso no me lo creo. —le dije, Marcos me mira profundamente con sus ojos azules.
—bueno, tal vez sí que sepa un poco. Pero eso no significa que me vaya a poner a bailar aquí en medio. —me dijo. Alcé una ceja en cuestión.
—no me puedo creer que te niegues a bailar conmigo. —dije tomando un trago de vodka, sí, haciendo honores porque estamos en Rusia.
—cualquier chico de este planeta se moriría por bailar contigo ahora mismo, Alejandra. —me dijo, bebiendo de su refresco. Que este chico se toma en serio eso de que mañana entrena.
Lo de bailar conmigo me lo estaba diciendo él, al que hace aproximadamente dos horas que casi le como la boca delante de todo el equipo.
—Pero yo quiero bailar contigo, Marcos. Otra vez.
Comenzó a sonar "propuesta indecente" Este fue el mejor momento para tomar su mano y llevarlo hasta la pista, pegar su cuerpo al mío y bailar.
Me quería engañar el desgraciado, sabe bailar bachata a la perfección. Sus manos en mis caderas provocaban alguna extraña sensación en mí interior que yo no lograba entender del todo, pero me gustaba.
Una aventura es más divertida si huele a peligro.
Tenerlo tan cerca fue el mejor momento para analizar lo perfectas que son todas las facciones de su cara. Sus ojos azules fijos en mi y esos labios rosados que cualquiera mujer desearía besar, esos abdominales que estaban duros como una piedra y que se notan hasta por encima de la ropa. Marcos es una persona que con muchísima facilidad podría volverte loca.
Me alegro de haber bailado con él, y de que la temperatura subiera así puedo confirmar ya que he desprendido a Neymar de mi piel por completo, aunque sé que todavía sería capaz de ir volando a dónde esté, duele, pero sigo enamorada de él y sé que eso no cambiará. No cambiará aunque me haya acostado con Álvaro, ya se vio que estábamos en horas bajas ambos, él por el partido y yo por lo que vi. Las sensaciones que provoca Marcos en mí no son comparables a las que lleva causándome Neymar siete años.
Unos nudillos chocando contra una puerta me hacen salir del pensamiento y de las ganas de llamar a mi exnovio.
—Seas quien seas, pasa y dame kleenex. —dije con voz ronca y una tos por en medio.
Entró Marcos con una bandeja con una rosa, un cuenco y su sonrisa que siempre ilumina hasta el día más gris.
Se acercó a la cama y dejó la bandeja sobre ella y se sentó a mi lado, este chico es un amor.
—¿Que haces aquí? Deberías de estar entrenando. —le dije sonriendo. Desde que conozco a Marcos con él solo puedo sonreír.
—Ya, pero Eric estaba en el fisio y el míster me dio permiso para que viniera a cuidarte. —dijo sonriendo. —Te traigo, una rosa por ahí me dijeron que es tu flor favorita —Sonreí, la persona que se lo había dicho fui yo en aquella cena en Copenhague. —también un remedio casero para el resfriado es mano de Santo y también dos cajas de pañuelos.
—¡oh! Gracias, eres un maldito un cielo.
—Solo soy una estrella en ese firmamento, que no ves porque el brillo de otra estrellas te está cegando. —frunci el ceño ante lo que dijo.
—Marcos, no entiendo.
—Algún día, pequeña. Algún día lo entenderás. —dijo apartando un mechón de mi pelo de la cara. —Quizás algún día, el brillo de la otra estrella se apague y puedas ver el brillo de otra.
Unos nudillos chocaron contra la puerta del cuarto compartido por Marcos y yo, al abrirla el chico que tenía en frente de mi entró Carla con cuatro paquetes de kleenex, Dios como amo a esta chica.
—Bueno, ya sé que estás bien. Me voy más tranquilo. —dijo Marcos, se inclinó para dejar un beso en mi frente. —Te quiero.
Marcos se fue y me dejó con la mayor Marcale shipper de la historia. Madre mía lo que me tocaba aguantar.
—No vayas a empezar. —la señalé.
—Me explicas, me tienes que explicar el momento Marcale de anoche, o sea Eric y yo estábamos casi al borde del infarto pensando que os ibais a morrear. —me mordí el labio inferior recordando el momento de ayer bailando.
—Es que no sé. Todo es muy confuso.
—¿Por qué?
—Creo que me gusta Marcos, pero no quiero asumirlo, dado que siento que traiciono a Neymar.
—Qué vas a traicionar por dios, Marcos es un bombón que te trata como una fucking reina. Y si no lo ves háztelo mirar.
Me quedé pensando. Es cierto, algo siento por Marcos, no es normal todo eso, todas esas noches durmiendo con él encantada de la vida, la cita en Copenhague y todo lo que causa en mí. Me estoy volviendo loca y me da mucho miedo.
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OFFSIDE -Marcos Llorente
ФанфикPara Alejandra el amor siempre había estado en un constante fuera de juego, hasta que llegó él, la única persona que la hizo entrar en el campo. Una historia de Marcos Llorente y de la selección española, mezclada con amor, risas y amistad.