Capítulo 18

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Punto de vista de Alejandra.

Era sin duda el partido que más estábamos sufriendo de la Eurocopa, no estábamos jugando mal, pero es que Italia no paraba de hacer faltas y encima llegaban con dos toques a la portería de Unai Simón, menos mal que era un porterazo y paraba hasta al tío que le venía con las manos.

Miré de reojo a Marcos, que hoy no estaba a mi lado, estaba Robert, Adama y ya sí estaba Marcos.

Él miraba concentrado el partido y relamió sus labios, de repente las ganas de besarle me volvieron a invadir, joder estoy peor de lo que pensaba.

El partido se fue a descanso empatado, quería creer en mi interior que esto iba a acabar bien para nosotros, pero estaba muy difícil, aunque no imposible y sé que si hay alguien capaz de convertir en posible lo imposible son ellos.

En la segunda parte al minuto sesenta marcó Chiesa para Italia, sentí el corazón de todo el banquillo romperse y empezaron a decir que debíamos de ir haciendo las maletas porque esta noche volvíamos a Madrid.

Eso era algo que había hablado con Marcos, antes del beso claro. Si nos eliminan hoy, el viaje de vuelta nos deja a todos en Madrid y yo vivo en Sevilla, así que me ha dejado quedarme en su casa estos dos días hasta que nos toque viajar a Río, claro la situación ahora está como está.

España buscaba el empate y la verdad que estábamos dándoles un repaso a los italianos, el problema es el de siempre, el gol.

Había salido medio equipo en la segunda parte, incluso Marcos a jugar de centrocampista y Álvaro de delantero. En el ochenta cuando las esperanzas ya estaban caídas y los ánimos por el suelo, cuando ya asumíamos que nos volvíamos a España, Morata puso el empate a uno para llevarnos a la prórroga.

Carla y yo nos levantamos felices a abrazarnos diciendo que sí que podíamos pasar.

Claro que las cosas en la prórroga no se pusieron mejor, había marcado Italia en un error de Pau, que a veces se le olvida comunicarse con Laporte, por suerte el gol estaba en fuera de juego.

Una cosa bastante a destacar era la actitud del árbitro, que en los descansos siempre cortaba la contra, cosa que no puede hacerse, debe dejar terminar la jugada.

Todo se decidiría en los penaltis, Marcos y Eric volvieron al banquillo, se colocaron al lado de nosotras dos. Apreté fuerte la mano del madrileño que estaba a mi lado y nos miramos, el miedo, el sufrimiento estaba ahí, el sueño podía acabarse o continuar en el mismo momento.

Y así fue, cuando vimos que Álvaro falló el último penalti y Jorginho marcó para Italia, en ese momento quedamos eliminados de la Eurocopa, entramos todos cabizbajos en el vestuario, Pedri lloraba, Ferran lloraba y yo también lloraba. Daba mucha rabia todo.

—Venga, que esas lágrimas sean de alegría. Debéis de estar orgullosos de lo que habéis hecho, hemos llegado a semifinales. Bien jugado, estoy muy orgulloso de vosotros. —dijo Luis Enrique aplaudiendo.

Me acerqué hasta Pedri y le abracé, que rompió aún más a llorar en mi hombro, este chaval tiene dieciocho años y había jugado cada minuto de Eurocopa, era el futuro del fútbol.

La vuelta al hotel había sido complicada, todos estábamos cabizbajos. Habíamos recogido nuestras cosas y habíamos abandonado el hotel, fue raro estar con Marcos sin cruzar palabra.

Todos nos reunimos en el living y nos miramos tristes.

—Bueno, no quiero estemos nuestras últimas dos horas así de tristes, quiero agradeceros lo buenos que sois, y la forma en la que me habéis hecho sentir durante estas tres semanas, gracias por absolutamente todo, por cada desayuno, almuerzo y cena. Por todo. —dije casi con la lagrimilla saliendo. —No solo me llevo de esta competición un hermano y una mejor amiga, me llevo a una familia. Desde este instante renuevo un nuevo año con la selección española absoluta.

—Joder, Unai. Deja de llorar. —dijo Ferran dándole un pañuelo al portero.

—Es que yo también os quiero mucho. —dijo Unai.

—Ya pillaremos a los italianos en la Nations League. —dijo Azpi.

Al final todos acabamos dándonos un abrazo en piña, luego continuamos hacia el aeropuerto donde cogimos el avión de camino a Madrid, que dos horas después un autobús nos llevaría a la ciudad deportiva de Las Rozas.

—Ale, yo voy a por el coche. Espérame aquí. —dijo Marcos, habíamos hablado durante el viaje y seguía en pie nuestra aventura en Rio.

Me puse frente a Carla y Eric.

—Bueno, creo que aquí nos separamos. —dije torciendo la boca en señal de tristeza. —Carla, eres una chica increíble y quiero que sepas que estoy aquí para todo, que quiero que estemos en contacto todo el día y que me cuentes todo hasta si se te rompe una uña. Eric, sé que lo vas a petar en los JJOO, y que nos vamos a traer el oro.

—Te quiero. —dijo Carla abrazándome. —Por favor, piensa lo que te dije y escucha al de ahí adentro.

Asentí levemente y luego abracé a mi hermano, en ese entonces llegó Marcos en el coche, me monté en el audi Q3 negro en el asiento de copiloto. Marcos emprendió el camino hacia su casa.

—Da pena. —dije mirando la ventanilla. —Da Pena que se haya acabado la Eurocopa.

—Da pena que caminos se tengan que separar. —me miró cuando se paró en la puerta de su garaje. —incluido los nuestros en unos pocos días.

—Si escuchara a mi corazón igual no nos tendríamos que separar. —le miré yo también.

—¿Y qué te dice ahora mismo? —preguntó.

—Que te bese. —vi en sus ojos la iluminación de que él también estaba deseando de que le besase. —Pero no lo haré, porque solo sería seguir haciéndote daño. Solo con sentir algo por ti no me basta para tirarlo todo por la borda.

—Venga anda, vamos a entrar que te enseño mi casa y te presento a mis perros. —me sonrió y entramos por su garaje.

Cosas así son las que me gustan de Marcos, que siempre entiende todo, que no discute, que me comprende en todo momento. Creo que por eso le quiero.

OFFSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora