Punto de vista de Alejandra.
Después de haber pasado dos días en Río en el que solo salimos anoche para ver el carnaval, y cenar -una velada preciosa con vistas a Copa Cabana, por cierto-. Nuestro destino había aterrizado en Dubái, como yo no estaba incluida en el viaje con anterioridad, Marcos hizo algunas gestiones y fui incluida, obviamente como su novia que soy, no va a dejarme en Río.
—Ya verás la habitación del ático, no va a hacer falta que salgamos. —dijo en mi oído con voz sensual. Con este hombre a mi lado, no iba a salir nunca de una habitación, había descubierto un paraíso paralelo a los viajes y los monumentos y por nombre tenía "sexo con Marcos Llorente" y joder me volvía loca.
—Deja, hay que ver Dubái, este viaje cuesta una millonada. —Marcos hizo un gesto con la mano restándole importancia al dinero.
Había querido pagar mi parte del viaje con lo que había ganado de la Eurocopa, que no era poco, y madre mía solo había repuesto botellas, anda que si yo que sé me contratan como prostituta de la selección como a Ari y Eva en Wattpad -sí, he leído fanfics de la selección en Wattpad- hubiese ganado una millonada descomunal.
El ático era en una de las torres más altas de Dubái, lo estaba flipando, ni Eva ni Ari se pueden pagar esto, coño debo dejar de leer wattpad.
Al día siguiente de haber llegado a este paraíso, en el que Marcos ya estaba descubriendo lo desordenada que soy, iba recogiendo los mil libros que yo iba dejando, pobrecito lo tengo desquiciado, pero más desquiciada estaba yo buscando alguna editorial que me dejara hacer las prácticas, la única editorial fue en Barcelona lo que eso suponia que me tenía que ir a vivir con Eric, como siempre habíamos acordado de pequeños, pero ahora que se había casado no queria ser un incordio en su matrimonio, aunque hablé con ellos en la noche de ayer y me dijeron que estarían encantados de que yo estuviera allí. Por otro lado estaba Marcos y el dineral que supondría viajar cada semana a Madrid para verle. Esta mañana, había recibido una oferta de otra editorial en Madrid, así que Marcos me propuso vivir con él en su casa.
No podía aceptar esas prácticas en Madrid, tenía que irme a Barcelona tengo que hacer que esa promesa que hice con mi hermano cuando era mi mejor amigo se cumpla, aunque me muera por compartir mis días en Madrid con Marcos.
--Finalmente, Cuando vengas a vivir a Madrid todo va a ser mejor y te voy a comprar una camiseta del Atleti aunque no te guste. --dijo dándome un beso en la mejilla. No sabía como decirselo.
--En cuanto a eso, amor. Voy a hacerlas en Barcelona, ya he hablado con Eric. --su blanca sonrisa se cambió a un rostro serio.
--¿Por qué ? —preguntó sin comprender el por qué iba a hacer las prácticas lejos de él.
—Porque tengo que cumplir esa promesa, Marcos. Lo prometimos.
—Pero está casado, vive con su mujer. —dijo molesto. —¿te vas a meter allí?
—Ya he hablado y no les importa.
—¿y qué hay de nosotros, Alejandra? —dijo levantándose del sofá, me miró decepcionado.
—Iré a verte cada fin de semana te lo prometo. —dije tratando de que se tranquilizase.
—A mí las relaciones a distancia no me gustan, Alejandra.
—a mí tampoco, pero es mi hermano.
—¡y yo tu novio! —alzó la voz. —no puedo seguir aquí.
Finalmente salió del ático y me dejó con mil dudas en la cabeza.
(...)
Salí de casa a despejarme en Dubai, seguía sin saber qué iba a hacer con las prácticas. Si hacerlas en Barcelona y vivir con mi hermano o si las hago en Madrid y vivo con mi novio.
Vivir Eric y yo, era un sueño que tenemos desde que nacimos. Ahora estaba tan cerca de cumplirlo, pero realmente no sabía si era lo que quería. Vivir con Marcos ahora se había convertido en otro sueño. Desde lo que pasó en Río y que decidiéramos intentar estar juntos, para ello probamos convivencia en Dubai.
Llegué al ático que teníamos en una de las Torres más altas de Dubái, no me quejo para nada, desde que me había rodeado de futbolistas estaba rodeada de lujos, vivo una vida de Ensueño y más con Marcos, que me trata como una reina.
—Amor, ya he llegado. —dije cuando entré. Lo más seguro es que Marcos no estuviese, porque habíamos discutido antes de que saliera.
Respeto su decisión de querer estar conmigo a todas horas, pero a él le costaba más entender que yo estuviera hecha un lío porque me estaba obligando a elegir entre Eric y él.
Al llegar al salón me encontré una cajita pequeña, con una nota.
Pequeña, siento mucho haberte metido tanta presión con venirte a vivir conmigo a Madrid. Perdóname.
—No hace falta que me escribas ninguna nota, ya estás perdonado. —dije, porque sabía exactamente que estaba detrás.
—Te debía una disculpa. —dijo acercándose a mí, dejando un beso en mí mejilla. —Lo siento mucho, pequeña. Entiendo perfectamente que te quieras ir a vivir con Eric a Barcelona, es lo que siempre habéis soñado y se habéis llevado mucho tiempo separados. Además lo nuestro puede funcionar de igual manera. Si Marta Díaz y Sergio Reguilón pueden, nosotros no vamos a ser menos.
De su bolsillo trasero sacó una pequeña cajita.
—¿Qué es esto? —dije mirando la cajita incrédula.
—Las llaves de mi casa en Madrid, para que cuando vengas no tengas que llamar como si fueras una extraña. —sonreí.
—No voy a ir a ningún lado.
—¿cómo? —preguntó extrañado.
—Que sí, que me quiero ir contigo a Madrid. Que voy a hacer las prácticas allí. —sonrió. Por esa sonrisa moría yo, sus ojos azules brillaban más que nunca y estaba derritiéndome. —Pero tienes que estar seguro, porque con lo maniático que eres del orden, vamos a discutir mucho.
El tomó mis mejillas mientras sonreía al borde de mis labios.
—Eres un desastre no hay más que ver cómo están tus libros tirados por todos lados. Me pone nervioso. —se ríe. —Pero más me pones tú.
Me reí, porque ya sabía lo que había.
—Ummm, estoy pensando que estoy hay que celebrarlo. —le puse una sonrisa maliciosa.
—yo creo que sí.
Juntó nuestros labios y me cogió para llevar hacia la habitación, para celebrar que por fin éramos una pareja aún más consolidada.
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OFFSIDE -Marcos Llorente
ФанфикPara Alejandra el amor siempre había estado en un constante fuera de juego, hasta que llegó él, la única persona que la hizo entrar en el campo. Una historia de Marcos Llorente y de la selección española, mezclada con amor, risas y amistad.