Tú, antes que nadie © [Completa]

Capítulo 7

7

Tenía la pajilla entre mis dedos mientras batía con fuerza el batido de chocolate que tenía sobre la mesa.

Podía escuchar la voz de Michael al lado mío mientras entablada una conversación con Monik. Pero siendo honesta, mentiría si yo dijera que estaba al tanto de lo que decía. Porque no. No era así. Ni siquiera escuchaba sus palabras. Mi concentración estaba por completa en Noah. En como sus manos se ceñían a la delgada cintura de su insoportable ex novia. En como le hablaba al oído mientras acariciaba su ropa de animadora. En como sonreía cuando los ojos azules de Karla se fijaban en los suyos. En la manera en que sus dedos se enroscaban en sus mechones azabaches y jugaba con ellos como si fuera la octava maravilla del mundo.

Pero juro que de todo aquello, lo que más me revolvía el estómago era ver como su mirada se encontraba con la mía y luego volvía a caer en la pelinegra constantemente. Era como si quisiera mostrarme de lo que yo me perdí por rechazarlo. Como si me restregara en la cara que yo podría estar ahí. Que yo podría ser Karla si no fuera tan estúpida.

Así se la había pasado por tres días seguidos después de leer el mensaje que le envíe. Era claro que yo había tocado su ego y por eso eran esas actitudes gélidas hacia mí. Porque sí, ni siquiera me miraba en clases, y mucho menos me hablaba. Yo era una desconocida para él. Me ignoraba de la misma forma que ignoró a la chica de aquella vez.

Respiré profundo, intentando no correr hacia Noah y pedirle perdón, suplicarle que volviera a poner su atención en mí y que dejara de fingir que yo era una extraña. Y lo hice solo por una razón. Mi mejor amigo. Michael me había regañado durante todos esos días por intentar hacerlo, y me prohibió, siquiera, pensar en él. Era muy injusto de su parte. Claro que sí. Pues él sí estaba siendo correspondido por la chica que quería. En cambio, yo, estaba sufriendo otra vez porque Noah me ignoraba. Lo más duro de todo era que ya había conseguido su atención, pero la perdí por haber querido hacer las cosas correctas con él.

Por tonta perdí una oportunidad maravillosa con mi crush.

Mi propia cabeza no dejaba de echármelo en cara.

Gruñí con frustración y me levanté de la silla. No reparé en ver a nadie. Yo solo quería largarme ya de ahí. Pasé por un lado de la mesa donde se encontraba Noah y Karla. Ya no podía soportar más el hecho de verlos juntos. Era una escena cruel para mis pobres ojos y para mi débil corazón. Menos con esa impertinente vocesita en mi cabeza que no dejaba de repetir que yo era la única culpable de que eso estuviese sucediendo.

Llegué a la salida de la cafetería, y de inmediato, el fuerte viento movió bruscamente mi cabello. Levanté la vista, intentando apartar los mechones que tapaban mis ojos. Con torpeza visualicé las nubes grises que decoraban por completo el cielo. El sol, que habitualmente se mantenía en la ciudad en esa época, estaba desaparecido. En su lugar se encontraba una débil llovizna que erizaba mi piel y enviaba escalofríos en mi espalda y brazos.

Coloqué mi mano en la frente para impedir que las gotas de lluvia aterrizaran en mis párpados mientras me aproximaba a las instalaciones del colegio. Avancé despacio por el pasillo chocando con algunos alumnos que corrían hacia otras aulas. Por fin llegué a mi destino. Abrí la puerta y el olor a hojas viejas se impregnó en mis fosas nasales, haciéndome sentir más relajada. Miré de reojo al joven bibliotecario y avancé a los estantes, buscando algún libro que me ayudara a olvidar todo el caos que había dentro de mí. Leer era mi única terapia en ese entonces.

Mientras veía libro por libro memorizando sus nombres, con el rabillo del ojo visualicé movimiento. De inmediatamente, detuve mi inspección y mi vista cayó en aquello que llamó mi atención. Porque sí, yo podía estar abrumada pero jamás dejaba de lado ese deseo inminente de querer saber lo que pasaba a mi alrededor. «Ser chismosa» le llamaba Michael.