Capítulo XXII

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Por fin llegó el día de la cena de empresa. En el trabajo todo el mundo hablaba de ello. Sería más que una cena cualquiera ya que habría mucha gente. La mayoría los empleados aunque, por lo que Will me había comentado, también habría socios e inversionistas en la cena ya que compartían negocios con este.

Por la tarde me fui a la peluquería. Quería estar radiante. Por lo que había leído, era una cena de etiqueta de noche por lo que había que ir bastante elegante. Decidí que me rizaria el pelo, pero no de cualquier forma. Le pedí expresamente a la peluquera que me hiciera unas ondas waves. Me encantaba ese peinado.

Cuando salí de la peluquería me dirigí a casa. Allí terminaría de arreglarme.
Cuando llegué, decidí maquillarme lo primero. Me senté en mi tocador y comencé a maquillarme. Decidí pintarme los labios de un rosa clarito y los ojos de color verde ya que mi vestido era de dicho color.

Tras acabar de maquillarme, me dirigí a mi armario. En este estaba colgado el vestido que usaría: un vestido verde oscuro de tirantes finos, de satén, largo hasta los pies que tenía una abertura en un lado. A juego me pondría una sandalias doradas y plateadas y, como joyería, unos pendientes de oro de tamaño intermedio de los cuales caían varias perlitas.

Tras ponerme todo esto, cogí un chal y me lo puse sobre los hombros. Cogí el bolso y salí de casa.

Mientras bajaba en el ascensor, sonó mi teléfono. Decidí cogerlo. Era Will.

-Dime cielo.

-¿Cómo vas? Yo estoy ya aquí, la gente está empezando a llegar.

-Estoy yendo hacia el coche, llegaré pronto. -dije llegando al coche y montandome.

-Vale, estoy deseando verte. Tengo que colgar, te quiero

Sonreí.

-Y yo a ti. Hasta ahora.

-Hasta ahora.

Colgué el teléfono y me até. Conduje hacia el lugar hasta llegar. Era un sitio exclusivo, un gran hotel enorme que tenía muy buena fama. Al llegar cerca, me bajé y le di las llaves al aparcacoches. Tras esto, caminé hacia la entrada.

Cuando entré, me acerqué a la recepción a preguntar por donde se iba. Allí, amablemente, me indicaron que debía continuar todo recto y girar a la izquierda.

Tras esto, caminé en esa dirección. Al llegar, había un hombre que me pidió el nombre para ver si estaba en la lista. Al ver que estaba, me dejó pasar. Cruce aquella puerta y comencé a caminar hacia unas escaleras enormes. Desde allí pude ver a Will, el cual estaba junto a Diego. Ambos me miraron embobados mientras yo bajaba dichas escaleras con plena seguridad en cada paso que daba.

Cuando llegué abajo, pude mirar de frente a ambos, los cuales no podían apartar su mirada de mi. Antes de yo poder acercarme, alguien se me acercó. Era Jose.

-Woaw Marina, te ves espectacular. -dijo sonriéndome.

-Muchas gracias, tu también te ves muy guapo. -dije sonriéndole.

-Bueno, si me permites, ¿Te apetece que vayamos juntos a por una copa de champagne? -dijo sonriéndome.

Asentí. Jose me dió su brazo y yo me enganché a él. Pasamos por delante de Will y Diego.

-Buenas noches señores. -dije sonriéndoles a ambos.

-Buenas noches. -dijo Jose.

-Buenas noches. -dijeron ambos a la vez.

Seguimos caminando pero, de repente, una camarera nos paró y nos dió una copa. Me solté del brazo de Jose.

-Al final no hizo falta que nos fuéramos a por ella. -dije riéndome.

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