Capítulo XXXVI

9 1 2
                                    

Los días pasaban rápidamente. Después de aquello, al poco tiempo, Diego y yo decidimos volver a intentarlo. Diego se mudó conmigo a casa para estar más cerca y retomar más fácilmente la relación. Era un buen hombre, me quería por encima de todo y había sido el hombre de mi vida por muchos años. A partir de ese momento, intentaría con todas mis fuerzas que todo volviera a ser como siempre y, por supuesto, intentar sacar a Will de mi vida. Resultaba gracioso. Anteriormente, quería borrar a Diego de mi vida pero ahora era Will el que tenía que desaparecer.

Un día como otro cualquiera, en la oficina, iba en dirección a secretaría para hacer unas fotocopias. Mientras caminaba por el pasillo, escuché jaleo. Me acerqué a la zona para ver que estaba pasando. Cuando logré hacerme hueco entre la gente vi a Will, arrodillado, pidiéndole matrimonio en medio de la oficina a su chica. Me quedé en shock. Totalmente en shock. Diego me miró y al ver mi expresión, suspiró. El sabía que algo no iba bien. Decidí volverme rápidamente al despacho sin asimilar lo que acababa de ver. Detrás de mi, rapidamente, vino Diego el cual entró y me miró.

-Marina.

-Dime.

Diego me miró.

-Te voy a hacer una pregunta y quiero que seas totalmente sincera.

-¿El que?

-Tu lo amas, ¿Verdad?

-No, claro que no.

-No lo niegues más, por favor... Lo sé todo, lo intuyo... -dijo mientras varias lágrimas caían de sus ojos.

Me quedé en silencio.

-¿Por qué Marina? ¿Por qué él? -dijo mirándome.

-Diego yo lo quiero pero no...

-Lo amas Marina. Deja de negártelo a ti misma. Lo amas con locura y no soportas que haya otra mujer a su lado. Te resignas e intentas hacer como si nada pero te rompe el alma verlo con ella. Dime ya que lo amas, dímelo. Rómpeme ya el corazón.

Me acerqué a él y le cogí del brazo mirándole a los ojos.

-No sé si lo amo, lo quiero mucho ¿Vale? Me ha dejado en shock ver esa imagen. Pero lo que teníamos se acabó, se acabó ya hace mucho tiempo.

Diego me miró y se giró, llorando. De un momento a otro, le soltó un puñetazo a la pared.

-¡No me mientas más! -dijo llorando.

Le paré antes de que volviera a dar otro y le cogí de las mejillas.

-Por dios Diego, ¡Te he amado siempre más que a mí propia vida! ¡Te he amado en los mejores años de mi vida! ¡Te he extrañado de todas las formas posibles! ¡Íbamos a tener un hijo, maldita sea! ¡Fuiste el primero y el único durante años y años! ¿De verdad te pones así porque te digo que lo quiero? ¿Como quieres que no lo quiera si ha formado muchos años parte de mi vida? ¿Como quieres que no sienta nada si hasta hace poco el era el hombre con el que compartía mi vida?

Diego me cogió también de las mejillas.

-¡Pero lo amas! ¡No lo quieres, lo amas!

-¡Deja de sacar las cosas de contexto!Entre él y yo no va a ver nada más.

Diego bajo sus manos a mí cintura, pegándome a el totalmente.

- Dime algo ¿No sientes nada por mi Marina, verdad? Cuando hacemos el amor, ¿Piensas en él? ¿En cuando te besaba? ¿En cuando te miraba?

-¡Claro que no! Yo te quiero Diego, te quiero demasiado.

-¡Pero no me amas!

-¡Si, te amo pero a mi manera! ¡ Pero ayúdame! ¡Ayúdame a amarte de la misma manera que antes! ¡Ayúdame a perder la cabeza de nuevo por ti! Ayúdame y te juro, te lo juro que seré tuya por siempre. Ayúdame a dejar de sentir, ayúdame. -dije apoyando mi frente en la suya mientras varias lágrimas caían.

De un momento a otro, sin esperarlo, Diego me besó apasionadamente. Lo que ninguno de los dos sabíamos es que Will había visto todo desde detrás de la puerta.

Tras el beso, nos separamos un poco y nos miramos.

-Tenemos que irnos lejos Marina. Es la única forma de que volvamos a ser uno. Si el sigue en nuestras vidas nunca podremos estar bien.

Le miré mientras varias lágrimas nos caían de los ojos.

-Tienes toda la razón. Dame un poco de tiempo antes de irnos... Unas semanas... No se, necesito hacer muchas cosas aún.  -dije acariciándole la mejilla.

Diego me miró sin decir nada. De un momento a otro, me dió un pequeño mareo. Gracias a dios estaba en sus brazos por lo que el me tenía sujeta. Simplemente, apoyé mi cabeza sobre su hombro.

-Marina, ¿Estás bien? -dijo Diego preocupado.

-Si. Sólo se me fue un poco la cabeza.

-¿Estás segura?

Asentí.

-¿De verdad? ¿Quieres ir al médico?

-De verdad estoy bien, no es necesario. -dije sonriendo levemente.

De un momento a otro, Will abrió la puerta, interrumpiéndonos.

-Perdón, veo que interrumpo algo.

Nos separamos rápidamente.

-No interrumpe nada, señor. -dije mirándole.

Diego se mantuvo en silencio.

-Eh verá, Diego y yo queremos felicitarle por su compromiso.

-Asi es. -dijo Diego.

-Muchas gracias. -dijo sonriendo.

-¿Necesitaba algo? -dijo Diego.

-Vengo por los papeles que te mandé fotocopiar Marina. ¿Los tienes?

-Ah, lo siento no he podido ir, iré ahora mismo y se los llevaré a su oficina. -dije mirándole.

-Déjalo, no es necesario, yo mismo iré. Tengo que ir de todas formas. -dijo acercándose y cogiendo la carpeta.

-Puedo hacerlo yo si no tiene tiempo señor.

-No tranquila, yo mismo iré. -dijo sonriendo.

Tras esto, se acercó a la puerta.

-Bueno, hasta luego. -dijo saliendo y cerrando.

-Adios.

-Hasta luego.

Ambos nos miramos. Diego me abrazó.

-Mira... No quiero que me malinterpretes Diego, yo siempre te he querido. Tu sabes que nuestra conexión es muy profunda. -dije en sus brazos.

-Lo sé... Perdóname por ponerme así, por favor... Perdóname... -dijo acariciando mi espalda.

Negué.

-No pidas perdón. Mira vamos a hacer borrón y cuenta nueva, ¿Si?

Diego asintió y me dio un beso corto. Tras esto se fue a su oficina. Cuando era hora de salir, pasó por mi oficina y nos fuimos juntos a casa en su coche.

Ya en casa, cuando entramos, dejé mis cosas en la entrada. Varios instantes después, noté como Diego pasaba sus brazos por mi cuerpo, abrazándome y quedando mi cuerpo contra su espalda.

INMARCESIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora