-Bueno Marina, pues nada. Te dejo con el señor García, yo tengo que irme a preparar unos informes.
-No si yo también me voy, tengo trabajo.
-Bueno hasta luego. -dijo Will yéndose.
-Hasta luego. - dije mientras salía detrás de él y me dirigía hacia mi oficina.
Diego venía detrás de mi, siguiéndome. Llegué a mi oficina y el entró detrás de mi.
-Tenemos que hablar. -dijo cerrando la puerta con pestillo.
-Tu y yo no tenemos nada de que hablar Diego García. -dije posando mi bolso encima de la mesa.
-¿Que estás haciendo aquí Marina?
-No, eso me pregunto yo, ¿Que haces aquí tu?
-Soy abogado.
Reí.
-No puede ser.
-Si Marina si.
-¿Desde cuándo?
-Cuando rompimos decidí centrarme en la vida, tener un mejor futuro... Fue difícil pero lo logré.
Suspiré.
-¿Y como llegaste a parar a este bufete?
-Conocí a Will por casualidad, en una reunión de inversionistas y a partir de eso nos hicimos amigos.
Le miré sin decir nada.
-¿Tu qué haces aquí? Pensé que tú sueño era ser médico.
-Pensabas mal. No he vuelto a pisar un hospital desde aquel día. -dije apoyándome sobre la mesa.
Diego me miró y suspiró.
-Marina yo... Yo creo que necesitamos hablar.
-Mira Diego, tú y yo no tenemos nada de que hablar. Por desgracia hemos coincidido aquí, tu eres mi jefe porque estás por encima y ya. La única relación o conversación que vamos a tener va a ser por el tema laboral, nada más.
Diego se acercó a mí y tomó mis manos.
-Perdóname, necesito tu perdón para vivir, es lo único que necesito escuchar.
Le miré sin decir nada y solté mis manos de las suyas. Me giré dándole la espalda.
-Yo sé que estás dolida por mi culpa, necesitamos cerrar esta herida ya Marina. Por los dos.
Una lágrima cayó de uno de mis ojos. Rápidamente me la sequé y me giré.
-Diego, no me importas. Ya no me dueles. Si el otro día reaccioné así fue porque era un mal día para vernos. No me lo esperaba y yo estaba sensible.
-Marina no niegues lo innegable.
-Diego, no te quiero ni te odio, me causas indiferencia. Lo único que nos unía se murió, entre tú y yo no hay más lazos. Olvídame, pasa página de una vez.
Diego se acercó y me cogió de la mano.
-¿Como puedes decirme eso sí yo sé que aún me quieres? Tu maldita mirada te delata Marina al igual que me delata a mí la mía. Yo no te olvido, tu eres la mujer de mi vida, de mi maldita vida joder, yo aún te quiero...
-Pero yo a ti no García, yo no te quiero. Lo nuestro terminó, no me molestes más. -dije acercándome a la puerta que conectaba nuestras oficinas y abriéndola.
Diego me miró.
-Vete Diego. Vete ya.
Diego suspiró y salió por la puerta.
La cerré de un portazo y varias lágrimas cayeron rápidamente de mis ojos. ¿Que iba a hacer? ¿Debería comentarle esto a Will?Intenté calmarme así que sequé mis lágrimas. Me retoqué el maquillaje delante del espejo que tenía en la oficina y salí de ella. Ya era la hora del descanso. Me acerqué hacia la cafetería y pedí un café solo. Al rato vino Jose el cual se sentó a mi lado como siempre y comenzamos a charlar. Al momento aparecieron Diego y Will juntos. Iban hablando de sus cosas. Ambos me miraron. Yo les saludé con la mano y, enseguida, seguí hablando con Jose.
Al momento, después de coger un café, Diego y Will se sentaron en la mesa de al lado.
-Marina.
-Dime Jose. -dije sonriendole.
-¿Haces algo esta noche?
Will, quién estaba escuchando la conversación porque estaba en la mesa de al lado, empezó a toser ya que se le atragantó el café al escuchar eso.
Le miré de reojo y aproveché para mirar a Diego, el cual miraba la situación expectante.
-No, en principio no, ¿Por qué? -dije sonriendole y dándole un trago al café.
-Verás, igual te parezco antiguo o algo así pero tengo dos entradas para ir al teatro y pensaba que igual te apetecía venir conmigo. -dijo sonriendome.
Will soltó un suspiro y cerró los ojos apretándolos, sabía que me encantaba el teatro y no iba a poder decir que no a eso.
-¿Antiguo? ¿Bromeas? Me encanta el teatro, me fascina. Iré encantada contigo. ¿Donde nos vemos? -dije sonriendo.
-¿De verdad? Pues paso por ti si quieres a tu casa. -dijo sonriéndome.
-Perfecto, ¿A qué hora?
-A las 7.
-Genial. -dije sonriéndole.
Terminamos nuestro café.
-Te acompaño a tu oficina. -dije sonriendole.
El me sonrió.
-Vale, genial.
Nos levantamos de la mesa. Miré a Will y a Diego. Ambos me miraban si sacarme el ojo de encima, se les notaban los celos en los ojos.
-Con permiso, señor García, señor Park. -dije sonriéndoles y yéndome con Jose.
Ellos dos se quedaron hablando mientras nos íbamos.
Las horas pasaron. Ya casi era hora de irme a casa cuando de repente, alguien llamó a la puerta
-Pase.
Will entró y cerró la puerta. Se sentó en la silla de enfrente de mi.
-¿Necesitas algo?
-¿De verdad vas a ir con él al teatro o solamente lo has dicho para ponerme celoso?
Reí.
-Claro que voy a ir con él al teatro, tú sabes que me encanta. Él es solo un amigo.
-Un amigo que quiere algo más contigo Marina.
Me levanté de la silla y me acerqué a él. Me senté encima de sus piernas y le miré.
-No sabía yo que tú eras tan desconfiado... Sabes de sobra que no va a pasar nada, yo no quiero nada con el.... Créeme. -dije cogiendo su mejilla y acariciándola.
Will me sonrió.
-Es que... Me fastidia que vayas con el... Yo te puedo llevar también...
-Tu ahora eres mi jefe y no podemos levantar sospechas... Ah, deberías de trabajar más tus expresiones faciales, casi te da un ataque de celos en la cafetería. -dije mirándole a los ojos.
-Dijiste que no querías jugar al juego de los celos y eres la primera que lo hace. -dijo mirándome a los ojos el también.
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INMARCESIBLE
RomansEs la parte 2 de "Dos corazones en juego" pero se puede leer sin necesidad de haberse leído la primera parte. La historia comienza seis años después del incidente. Marina es una mujer ya, hecha y derecha. Estudió para ser azafata y ganarse algo de d...