Capítulo XXX

9 1 4
                                    

-No quiero jugar... -dije susurrando.

Will rió levemente.

-Está bien... Entonces nuestra relación será estrictamente profesional. -dijo susurrando y separándose de mi.

Abrí los ojos y me giré para mirarle. El ya se había sentado en su sitio. Me acerqué a él, apoyando mis manos sobre dónde se apoyaban los brazos en su silla y quedando así enfrente de él.

-¿Es eso lo que quieres Will? -dije susurrando.

Will pasó una de sus manos por mi cintura, acercándose a mí pero sin levantarse, sentado.

-Me encantaría verte sufrir por mi... Aunque creo que no va a ser el caso.

Pasé una de mis manos por su mejilla.

-Cariño. -dije sonriendo.

Will se mantuvo en silencio durante unos instantes y paso su otra mano libre por mi cara mientras que con la de la cintura me sujetaba firmemente.

-¿Cariño? -dijo susurrando.

-Yo no voy a sufrir pero, ¿Tu podrás soportarlo? ¿Podrás soportar mi indiferencia?

Will se rió y clavo su mirada en la mía.

-¿Podrás tu soportar la mía? ¿Podrás soportar ver el hombre que te has perdido?

-Yo no he perdido... Tu sigues aquí... Y yo sigo aquí... -dije pasando mi mano libre y colocándola encima de su corazón.

Will suspiró levemente y me miró a los ojos mientras colocaba la mano que sostenía mi mejilla encima de la mía, que estaba encima de su corazón.

-Te sacaré de aquí aunque sea lo último que haga en el mundo Marina. Te lo aseguro. Te vas a arrepentir de lo que hiciste, te lo juro. Te has perdido al hombre perfecto. -dijo susurrando.

Miré a Will sin decir nada.

-Puedes retirarte Marina. -dijo mirándome.

Me quedé en silencio y me separé de él, acercandome hacia la puerta. Antes de salir, Will añadió:

-Te recomiendo que te bajes la falda.

Me giré y le miré. El me sonrió cínicamente y bajé la falda. La llevaba un poco subida de más. Salí del despacho de Will y me dirigí al mío. Ahí me puse a darle vueltas al tema.

Ya en la noche, cuando Jose pasó a buscarme, nos fuimos de fiesta. Nos lo pasamos genial. La verdad es que ambos acabamos demasiado borrachos así que pedimos un taxi. Jose me acompaño a casa en este y cuando llegamos, bajamos de este.

-Oiga espere, que me tiene que llevar a mi a casa pero voy a acompañar a mi amiga a la puerta. -dijo José al taxista.

Tras esto, nos acercamos al portal.

-Bueno Marina, pues nos vemos mañana. -dijo de manera que casi no se le entendía de la borrachera que llevaba encima mientras sonreía.

Saqué las llaves del bolso y comencé a intentar abrir la puerta. No daba pie con bola. Jose se rió al ver esto.

-Anda que vas buena.

-Pues anda que tú. -dije riendo levemente.

Jose rió. Por fin fui capaz de abrir la puerta así que miré a Jose.

-¿No quieres tomar la última en mi casa?

-¿Como? -dijo mirándome.

-Que si quieres follar.

INMARCESIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora